Capitulo 10

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Al fin era jueves, eso quería decir que faltaba un día para el viernes y pronto el tan anhelado fin de semana. Marcy se encontraba un poco más feliz, de alguna forma. Últimamente sentía una ventaja sobre Anne, y era molestarla.

Seguía sin comprender por qué la castaña terminaba rabiando, pero cada vez que Marcy le hablaba lindo a una chica o era muy coqueta con un chico, Anne la miraba como si fuera a jalarla por los pelos.

Hoy en la mañana, en el laboratorio de biología, había sido alucinante, bueno no del todo, ya que terminó con un encéfalo de vaca en su cabello.

Ella tenía de compañera de mesa a Andrea, la única chica linda de su clase. Nunca habían hablado mucho pero hoy decidió ser muy encantadora con ella y, extrañamente, la chica le habló muy animadamente. Recuerda aún cuando dijo un comentario sobre sus ojos y la chica se sonrojó. Marcy se felicitaba interiormente, no sabía que tuviera algún tipo de talento para coquetear y menos con las chicas.

Miró divertida cómo en toda la clase Anne cortaba el encéfalo prácticamente clavando el cuchillo en la tabla mientras observaba a Andrea, luego la fulminó con la mirada a ella y Marcy prefirió mantenerse alejada. Había sido el colmo cuando Andrea, con más confianza, había dejado un beso en la comisura de los labios de Marcy, al despedirse. Antes de que pudiera hacer algo, Marcy sintió un objeto pegajoso en su cabello. Era un tentáculo del animal que acababan de disecar y Andrea también tenía varios pedazos.

Anne estaba riendo con sus amigos he hizo una cara de "Yo, no fui" tan falsa, que por esa razón Marcy no le dijo nada. Pero igual seguía feliz, porque al salir y limpiarse, cuando volvió se encontró con que Andrea estaba hablando con un amiga suya a lo lejos y Anne debía de ser quién ayudara a la mayor.

Le pareció perfecto, duró una hora entera escuchando los insultos de la castaña cuando ella se equivocaba y también cómo rodaba sus ojos, sus hermosos ojos. El problema era, que después de aquella burbuja, cayó en la cuenta de todo ¿Qué mierda estaba haciendo?

No intentaba llamar la atención de ella, sólo que le gustaba fastidiar a Anne porque era muy perra con sus amigos. Si, si, debía de ser la razón. O eso mismo se dijo mientras iba al salón, para su sorpresa no encontró a ninguno de sus amigos ¿Dónde podrían estar?

Intentó ir por los pasillos, buscándolos, y decidió ver en el campo de fútbol. Los tres estaban allí, observando a los chicos entrenar y todos, incluso Andrias, lucía bien con el uniforme azul y el casco. Maddie comía unas papas de su bolsa mientras sus piernas estaban estiradas hacía delante, Terri y Sasha charlaban distraídamente de temas triviales.

—No sabia que iban a estar aquí—Dijo sentándose junto a Sasha y observándolas.

—Claro, se supone que hoy dan los resultados. Todos debemos estar aquí y ustedes, que son mis fieles amigos, también—Dijo la rubia, encogiendo los hombros. Después se acercó un poco más, susurrando.—Además, creo que tengo un flechazo por el defensa.

Se refería al chico de cabello castaño y ojos verdes, ese era Alex. Marcy aún lo recordaba, ya que fue él quién una vez el año pasado tomó una foto cuando estaba bañada en pintura, obviamente por una broma de Anne.

—¿Alex? Es un idiota—Afirmó la chica y hizo una mueca.

—Tú también te fijas en la castaña idiota y yo no te digo nada. Gustos son gustos, querida—Dijo cruzándose de brazos y mirado divertida a su amiga, que tenía un rubor delatándola en las mejillas.

—Yo no me he fijado en nadie—Rebatió Marcy, muy a la defensiva, y Terri se río en su cara.

—Oh, para nada, chica babeo por la castaña en uniforme, lo dejaste bien claro—Robó una papa de la bolsa de Maddie y esta se quejó.

—Ustedes imaginan cosas donde no las hay—Rodó los ojos y fue hasta sentarse junto a Maddie, mientras Sasha negaba con la cabeza.

—Sólo recuerda que es una perra y siempre será una perra, Marcy. Es su naturaleza—Recordó Terri, pero su amiga lo ignoró, Marcy podía ser muy cabezota. (Y tanto)

—Una gran zorra, al igual que Ivy— Murmuró para ella misma, pero casi de inmediato su amiga peliblanca giró para encararlo.

—Ivy no es una zorra—La defendió Maddie y todos la observaron como si hubiera enloquecido. Un poco más consciente de sus palabras, intentó arreglarlo.—Bueno...no lo es tanto.

—¿Estamos hablando de la misma Ivy? La que siempre se burla de ti, la que nos hace maldades y cada vez que sonríe ahuyenta a un pájaro ¿Esa Ivy?—Preguntó Terri, abriendo los ojos con horror, su amiga no podía estar hablando enserio.

—Su...sonrisa no es tan fea—Maddie se cubrió el rostro con las manos y agitó la cabeza.—Ignórenme, chicas. Hoy estoy un poco tonta.

Al poco rato comenzaron a llegar las chicas por los resultados de la audición. Sasha tuvo que bajar hasta el campo para poder escuchar mientras sus amigas la esperaban en las gradas.

En realidad, Marcy había estado muy distraída tumbada en las gradas y mirando el cielo, tanto que no se percató de la gran entrada que hizo Anne con sus amigas cómo las reinas del lugar. Pero, aunque no supiera que ella estaba allí, Marcy seguía pensando en ella. Sus ojos azul océano que la traían loca, la forma en la que arrugaba la nariz, cómo mordía sus dedos cuando estaba nerviosa o aburrida.

Se maldecía por saber tanto acerca de aquella chica engreída, incluso aún peor recordaba que había escuchado mencionar que su serie favorita era Pretty Little Liars. En las vacaciones, sin entender el por qué, se había visto las primeras temporadas. La serie era bastante buena, pero le molestaba el hecho de que la hubiera visto sólo por ella. Estúpida, estúpida.

—¡Marcy!—Escuchó que una de sus amigas le gritaba algo.

No le dio tiempo ni de observar a su amiga cuando sintió algo estrellándose contra su cabeza, era un balón de fútbol, y prácticamente la punta se le había clavado en la sien. Marcy comenzó a ver rojo mientras sentía el dolor recorrerle toda la cabeza, sus ojos no enfocaban y veía puntos negros en su campo de visión. Intentó levantarse, pero cayó de rodillas en una de las gradas y sintió cómo una de sus amigas, seguramente Maddie, la tomaba por los hombros. Sólo fue capaz de ver una piel morena acercándose, antes de caer inconsciente.

Dormía y desgraciadamente, al igual que varios meses, estaba soñando con Anne. Sus ojos azules mirándola con cariño y ellas dos saliendo, simplemente como si fueran amigas de toda la vida, pero siempre despertaba cuando ella se comenzaba a acercar a Anne.

Marcy despertó, respirando pesadamente, y al levantarse de inmediato sintió una punzada en la cabeza, perdió el equilibrio y cayó rendida en el colchón. Estaba en un cuarto limpio y ordenado, había un pequeño armario metálico y un bebedero. Era la enfermería, ahora que la azabache lograba recordar, le habían lanzado un balón. Seguro se trataría que en uno de los pases, alguien había apuntado mal y bueno, le había dado a ella. En ese mismo instante, una señora de piel oscura y ojos dulces, entró al cuarto. Llevaba una bata y un pequeño cartel de identificación en ella.

—Al fin despiertas, jovencita. Tenías a todo el mundo preocupado—Dijo colocando una bolsa de hielo en su cabeza, Marcy la sostuvo.

—¿Cuánto tiempo llevo inconsciente?—Preguntó, confundida, aún le quedaban las clases de la tarde.

—Casi todo el día, faltaste a muchas clases y su mejor amiga tuvo que irse, antes de que el director la retara—Respondió, sonriendo.

—¿Mejor amiga? ¿Ella se quedó aquí, conmigo?—Preguntó, sin saber si se refería a Maddie, Sasha o Terri, ya que las tres eran sus mejores amigas.

—Sí. La chica parecía muy preocupada y se notaba que la quiere mucho, pero tuvo que irse porque ya estaba perdiendo muchas clases—Le dio un analgésico y un vaso de agua, Marcy no lo dudó y tomo la pastilla.

Se sentía feliz, ya que tenía unas amigas tan increíbles. Esperaba no haberse perdido mucho y después recordó donde estaba aquel momento exacto, cuando le pegó el balón. Casi todo el grupito de Anne la había visto hacer el ridículo, seguro cuando viera a la castaña esta se burlaría de ella durante todo lo que quedaba de año. Enterró el rostro en la almohada y suspiró. Aún no podía creer que estaba soñando con Anne, pero esa era la cruda realidad de Marcy. Y tendría que comenzar a acostumbrase a ella.

Rivales - MarcanneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora