¿𝐂ó𝐦𝐨 𝐝𝐞𝐣𝐨 𝐝𝐞 𝐬𝐞𝐧𝐭𝐢𝐫 𝐞𝐬𝐭𝐨?

25 2 0
                                    

Había llegado unas semanas antes que mis amigos y la primera impresión que me dio la cabaña no fue la mejor.

Podía jurar que en cualquier momento una de las paredes ser derrumbaría, y por un momento pensé que mis cuatro paredes eran mejor que esto, pero cuando vi a un cardenal pararse en una de las ramas que estaban cerca de la van en la que me encontraba, cambie de parecer.

Aunque cuando entré supe que había juzgado demasiado rápido al lugar, por dentro era como si entrara a una de las casas más modernas de todo Japón, la decoración era minimalista y había pocos muebles haciendo que la casa se viera extremadamente espaciosa.

Con la libertad que yo sola me había dado, comencé a recorrer todo el sitio haciendo que mi silla de ruedas anduviera por todo el lugar, pero tenía bastante tiempo en lo que la gente de la UA acomodaba mis cosas.

Recorrí la sala en un principio y me di cuenta de que a un lado del televisor había unas fotografías en un estante, para mi mala suerte este estaba demasiado alto y no lo podía alcanzar, estuve a punto de darme por vencida cuando recordé al ente que estaba dentro de mí y que debería estar dormido por lo callado que estaba, así que como ya era normal en mí, expulse por mis brazos esa materia oscura, tomando con cuidado una de las fotografías.

En cuanto pude tenerlo en mis manos pude ver a las pussycats posando de maneras raras, haciendo que me riera levemente, ningún integrante tenía su traje de héroe y por el fondo podría decir que se encontraban en alguna especie de parque, y en el centro de estos había un niño de pelo negro y una gorra con dos picos dorados, el corazón se me enterneció cuando vi la sonrisa tan sincera del niño que quedó plasmada en la fotografía, definitivamente estaba realmente feliz.

Cuando sentí que ya había visto demasiado esa foto la puse en su lugar y tome otra, esta vez no estaban las pussycats sino que un hombre y una mujer, pero en medio de estos estaba el mismo niño de la foto anterior, por el parecido entre el niño y los adultos podía imaginarme que era su hijo, en la foto no había otra cosa que no fueran ellos, solo posando con una sonrisa para la cámara, aunque algo que podía darme una pista de que era lo que estaba pasando es que el niño tenía un bonito sombrero de playa, pero ni siquiera el fondo era algo de la costa, era una simple pared blanca.

     —Sabes que es de mala educación ver las cosas de los demás sin su permiso —dijo una voz detrás de mí haciendo que saltara en mi asiento y por poco la foto abandono mis manos.

Cuando me di la vuelta me esperaba encontrar con un adulto por la seriedad de su voz, pero me sorprendí bastante cuando me di cuenta de que se trataba de un niño, su cabello era negro y tenía una cara de desagrado total, aunque su sombrero se me hizo conocido, así que bajé un poco la mirada y fue cuando me di cuenta de que tenía enfrente al niño de la fotografía, aunque más grande y sin la sonrisa de la foto.

     —Perdón, estoy esperando a que acomoden mi habitación y solo me aburrí —dije mientras me rotaba para poder poner la foto en donde la había encontrado—, me parecieron muy bonitas fotos y quise verlas, tus padres deben ser muy felices al verlas, a mí me sacaron una sonrisa y ni siquiera tengo idea de que estaban haciendo.

Dije todo esto de espaldas a él, pero cuando me volví a dar la vuelta para poder seguir hablando con él tenía esa mirada. Esa mirada de dolor.

Ahí fue cuando me di cuenta de que algo le había pasado a sus papás, algo muy feo. No tuve el valor para seguir hablando, así que solo nos sumergimos en un silencio, un silencio que era pesado e incómodo, hasta que se escucharon unos pasos que venían desde la cocina.

     —¡Seto! Parece que ya conoces a mi sobrino Kota —dijo Mandalay acercándose con una sonrisa, pero en cuanto ella entró el pequeño Kota salió corriendo.

𝑷𝒍𝒆𝒂𝒔𝒆 𝒅𝒐𝒏'𝒕 𝒈𝒐 | 𝑶𝒄 X 𝑺𝒉𝒐𝒕𝒐 𝑻𝒐𝒅𝒐𝒓𝒐𝒌𝒊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora