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El estado de animo de Lola, a la mañana siguiente ya había mejorado a pesar de dormirse llorando

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El estado de animo de Lola, a la mañana siguiente ya había mejorado a pesar de dormirse llorando. Al primer sonido de alarma, se puso de pie dispuesta a arreglarse para ir a desayunar. Realizo su aseo personal de todas las mañanas, se vistió casual y por último se colocó aquel hermoso collar, del cual hoy iba a descubrir quien se lo había enviado y así mismo al resto de presentes.

Bajo con una sonrisa enorme y caminó directamente a donde se encontraba su mejor amigo desayunando, envolvió sus brazos en el cuello del morocho y deposito un beso en su mejilla. Leandro quedo helado ante el agradable saludo de buenos días de su amiga.

- Si me venís a pedir plata, no tengo - se excuso antes que la ojiverde pudiera dar su primera palabra de la mañana

- ¿No puedo ser cariñosa con mi mejor amigo? - cuestionó bromeando estar indignada

- Raro, pero contame ¿que es lo qué te tiene así de feliz? - interroga mientras toma un sorbo de café, ella le muestra el collar y su amigo sin entender prosigue - que bonito, ¿Quién te lo regalo? - concluyo preguntando

- Vos, cara de nalga - exclamó y Leandro comiendo una medialuna negaba con la cabeza

- ¿Yo? nada que ver amiga - niega soltando una pequeña carcajada, ella lo miró confundida

- Si no fuiste vos...

Sin soltar otra palabra, se volteo y vio que al desayunador entraba el que seguramente había sido, corrió hacia Otamendi y lo envolvió en un abrazo, el cual él sin comprender respondió. Todos los compañeros del jugador los miraron sorprendidos, pero varios volvieron a lo que anteriormente estaban haciendo y otros quedaron como espectadores.

- Buen día para vos también, cordobesa - vocifero el general cuando se apartaron del abrazo

- Gracias Ota, es hermoso - exclama refiriéndose al collar, él suelta una risa sin entender nada

- Supongo que, ¿de nada? - responde dubitativo, Mimi estaba tan emocionada que lo volvió a abrazar y después buscaron el desayuno de ambos, iban a compartirlo juntos en la misma mesa

Uno de los espectadores de aquella escena y que escucho todo, fue el cordobés. Julián no pudo evitar ponerse triste cuando Mimi le agradecía a Nicolás el regalo que en realidad él le había hecho, se arrepintió tanto de no haberle puesto esta vez su nombre a la carta y no le daba ir para decirle que todos aquellos regalos fueron de su parte.

- Como vas a olvidar de poner tu nombre en la nota, ¿sos boludo o masticas agua? - expresó el mejor amigo del 9 con molestia

- Imagine que podría pensar que fui yo o no sé, de última en Leandro pero nunca pensé que en Otamendi - respondió cabizbajo

- Encima el tonto de Ota le dijo "de nada", es un salame - niega con una sonrisa graciosa, Enzo había visto la cara de su compañero y era de confusión, no afirmo agrede para complicar a Julián

𝐑𝐄𝐅𝐋𝐄𝐉𝐎 | Julián ÁlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora