CAPÍTULO TREINTA

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PETRA

Durante la madrugada Levi la visitó con intenciones de negociar y llegar a un acuerdo. Antes de que el azabache llegara, se sentó sobre el sofá para leer un libro, que no le interesaba en absoluto pero que fue el único elemento que encontró para distraerse. Reiner estaba sentado sobre el otro sofá mirando un torneo de atletismo por televisión. Levi no se molestó en tocar la puerta, simplemente ingresó al departamento.

— Simular que te interesa la sociología no es tu talento, Petra —espetó soberbio. Petra cerró su libro y lo miró ofendida—. Ahora que tengo tu atención, tenemos que hablar.

Reiner no les presta atención, siguió en su mundo pero sacó de su bolsillo un mechón de cabello castaño y ondulado que pertenecía a Sasha.

—Imagino que vienes a hacer un trato ¿Acaso ya te cambiaron por un perro?

Petra apartó el libro a un costado.

—Ella jamás me traicionaría.

No negaba que las actitudes de Levi le daban lástima. El inmortal no aceptaba la realidad.

—¿Cómo lo sabes? Ambos se aman por una maldición pero cuando acabe puede que tus sentimientos cambien y vuelvas conmigo.

—Mi clan jamás pertenecería al tuyo. No eres más que una embustera resentida, Petra.

—¿Resentida? Escuché esa definición salir de la boca de otra persona —dirigió su dedo índice a su mentón, simulando pensar—. Ya recordé, Annie fue quién me dijo resentida. Justamente cuando el pelirrojo abrazó a Mikasa.

—¿Terminaste? No vine aquí para hablar de ese idiota.

—Le dices idiota a una persona que...

—¡¡Petra déjame escuchar la televisión, carajo!! —exclamó Reiner con molestia—. ¡Es mi día libre!

A Petra le importó poco y nada el reclamo de Reiner pero antes de tirarle el libro que sus manos anteriormente sostenían, prefirió reprimir ese deseo y seguir con la plática.

—Bien ¿Cuál es el trato?

—Quizás tengas razón con respecto a la maldición pero mientras perdure,  Mikasa me importa más que mi existencia —declaró Lebi. A Petra no le gustó en absoluto su declaración—. Así que vengo a proponerte un trato justo. Mikasa debe vivir, jamás tuvo una vida normal pero yo estaré dispuesto a dársela porque la amo.

La fémina se cruzó de brazos sin comprender el punto de Levi.

—¿Qué intentas decirme?

¿Levi estaba dispuesto a sacrificar todo por Mikasa? ¿Sólo para que la chica tenga una vida normal?

—Si dejo de amar a Mikasa cuando la maldición finalice, me iré contigo —Levi no sonó convincente—. Pero debes asegurar que le perdonarás su vida.

Reiner apagó el televisor, no se esperaba una buena respuesta de su líder.  

—Hecho.

Seguramente esperaban que se negara pero prefirió aceptar ya que tenía un plan B en caso de que Levi no cumpliera.

—Recuerda que es un trato —le advirtió Levi—. Si llegas a acercarte a Mikasa no dudaré en matarte a ti y al último de tu clan.

De todas maneras, Levi sabía perfectamente que no cumpliría lo acordado, así que no había razón en intentar llegar a un acuerdo. Levi jamás la amó, Petra finalmente aceptó esa realidad, aunque a veces era difícil. Pero ella seguía sintiendo cosas por él. Jamás olvidó los buenos y escasos momentos que pasó a su lado cuando lo conoció. Sin embargo, ahora no se consideraba un obstáculo para Levi, sino que había uno nuevo. Uno el cual Levi debía enfrentar, y no se trataba de Eren, ahora era Floch. 

Sweet BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora