𝐋𝐚 𝐜𝐚𝐥𝐦𝐚 𝐚𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐭𝐨𝐫𝐦𝐞𝐧𝐭𝐚

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Cuando salí del trance en el que yo sola me había metido empecé a aletear el aire haciendo que mi cama se moviera de lado a lado, por consecuencia el meneo hizo que mis piernas dolieran más que un infierno. Cuando el dolor paso le explique rápidamente a Bakugo que tenía que irse, ya que Dabi no tardaría en llegar.

El cómo pudo logro entender las torpes palabras que salían de mi boca haciendo que se pusiera de pie, solo que no entendía la desesperación que sentía para que se fuera.

     —¿Seto?, ¿puedo pasar? —pude escuchar a Dabi del otro lado de la puerta, así que solo volteé a ver a Bakugo.

     —No tardo ni cinco minutos —dijo Bakugo mientras me susurraba, ya que estaba casi segura que él también esperaba que se tardara más tiempo. Con cuidado de no hacer ruido comenzó a recoger sus cosas.

     —¡Dame un minuto! —grité para evitar que Dabi entrara y hubiera malos entendidos, y sobre todo para que tuviera el tiempo necesario de pensar que hacer con Bakugo—, escóndete en el baño —dije con pánico mientras seguía viendo como acomodaba todo.

     —¡Claro que no!, yo me voy de aquí, para empezar ni siquiera debí venir —dijo enojado mientras acomodaba la silla en la que había estado sentado, para que después caminara hacia la salida.

    —¿Cómo que no debiste venir? —pregunte.

No dijo nada, en cambio, solo abrió la puerta para irse, pude ver como paso sin decirle una sola palabra a Dabi y este entro confundido, pero antes de que me reclamara algo se quedó viendo mis piernas.

Ya no entendía a Bakugo, era igual de incoherente que Erlik, hacía una buena acción que terminaba lastimándome, era como esa vez que me visito en el hospital, fue lindo, pero días después le había dicho a todos nuestros compañeros que tenía a Erlik dentro de mí.

Cuando regrese de mi mente, Dabi estaba sentado en el mismo lugar en el que había estado Bakugo, una de sus manos tomaba la mía y miraba mis piernas como si su vida dependiera de eso.

     —¿Cómo fue? —pregunto sobando mi mano.

Después de que le contara como habían sido los hechos, él se tomó un momento para pensar, en parte era mi culpa, ya que le había dicho que me encontraba internada y que había tenido un accidente, pero nunca llegue a decirle que era lo que había pasado en ese accidente, mucho menos que había perdido la movilidad de mis piernas

     —¿Por qué no me dijiste que era así de grave? —con la mano que tenía libre tomo mi mejilla, inmediatamente me relaje ante su tacto

     —No sé, no quería que te preocuparas, no es tan grave, y tú tienes tus preocupaciones —dije bajando a mirada apenada, pero sin separarme de su toque.

     —Preciosa, no puedes caminar si eso no es grave no quiero imaginarme que consideras grave —dijo riéndose levemente y pude sentir como por un segundo sacaba estrellas por los ojos, su risa siempre sería mi debilidad.

     —¿No estás enojado? —pregunté.

     —Enojado no, un poco molesto porque no me dijiste que te había pasado, y por eso no había venido, porque según mi novia no era «nada» —dijo haciendo comillas con sus dedos, haciendo que me riera—, solo prométeme que, en un futuro, si algo te llega a pasar, me lo vas a contar —se acomodó de tal manera que su cabeza quedo recargada en mi hombro.

     —Te lo prometo —dije apoyando mi cabeza en la suya.

Era impresionante el cómo Dabi podía mejorar mi día en cuestión de minutos, había olvidado el tema de Bakugo, el hecho de que no pudiera caminar se hacía más llevadero al saber que tenía el apoyo de Dabi.

Cuando nos dimos cuenta ya había acabado el tiempo de visita y aunque yo no quería que se fuera, ni él tenía ganas de irse, tuvimos que separarnos, pero antes de que literalmente la enfermera arrastrara a mi novio hasta el pasillo me dijo que regresaría el día de mañana y logro zafarse de la enfermera para correr y darme un beso, beso que se sintió como si el alma me regresara al cuerpo, poco después solo escuche como se fueron alejando por el pasillo, mientras regañaban a mi novio, como era común cuando Dabi estaba alrededor mío, pude dormir sin ningún problema.

Dabi cumplió su promesa y estuvo todo el día siguiente conmigo, conoció por fin a mi hermano y madre, e incluso, conoció a Shoto, aunque lo notaba un poco tenso, fue muy agradable para mí poder presentarlo a todos mis conocidos, fue como si cumpliera un sueño.

Los días siguientes fueron una rutina, una rutina a la que empezaba a acostumbrarme, por las mañanas desayunaba, me cambiaban las vendas y me bañaban, para después perder el tiempo como yo quisiera, aunque me dijeron que este tiempo luego sería ocupado por las terapias de recuperación, la comida venía después y como extrañaba el Tonkatsu de mi madre, pero por más que les rogara a las enfermeras no dejaban que comiera otra cosa que no fuese ese caldo insípido.

Después tenía más tiempo para perder, aunque este era mi momento favorito del día, ya que era el momento de las visitas. Las visitas variaban entre mis amigos, Shoto, Izuku, mamá y Dabi. Bakugo no había venido desde ese día.

Como me había dicho Izu, Aizawa-sensei fue a verme para explicarme que iba a venir en mi examen, y él formalmente me hizo la invitación para ir al campamento, aunque no aprobara de todos modos podía ir, ya que en sus palabras «me haría bien salí de mis cuatro paredes» me dio demasiada ternura el cómo disimulaba su preocupación hacia mí, el cómo le llamaba a las enfermeras cada diez minutos para que me revisaran, el cómo me ayudaban a acomodarme teniendo el mayor cuidado del mundo, como si me fuese a romper.

Gracias a que Aizawa-sensei me había dado unas semanas antes del examen pude ocupar los tiempos libres de la mañana para estudiar y nunca había extrañado tanto las matemáticas e historia, mantener mi mente ocupada me estaba ayudando e incluso los doctores lo habían notado, ya que si seguía mejorando de esa manera antes del campamento entraría a cirugía para que los tubos que atravesaban mis piernas fueran removidos y después de recuperarme de esta cirugía empezaría con las terapias, sin duda me emocionaba mucho el simple hecho de que podría sentarme y pararme de nuevo, sabía que no iba a ser un camino fácil, pero tenía a las personas que me importaban conmigo, y con eso era más que suficiente.

Gracias a que Aizawa-sensei me había dado unas semanas antes del examen pude ocupar los tiempos libres de la mañana para estudiar y nunca había extrañado tanto las matemáticas e historia, mantener mi mente ocupada me estaba ayudando e incluso los ...

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Perdonenme la vida, la escuela me tiene al mil, pero es mejor tarde a no tener episodio :((

𝑷𝒍𝒆𝒂𝒔𝒆 𝒅𝒐𝒏'𝒕 𝒈𝒐 | 𝑶𝒄 X 𝑺𝒉𝒐𝒕𝒐 𝑻𝒐𝒅𝒐𝒓𝒐𝒌𝒊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora