Capitulo 13

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Una semana después y se encontraba sentada en una de las mesitas de madera que había en la feria. Sus amigas habían ido por algodón de azúcar y Marcy se había quedado a cuidar el puesto. El parque de diversiones era magnifico. Todos parecían estar pasándolo bien, a excepción de Marcy, que llevaba estos días deprimida. Aún recordaba el rostro de Anne, tan roto y en verdad parecía muy golpeada por las palabras que le había dicho Marcy. La azabache se arrepentía mucho.

Lo peor de todo es que después de aquella pelea se había encontrado con ella. Al igual que otras veces, la había fastidiado con sus amigas, sólo que había algo diferente. Cuando la estaba insultando, no tuvo ni una vez la oportunidad de observar sus ojos fijamente, Anne siempre parecía evitarlos o de alguna manera la insultaba desde lejos, sin querer acercarse.

Ya comenzaba a desesperarse, porque Marcy quería ver ese color azul océano que le quitaba el aliento. Se sentía cómo una necesidad, una ridícula necesidad de ver esos ojos para poder estar en calma consigo misma. No había ayudado en nada el nuevo pensamiento acerca de querer besarla.

La quería besar y eso la asustaba, era otra necesidad que le hacía temblar de pies a cabeza cada vez que la veía. Observaba el rostro de Anne y sin poder evitarlo, los ojos se le iban a su boca, tenía los labios más hermosos del mundo y Marcy solamente tenía unas desesperantes ganas de morderlos y besarla hasta que le dolieran sus propios lados.

Suspiró ¿Qué carajos le estaba sucediendo? No creía que fuera muy normal, el soñar todos los días con la misma chica y desear besarla. Más si no era su amiga, más bien lo contrario. Era la chica que le hacia la vida imposible y allí estaba Marcy, suspirando por la castaña.

Cada vez más, las palabras de Anne hacían eco en su mente "¿No será que estás enamorada de mi?" Y la verdad, Marcy intentaba convencerse de que no era así, imposible. No, era una locura. (I Won't Say I'm in Love empieza a sonar)

—¿Marcy, estás bien?—Preguntó Maddie, acercándose a su amiga.

Llevaba una gorrita de oso en la cabeza, que había ganado en unos juegos.

—Sí, claro—Mintió mal, sabia con antelación que si le contaba a sus amigos respecto al problema, ellos comenzarían a delirar.

—¿Quieren ir a las tazas giratorias?—Preguntó Sasha al llegar, había rastro de azúcar en sus labios.

—¡Será divertido, vamos!—Animó Maddie, jalando a Marcy y a Terri de las manos, hasta llegar a la atracción y montarse en ella.

Estaban bajándose de las tazas cuando vieron a lo lejos al grupito, parecía la realidad despotricada sobre la suerte de Marcy. Todo le salía mal, y para joder más las cosas allí estaba Anne, igual de hermosa que siempre. Llevaba un vestido negro y un gancho en su cabello, reía mientras iba de la mano con Andrias y entrelazaba su brazo con el de Ivy. Quería besarla, que la tierra tragara a Andrias. Era una gran idea rondando en su cabeza, soltó un gran suspiró y tomó a Maddie de la mano, quería alejarse de ellos.

—Maddie, ¿Quieres ir a la montaña rusa?—Preguntó con una sonrisa a su amiga, ella parecía feliz.

—¡Claro!

—Vamos todos—Dijo alegremente Terri y las cuatro fueron a la atracción, dejando a los otros atrás.

Marcy logró respirar tranquila por unos segundos, eso hasta que fueron a comprar palomitas y casualmente allí estaba Anne. Tenía que ser una cruel broma de la escritora, ¿no? (Vuelvo a decir que las coincidencias no existen, al menos aquí)

De inmediato los ojos de Anne la vieron, pero no apartó la mirada, sin dejar a Marcy ver sus ojos color océano por más de un segundo. Bufó irritada y se río un poco, al ver cómo Sasha intentaba darle de comer las palomitas, lanzándoselas, pero estas chocaban en su nariz.

Pero ella sólo podía observar a Anne. La azabache sonreía mientras lamia un helado de menta, más el estómago se le revolvía al verla dándole besos a su novio. Parecía querer tragárselo con el helado y a Marcy casi le entraron arcadas.

