Shiro no pasaba por su mejor momento, ya iba a terapia, y según su médica estaba mejorando y le quito los antidepresivos y la medicación para dormir.
Debido a su depresión tuvo que dejar las clases presenciales de la Universidad y darlas en casa. En parte le ayudaba, pero eso hacía que pasará horas sola en casa.
Esa noche le tocaba hacer la cena, Akaashi saldría un poco tarde de su trabajo y Kenma fue a ver a su mejor amigo de hace años.
Se levantó y comenzó ha cortar las verduras y cocer arroz. Intentaba entretenerse cocinando, pero los pensamientos negativos y suicidas volvieron. Casi temblando se quedó mirando fijamente el cuchillo.
Dio un pequeño bote al notar una mano arrebatándole el objeto que sostenía. Giró un poco y pudo ver al moreno que, a pesar de tener una pequeña sonrisa, se podía notar su preocupado.
-Ya estoy en casa -B-bienvenido...no pude terminar... -Tranquila, ya termino yo -Pero... -Luego me ducho -Vale...
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Cuando llegó Kenma, Shiro se encontraba sentada en el sofá escuchando música con sus grandes cascos y dibujando en su libreta.
-¿No le tocaba a Shiro? -Cuando la encontré estaba mirando el cuchillo -Ya veo...déjame a mí, ve a ducharte -Gracias-le dio un pequeño beso y fue a la ducha.
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Los tres cenaban juntos, Akkashi y Kenma le contaban a Shiro sobre su día mientras ella escuchaba atentamente.
Terminaron y fueron a la cama, el moreno se durmió rápido, el teñido jugaba a su consola y la chica observaba el juego apoyando su cabeza en el hombro ajeno.
Pasado el rato, Kenma se durmió, en cambio Shiro no podía. Miraba en silencio el techo, en su mente reproducía sus canciones favoritas para relajarte y poder dormir, pero de nuevo los pensamientos volvieron a su mente.
Sabía que iba a llorar, y no quería molestar a los dos. Con cuidado se levantó y en silencio fue al baño. Se sentó en una esquina hecha y bola y comenzó a llorar, para ahogar el llanto se mordía la mano haciéndose heridas sangrantes.
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Por mucho que lo intentaba, sucumbió y acabó haciéndose cortes en brazos y muslos. Aunque fueron ahogados, los llantos se podían escuchar despertando al teñido.
-¿Shiro?-giró pensando que la nombrada estaba ahí, pero se preocupó al no verla-Akaashi, Akaashi-llamó al moreno balanceándolo un poco. -¿Qué pasa?-preguntó abrazando la cintura del contrario. -Shiro no está, le escucho llorar, pero no está en la habitación -Tranquilo-se sentó ya más despierto-estará en el baño -¿E-en el baño? -Mierda
Apurados fueron al baño, pero la puerta estaba cerrada y golpearon está pidiéndole a la chica que abriera, pero ella se negaba entre sollozos.
-Shiro, somos una relación, ¿no? -S-sí... -Y los dos nos preocupamos por ti-dijo acariciando la mano del teñido, quién se notaba muy nervioso. -Akaa...Kenma...l-lo siento...intenté aguantar, pero... -Lo entendemos, pero si no sales no podemos curarte
Al otro lado de la puerta se escucharon pasos lentos y pesados, el cerrojo sonó y la puerta se abrió. Cuando la puerta fue abierta por completo, vieron a la chica con marcas de mordidas y cortes. Con mucho cuidado, Akaashi abrazó a la chica acariciando su cabeza.
Kenma entró al baño para agarrar el botiquín. Con delicadeza, el de ojos claros cargo a Shiro y la llevó al salón. Juntos, los dos chicos curaban las heridas que hacían sollozar a la contraria.
Al terminar, rodearon el cuerpo con los brazos y le daban besos y caricias en la cabeza de la chica.
-Akaa...Kenma... -¿Sí?-preguntó el moreno. -¿Quieres mimos?
Shiro asintió con la cabeza, las suaves caricias y los besos cariñosos conseguían calmarla. El teñido sujetó de forma suave la muñeca lastimada y por encima de la venda fue dando pequeños besos, ese acto hizo que las mejillas de ella fueran tomando un tono rosado.
El moreno acariciaba la otra mano, la cual fue víctima de las mordidas, también daba pequeños besos en la cabeza.
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Kenma dirigió su mirada al notar peso en su hombro, Shiro se había quedado dormida y se dejó caer en el hombro ajeno.
Enternecido, el teñido la cargo y la tumbó en la cama siendo abrazada por los dos chicos.
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