Por fin llegaron las vacaciones de verano, tendrían mucho tiempo libre, aprovechando aquello, la chica rubia invitó a los chicos ir a su casa para ver películas.
Mientras estos llegaban, la más baja preparó bowls con dulces, palomitas y vasos con refrescos. Estaba emocionada por pasar una tarde tranquila con los más altos. El timbre sonó y con una gran sonrisa dibujada en su rostro, fue a recibir a los dos.
—Hola chicos—una sonriente Yachi abriría la puerta. —¡Yachii!—el de pelo naranja abrazaría a la nombrada con su típica energía y sonrisa. —Bienvenidos—ya acostumbrada, río levemente. —¡Sí!—dijo emocionado el chico de antes. —S-sí...—respondió con un leve rubor el de pelo azabache.
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Ya una vez se acomodaron los tres en el sofá, buscarían una película en Netflix. Primero mirarían las películas de "Tendencias de ahora", pararon en una llamada "#Vivo", aparentemente era una película de zombies, es decir, de terror. Yachi dijo "No", pero los dos chicos se miraron, "Oh no" pensó la rubia, estaban decididas.
—El primero que llore, grite, se queje o pida quitarlo, se pierde—habló el más alto. —¿Y el castigo? —Ser el sirviente del otro por una semana —Que sea también de Yachi—pidió el anaranjado mirando a la chica. —Me parece bien —Hecho
Tras el apretón de manos y con un largo suspiro, la más baja puso la película.
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Al inicio estaba bien, el protagonista solo jugaba a videojuegos, igual no daba tanto miedo como pensaban, pero vaya, comenzaron los problemas, aquellas criaturas ya estaban apareciendo y no eran verdes y lentos, para nada; sus ojos lagrimeaban sangre, la ropa estaba rota, los cuerpos casi amputados y para mejorar las cosas, eran rápidos.
Yachi se escondió en si misma al ver el primer zombie, pero Kageyama y Hinata no apartaban la mirada de la pantalla a pesar de tener miedo, aunque quisieran llorar o gritar, les dolería más perder la apuesta.
Había muchas escenas de tensión y por mucho que se asustaran, no podían reaccionar. Kageyama ya tenía heridas en sus manos de tanto apretarlas, sus uñas se estaban clavando, y Hinata seguramente tendría heridas en sus muslos y brazos por lo mismo, clavarse las uñas.
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Conforme transcurría la película, dudaban más de que terminara bien, había momentos tranquilos. Otros de tensión y otros que ni siquiera mirar. Para la suerte de Yachi, la película terminó, fue eterna para ella, los dos chicos se miraron.
—¿Quién ganó?—preguntó el de ojos marrones. —Claramente yo —¿¡Qué?! ¡Ni grité! —¡Pero casi lloras! —¡Por qué me dio pena la mujer! —¡Pero casi lloras! —¡Parad!—gritó la rubia soltando después un largo suspiro—Ninguno perdió...
Los chicos se miraron y con una pequeña sonrisa dijeron a la vez "Está bien" abrazando a la más pequeña que temblaba por el miedo de la película.
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