CAPÍTULO SIETE

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MIKASA

La fémina abrió los ojos con lentitud pero no se encontraba en la habitación de Levi. Sus ojos contemplaban un cielo totalmente estrellado, pero algo no era normal. Estaba acostada sobre la mitad de una calle. ¿Acaso era un sueño? ¿Esto es real?

Podía sentir la humedad del suelo, como si una tormenta hubiera pasado con anterioridad. Trató de incorporarse para observar mejor su alrededor y pudo reconocer el pueblo dónde vivía. Las casas eran similares a Sina y cada infraestructura también.

Examinó su atuendo con determinación. Tenía un vestido negro que cubría sus rodillas pero no poseía calzado, llegándose a preguntar porqué sus pies descalzos no se afligian por el frío de la carretera.

Extrañamente un susurro masculino se escuchó detrás de ella, reconociendo el mismo como una voz masculina. Una voz reconocible que no escuchaba hace años. Volteó con la esperanza de encontrar a esa persona pero sus pupilas únicamente divisaron una maleta tirada en el suelo. ¿Acaso le pertenecía? 

Con lentitud avanzó tres pasos y se agachó para notar que la maleta estaba manchada de sangre. Sin embargo, retrocedió al percatarse que dentro del equipaje algo se movía. La única idea alocada que cruzó por su cabeza consistía en que probablemente una rata estaba atrapada. No obstante, tomó la decisión de arriesgarse a abrir aquel extraño elemento, pero una extraña y espesa neblina inmediatamente comenzó a rodearla. Inesperadamente no supo en qué momento se encontraba acompañada, ya que una persona de túnica roja que cubría totalmente su cuerpo y cabeza avanzaba lentamente en su dirección. La única parte que podía observar eran sus ojos rojos brillantes, porque la oscuridad ocultaba su identidad.

Un escalofrío recorrió completamente su cuerpo. Los ojos rojos la escrutaban con mucho desdén como si quisiera algo que poseía. Pudo notar que unos delgados mechones cortos color rojizo, similar al rubí, resaltaban los costados de aquel rostro. Desafortunadamente antes de preguntar quién era, aquella persona se acercó rápidamente para tomarla del cuello y repetir una frase que la marcaría de por vida.

—Bienvenida al clan —espetó su contraria mientras sus colmillos crecían y acercaba su boca para morderla.

Antes de sentir la mordida, despertó desesperadamente asustada. Solo era una pesadilla, no debía preocuparse y no había manera de que el peligro la acechara, porque Levi la protegería. Lamentablemente, no tenía compañía en la mañana porque el azabache estaba ausente.

Se dirigió al baño para tomar una relajante ducha, higienizarse y vestir ropa nueva, pero su rodilla derecha le dolía, dificultando su caminata. Sin embargo, no se sorprendió cuando encontró dos marcas de colmillos en aquella zona. Evidentemente, Levi no era experto en elegir dónde morder. 

Desinfectó la herida y sin más tardar bajó rumbo a la cocina donde Ymir cocinaba y preparaba los desayunos.

— Ah, Hola —saludó la pecosa sin apartar su mirada de los huevos revueltos que cocinaba—. Siéntate Mikasa...

La azabache asintió con la cabeza y obedeció sentándose en una de las sillas; colocando ambos brazos sobre la mesa.

—Buenos días —también saludó pero con timidez—. ¿Necesitas ayuda?

—No, claro que no —respondió Ymir amablemente—. Escuché cuando despertaste y decidí prepararte el desayuno. Fueron orden estrictas del enano

¿Enano? Definitivamente se refería a Levi.

—Gracias —agradeció ocultando su risa—. ¿Dónde están los demás?

—Historia y Annie se encuentran con Hange —Ymir volteó, dejando una taza de café sobre la mesa—. Como Annie estuvo ausente, Hange la ayudará a retomar sus tareas.

Sweet BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora