Por fin el de pelo ceniza volvería de su gira, año y medio paso fuera de casa y al fin estaría de vuelta.
Bueno, Yuki vivía con Shirabu, pero por su trabajo pasaba horas fuera de casa o tenía horarios muy extraños, ni siquiera coincidían.
Pero eso noche sería diferente, Semi volvía de su tour y Shirabu saldría a una hora normal, eso sí, el pobre Yuki tenía que hacer la cena.
Busco algo fácil de hacer, era el castaño quien solía cocinar, pero esa vez se propuso realizar la mejor cena que ambos comerían, o eso quería hacer.
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Una vez busco recetas compro lo necesario y lavo sus manos, se puso un delantan y comenzó con la cena.
Primero hizo el arroz, después un poco de carne y pescado, fruta noodles y las salsas para acompañar. Era su primera vez, pero sintió que le salió todo bastante bien y bueno.
Limpio y recogió, Shirabu le dijo que ya fue a buscar al otro, se puso nervioso y apurado fue a ducharse.
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Por culpa de la humedad del baño y de sus pies junto con el nerviosismo, se acabó resbalando e impactando contra la esquina de una mesa, se paralizó durante unos segundos debido el golpe, pero se recuperó, revisó la zona y no vio nada importante, era en la zona de las costillas, así que pensaba que solo le molestaría por el impacto.
Recogió la casa, puso la mesa, se vistió y justo la puerta principal se escuchó abrirse. Emocionado corrió hacia los recién llegados y se lanzó a los brazos del más alto.
—¡Semi!—lo llamó con lágrimas. —Tan lindo como siempre—el nombrado limpió las lágrimas mientras sonreía enternecido. —Huele bien—dijo Shirabu con una leve sonrisa. —¡Hice la cena! —¿Enserio? —¡Sí! —Gracias—agradeció agrandando la sonrisa.
Dejaron las maletas de Semi y los tres fueron al comedor, Yuki sirvió la comida y nervioso espero a que los otros dos probaran la comida. Una vez lo hicieron se miraron en silencio algo en Yuki le hizo pensar que fue una catástrofe y aquello sabía mal.
—P-puedo pedir unas pizzas... —¿¡Qué?! ¡No! ¡Está muy bueno!—alabó el de pelo ceniza. —¿Cuándo aprendiste a cocinar?—curioso preguntó el castaño. —L-lo hice antes de que vinierais... —Yuki está delicioso—dijo Semi sonriendo.
Los ojos del mencionado se iluminaron y emocionado comenzó a comer. Felices comían mientras el mayor contaba sobre su gira y los otros dos sobre lo que hicieron esos 18 meses.
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Con ayuda de Shirabu, Yuki y él recogían la mesa mientras el otro se duchaba. Ya una vez en la cama fue cuando Yuki notó el dolor del golpe y soltaba algún quejido con dolor preocupando a los chicos.
—Yuki, ¿qué pasa?—pregunto preocupado el mayor. —Antes me di un golpe me duele ahora... —Déjame mirar—también preocupado le pidió Shirabu. —Bien...
Con cuidado y lentamente levantó su camiseta y vaya, si que fue un gran golpe, había un poco de sangre y la zona estaba con diferentes tonalidades.
—Si que debe doler... —Sí... —Espera, voy a curarlo —Jope... —Cosas de tener un médico en casa—dijo entre risas el mayor. —Cierto...
Shirabu ingresó a la habitación con cosas para curar la herida, para ser sinceros, Yuki no aguantaba muy bien el dolor así que acabo casi llorando, y encima sintió que fastidio la bienvenida del chico por su torpeza.
—Duele... —Lo siento...—apenado se disculpó el castaño. —Shh...ya está...—intentó tranquilizar Semi dando un pequeño beso en la cabeza ajena.
El alto abrazó con sumo cuidado para calmarlo mientras acariciaba la cabeza de Shirabu que miraba apena al chico que sollozaba.
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