Extra 1

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Anne odiaba llegar tarde a clases, menos si sería durante su clase favorita, la de ingles. No había dormido dormido muy bien ayer, le costaba pegar ojo en la noche y terminó leyendo sentada en su cama, despertándose más tarde de lo acostumbrado. Cruzó la entrada, esquivando ágilmente a los estudiantes en el pasillo para llegar al salón. Un pequeño pensamiento le llegó

¿Dónde estaría Wu?

Hizo una mueca, sin entender muy bien el por qué debía pensar en ella. Desde el inicio de clases le sucedía, de vez en cuando la azabache de ojos esmeralda acudía a sus pensamientos. Era absurdo, ella no se implicaba directamente con la chica, simplemente observaba a Ivy fastidiarla a ella y sus amigos. Nunca intervenía, solo sonreía a su mejor amiga. Además, Wu era de cierta manera...irritante para Anne, su presencia la alteraba. Por ello no la defendía de las constantes burlas que recibía, igual la azabache podía defenderse. Y también, no quería perderse el adorable rostro que hacía la azabache cada vez que peleaba con Ivy.

Se detuvo en pleno pasillo.

¿Qué acababa de pensar?

Sacudió la cabeza, debía de ser el sueño. Fue nuevamente en camino a su clase, ahora rezando para no cruzarse a la perdedora de Wu en todo el día. Pero la mala suerte le dio un patada mental, al entrar por la puerta y pedir disculpas por su retraso, allí estaba. Suspiró fastidiada, no entendía el por qué, pero en verdad no quería ver a Marcy. El único asiento libre era una junto a la azabache, la castaña estaba pensando en simplemente dejarlo ser, ni que fuera a hablarle. Solo la tendría que soportar esta clase, era al parecer la única que compartirían hoy.

Mientras caminaba varios chicos la miraban embobados, ella sonrió coquetamente ya que en secreto disfrutaba un poco saber que la encontraban linda. Se fijó brevemente, no quería darle importancia, la azabache estaba con el rostro escondido tras un libro alzado. Anne arqueó una ceja ¿Qué pretendía? Tomó asiento mirando al frente, captando todas las explicaciones de la profesora Edalyn. Anotaba lo apuntes limpiamente en su cuaderno.

Después de unos veinte minutos, por la vista periférica, observó un pequeño movimiento a su izquierda. El asiento donde estaba Marcy. Sin querer parecer interesada le lanzó una mirada de reojo, abrió los labios sorpresivamente al verla. El libro que cubría el rostro de Marcy había resbalado de la mesa, dejando ver a una azabache dormida. Anne se sorprendió ¿Quién podría dormir en clase de inglés? Si le materia era maravillosa, Anne no podía creerlo.

La azabache había cambiado de posición entre sueños, estaba con los brazos cruzados sobre la mesa y la cabeza recostada en ellos, con el rostro hacía Anne. La castaña la observaba sin darse cuenta, aún con parte de su atención en la clase. Marcy dormía con los labios entreabiertos y su cabello ligeramente revuelto por el movimiento, un mechón azabache cubría su frente. Respiraba lentamente y parecía muy tranquila.

Después de una hora, todo la atención de Anne se la había ganado la imagen durmiente de la azabache, ni ella se había percatado de aquello. De lanzarle miradas fugaces había pasado a observarle fijamente, con la barbilla apoyada en su mano.

Un pensamiento tonto llegó a la castaña: Marcy Wu era muy linda. Al menos al dormir, Anne se justificó. La observaba descaradamente, su rostro, cejas, labios y ese adorable mechón de pelo cruzándole el rostro.

Detuvo su respiración rápidamente al ver a Marcy arrugando la nariz, sintió un incómodo cosquilleo en su estómago al pensar que la azabache la pillaría mirándola, pero se removió un poco hasta que finalmente cambió de posición escondiendo la cara entre sus brazos. Inconscientemente la castaña frunció el ceño, rápidamente frustrada, por no tener más la visión del rostro de Marcy dormida.

Después se dio cuenta de lo tonto que era aquello y decidió volver a ver la clase, un poco confundida por su actitud. Abrió los ojos al ver la pizarra repleta de oraciones y conjugaciones que no entendía muy bien, había perdido el hilo de la clase y por ello no comprendía que tema estaban viendo. Maldijo interiormente e intentó guiarse por su libro de texto.

—Señorita Boonchuy—Le llamó la profesora, sonriendo. Anne era una de sus mejores estudiantes y necesitaba que diera el ejemplo.—¿Podría pasar a la pizarra para completar la siguiente oración?

Anne tragó fuertemente, mirando lo que decía en el pizarrón sin tener idea alguna.

—Yo...disculpe, profesora. No...entendí muy bien, no sabría cómo ¿Podría volver a explicarlo, por favor?—Dijo con el rostro ardiendo, todos la observaban sorprendidos y la profesora se mostraba igual.

—Por supuesto, veamos si esta vez puede lograr comprender, señorita Boonchuy—Dijo amablemente dirigiéndose a explicar la conjugación en el pizarrón nuevamente.

Anne asintió, copiando todo y queriendo dejar de sentir vergüenza por lo ocurrido. A su lado Marcy hizo un pequeño ruidito entre sueños, Anne se obligó a sí misma a no voltear a verla.

Ya a pocos minutos de terminar la hora de inglés, la peor clase que había tenido hasta ahora, volvió a ver a Marcy que, increíblemente, seguía dormida. Anne le fulminó con los ojos, recogiendo sus cosas y queriendo salir lo más pronto posible. Culpando a Marcy de lo sucedido en clases, todo era culpa de ella, por ella la castaña le caía tan mal.

Al escucharse la campana salió de primera, sin importarle ver si la azabache despertó, estaba enojadísima con ella. Todo era su culpa, idiota Wu. Aquel pensamiento la acompañó todo el día, incluso aquella noche minutos antes de dormir. Le fue mal en su clase de ingles todo por culpa de Marcy Wu y su tierna forma de dormir, arrugando la nariz y haciendo ruiditos adorables ¿Qué estudiante dormía durante clases?

Si la azabache hubiera estado despierta en la clase, nada de eso hubiera sucedido. Sí, todo era culpa de ella. Lo que Anne no comprendía era que no tenía sentido echarle la culpa a Marcy. Era de ella misma por lo que, sin ser consciente, comenzaba a sentir por la chica. De todas formas, Anne empeoraría con el pasar de los días, solo quedaba desearle suerte.

Rivales - MarcanneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora