Segundo trimestre y Marcy sentía que estaban aún a principios de año. El tiempo realmente transcurría rápido.
Pero algo si había cambiado. Ella se dirigía a la biblioteca escolar, para su habitual "sesión de estudios" o eso pensaba que era.
Los primeros días del mes ese era su objetivo pero después de unos días, se percató de que cierta joven castaña también asistía a esas horas de la tarde para estudiar.
El primer día que la había visto, casi decide salir corriendo de la biblioteca. Anne simplemente se encontraba con el libro de biología en sus manos, en una de las mesas del fondo, completamente concentrada en los estudios.
Desde ese momento Marcy siempre acostumbraba a asistir a esas horas, aunque los primeros minutos normalmente se dedicaba a mirarla un rato, y no entendía el por qué. Después de unos segundos el libro llamaba su atención y comenzaba a hacer lo que debía, estudiar. Esa ya era su rutina cotidiana.
Al llegar hoy, encontró a Anne en la misma mesa de siempre. Su cabello amarrado en una pequeña coleta le quitaba el pelo de delante de la cara aunque eso no evitaba que cayeran algunos mechones del cabello desordenados en el rostro, garabateaba en su cuaderno y de vez en cuando arrugaba la nariz o se mordida la lengua, cuando no comprendía algo.
Eso fue mucho para la azabache, quién duró unos minutos más de lo normal observándola, hasta que por fin se obligó a mantener sus ojos en el libro de texto.
Marcy estaba sentada en una mesa apartada de ella y debía estudiar. Mañana tendría un examen de inglés y esa era su peor materia. Ella lograba pasar las asignaturas con notas aceptables mientras que Anne era una de las mejores estudiantes del salón, considerando que las dos duraban las mismas horas estudiando en la biblioteca.
Cuando por un segundo la materia la venció, suspiró audiblemente y abrió su cuaderno de dibujo. Se perdió en su mundo dibujando simplemente lo primero que le llegaba a la cabeza.
Duró casi media hora así y de un momento a otro sintió a alguien tras ella. Volteó asustada y se encontró con una despreocupada Anne, que observaba su dibujo.
—Tú...¿Qué haces aquí?—Preguntó y, al ver que la castaña no dejaba de mirar el dibujo, intento cubrirlo con los brazos ya que no le gustaba que vieran sus dibujos.
Era como si husmearan en su diario, aunque no tenía uno.
—Dibujas bien—Comentó entrecerrando los ojos, intentado ver la hoja que Marcy cubría—.¿De quién son los ojos?
Cuando le preguntó aquello, Marcy sintió como su estómago caía. Alzó los brazos y observó, horrorizada, que era cierto lo que había dicho la otra chica. Plasmado en la superficie blanca había unos ojos delicados y con algunas sombras en el iris. Sus cejas eran delgadas, el color de los ojos de una intensa tonalidad oscura y de inmediato Marcy, aunque el dibujo fuese en blanco y negro, pudo imaginarlos de un azul brillante y suave. Apretó los puños, frustrada, volteó a ver a la chica un poco irritada.
—De nadie, me los acabo de inventar—Sonrió falsamente y Anne pareció creerle. Se acercó más a ella y sujeto el cuaderno de actividades de Marcy, antes de que la azabache pudiera hacer algo al respecto.
—Eres mala en inglés. Así no se escribe "Photograph"—Le indicó, alzando una ceja, y Marcy se encogió de hombros.
—El inglés no es lo mío.
—Pero la banda que te gusta canta en ese idioma—Tenía un punto y Marcy se quedó en silencio, esa chica sabía como sacarla de sus casillas.
—No importa. De todas formas suspenderé el examen—Le dijo volviendo a lo suyo, sorpresivamente Anne colocó el cuaderno en la mesa y se inclinó sobre ella, para hacer un ejercicio.
—Aquí...es "foot" no "food". Una simple letra puede cambiar el significado de una palabra—Comenzó a hablarle mientras escribía, su letra era hermosa y sus manos muy pequeñas y delicadas.
La chica con el rostro sereno y la blusa blanca de vuelos parecía un ángel. Marcy la observó durante unos segundos, pero después comenzó a escuchar lo que explicaba e increíblemente entendió.
—Oh, ahora tiene sentido—Dijo abriendo los ojos, la castaña rodó los suyos.
—Deberías de ser tonta y ciega, para no entender—Dijo, antes de apartarse y volver a observar a Marcy a los ojos.
La más baja comenzó a sentirse nerviosa por el escrutinio de la mirada azulada.
—¿Qué? Ya me insultaste así que ya puedes irte—Le retó y los ojos azules de Anne comenzaron a arder.
—Claro, cuando también te ayudé.
—Pero no por ser amable—Devolvió, cruzándose de brazos.
—Cierto. Lo hice porque me estaba dando lástima las estúpidas caras que hacías, al no entender nada—Confesó inconscientemente y con eso dejó a Marcy muy sorprendida ¿Ella la estuvo observando?—.Por esa razón, tú y tus amigos están como están.
Al momento de escucharla, la sorpresa (Y bueno, sí. La pequeña emoción que había sentido al escuchar aquello) pasó a ser rabia. Se levantó y enfrentó a la castaña.
—Si estamos así es por culpa de tus amiguitas y los imbéciles del salón, que no saben cómo tratar a la gente—Le dijo a la cara y por un momento la castaña se apartó de ella.
Habían terminado muy cerca de la otra y Marcy se sentía avergonzada por aquello pero intentó no demostrarlo.
—No es nuestra culpa que ustedes sean un blanco fácil. De todos modos, yo nunca hago nada—Se defendió, dándose la vuelta.
—¡Pero burlarte de nosotros y no hacer nada al respecto es casi lo mismo!—Gritó a sus espaldas y Anne simplemente la fulminó con la mirada, antes de tomar sus cosas y salir de la biblioteca.
Marcy suspiró frustrada, dejándose caer en la silla. No entendía el por qué pero, Anne Boonchuy la colocaba de los nervios.
Y lo peor era aquel...¡Aquél maldito dibujo! No tenía ni idea de lo que había pensado al dibujarlo pero definitivamente no era en aquella chica de ojos azules.
Ella era una niñita mimada de papá y igual que hace unos meses atrás en el primer día de clases, volvió a comprobar su teoría. Esa chica definitivamente era una estúpida, al igual que sus amigas.
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Rivales - Marcanne
RomansMarcy Wu comienza la secundaria sintiendo las burlas de sus compañeros, entre un grupo de chicas que la fastidian conocerá a la popular Anne Boonchuy. Comenzará una rivalidad entre ellas, llegando a odiarse a muerte. O al menos eso es lo que ellas p...