Takami Seto es la hija de dos de los héroes más importantes de todo Japón, al crecer rodeada de héroes supo que esa era la vida que quería. Ser igual de querida y reconocida como lo eran sus padres, pero el destino opera de maneras confusas.
Con tan...
Había despertado con Izuku recostado sobre mi vientre, mientras asimilaba que era lo que había pasado, recordé la pesadilla del día anterior, estaba muy agradecida de que no tuve que vivirlo sola pero también me daba un poco de pena que Izu tuviera que verme así de vulnerable.
Hace unos días me había podido comunicarme con la agencia de Hawks, cuando dije que quería verlo me pusieron muchos peros, sin embargo, fue cuestión de que explicara mi situación para que le dijeran a Hawks y Mirko si querían aceptar la junta. Y después me marcarían dándome una respuesta, para mi sorpresa esa misma noche me devolvieron la llamada para confirmar mi cita, por lo que pude leer en foros es que por lo general tarda meses en ver a la gente por lo ocupado que está, así que a mí me diera una respuesta tan rápida me dio mucha esperanza.
Al recordar que ese día había llegado me levante con cuidado quitándome a Izu, una vez que estuve arriba lo arrope de nuevo y me aliste como era costumbre, había salido al baño y cuando regrese Izu ya estaba despierto y estaba utilizando su teléfono.
—Buenos días —dije mientras dejaba un beso en su frente.
—¿Hoy es la cita? —dejó su teléfono a un lado y se estiró haciendo que todos sus huesos tronaran y un suspiro de alivio saliera de sus labios.
—Sí, debería irme ya, no quiero llegar tarde —saque de mi closet una pequeña mochila que era en la que llevaría todo lo que necesitaba.
—¿Quieres que te acompañe?
—Nah, estoy bien aparte, no sé cómo puedan reaccionar, así que mejor que vaya yo sola.
—Por eso mismo —se sentó en la orilla de la cama mientras veía todo lo que hacía.
—Vuelvo en unas horas, no te metas en problemas —dije mientras me acercaba y le revolvía el pelo.
—Yo nunca lo hago —rodé los ojos y me reí.
—Por algo lo digo.
Cuando estuve lista me despedí de mamá y de Izu que apenas iban a desayunar, mientras me colocaba mis zapatos mamá me dijo algo que no logre escuchar porque estaba a nada de perder el tren y tendría que esperar una hora por el siguiente, rápidamente me despedí de ellos y salí como un rayo hacia la estación.
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Logre llegar por segundos antes de que las puertas del tren se cerraran, con la respiración agitada me quede de pie a un lado de la puerta, ya que solo tenía que esperar dos estaciones.
En todo el camino estuve pensando en todo lo que tenía que decir, desde como presentarme hasta el tono en el que lo tenía que decir, si dejaba a mi mente estaba segura de que comenzaría a pensar hasta en la manera correcta en la que tendría que respirar, estaba nerviosa, muy nerviosa, no todos los días se tenía la oportunidad de conocer a dos de los héroes más famosos de Japón.