Ella quería besarla y borrar el sabor de ese idiota de los labios de Anne. Le dolía el pecho, a horrores, sentía una fuerte opresión en el corazón y otra vez los ojos le ardían. "Mierda, mierda, mierda", maldecía una y otra vez. Sus manos temblaban he intentó ignorar la escena que se desarrollaba frente a ella.

Habló un rato con sus amigas, charlaban de cualquier cosa pero cada tanto volteaba a ver a Anne, la castaña ahora estaba sentada en el regazo de Andrias mientras el chico le besaba el cuello.

Dolor y enojo. También odio hacia el chico, pero más que todo, enojo contra Anne. No sabía por qué se sentía así, tan mierda. Todo le dolía, era horroroso y ella no encontraba explicación de su comportamiento. Se levantó bruscamente de la silla, sus amigos la observaron preocupados. Marcy llevaba toda la semana rara y parecía que está noche estaba peor que nunca.

—¿Está todo bien, Marcy?—Preguntó Terri, claramente preocupada por su amiga he intentó tocarle el hombro, pero Marcy se apartó delicadamente.

Mostró una sonrisa forzada, pero no podía engañar ni a un ciego.

—Claro...sólo...sólo necesito ir al baño—Dijo observando con suplica a sus amigas, para que la dejaran marcharse sin pedir explicaciones.

—Bueno, si tardas mucho pensaremos que el inodoro te tragó—Intentó bromear Sasha y recibió una débil sonrisa de su amiga.

Marcy caminaba rápido, intentando alejarse de la asquerosa pareja que había en la mesa cercana a ella. Fue hasta detrás de unas carpas de franjas rojas y no se había dado cuenta, pero apretaba los puños tan fuertemente que sus nudillos estaban blancos. El dolor seguía, le encogía en corazón, y ahora no sabía que hacer. Comenzó a pensar en los ojos color océano, en su risa, sus labios. Oh mierda. Ahora sentía sus mejillas húmedas y al abrir los ojos vio cuál era la razón, estaba llorando.

—¿Qué...? ¿Por qué yo...?—Intentó explicarse así misma mientras secaba sus lagrimas con el dorso de la mano, se sentía muy ridícula.

¿Por qué lloraba? ¿Qué era esté dolor? Ella nunca lloraba, llevaba años sin hacerlo y esperaba que así hubiera quedado, no lloró ni cuando murió su adorado hámster.

Llorar apestaba, de seguro le ida a doler la cabeza y lo peor era que no sabía por que lloraba. (Marcy, abusas de ser tan ciega)

Todo era culpa de Anne Boonchuy. Ella era quién la hacía confundir, querer besarla, darle un golpe, abrazarla hasta romperle los brazos y besarle todo el rostro. Todo a la misma vez. Todo por culpa de esa maldita castaña de la cuál estaba jodidamente enamorada. Abrió los ojos, sorprendida. No. Mierda. No podía, no podía, o ya lo estaba, era tarde, eran dos años tarde, se había jodido.

—No...—Murmuró entre dientes mientras ahora las lágrimas calientes caían con más intensidad.—¿Era por eso? ¿Enserio? ¿Al final, ella tenía razón?

Se preguntó así misma. Al parecer, Anne Boonchuy siempre iba un paso por delante de ella.

Tenía razón, Marcy estaba celosa cada vez que la veía besar a su novio.

Siempre la miraba todo el tiempo porque la ama, sus ojos la volvían loca sólo porque la amaba, sus palabras siempre dolían el doble porque la amaba tanto, que los insultos de Anne la herían profundamente y siempre la encontraba increíblemente atractiva, todo porque estaba enamorada de Anne.

Se dejó caer en la grama y rodeó sus rodillas con sus brazos, los jeans y las mangas de su camiseta se estaban mojando por el rocío del césped.

¿Desde hacia cuánto? ¿Cuándo fue a pasar de detestarla a amarla?

Conclusión: Ella nunca la odió, ella odiaba estar tan colada por Anne. Por eso en primer año creía detestarla, pero en realidad era todo lo contrario.

Duró una hora llorando todo lo que no había llorado durante dos años, desde que conocía a Anne. Lloraba por haber sufrido, lloraba porque ella tuviera novio y por lo que más lloraba, era porque Anne no sentía absolutamente nada por Marcy, que no fuera desprecio y odio.

A Marcy nunca en su vida se le ocurriría decirle, además, seguro sacaría provecho y se burlaría de ella el resto de los años que le quedaban.


Definitivo, amar era una mierda y la azabache, ya tenía claro eso.

Rivales - MarcanneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora