Sebastián había heredado el título a los dieciséis luego de que su padre Leopold Walsh, décimo vizconde Sutherland, murió trágicamente en un incendio mientras visitaba su propiedad en el condado. En ese entonces Sebastián no reflexionó demasiado en su nueva condición sino en la pérdida que lo devastó verdaderamente, su padre ya no estaba.
El dinero, los lujos y la posición social siempre había estado allí, su madre era la hija de un duque y su padre con honorabilidad había hecho destacar el título como uno de los más prósperos y respetados, no había existido un solo momento en que no fuera quien era por derecho.
Hasta ese momento.
Hasta que Brianna Smith, una chica humilde en estatus pero más valiente y salvaje que cualquier otra con su edad, le había dado una bofetada para regresar al fondo del lago para recuperar unos gatos que ya tenían el destino pactado, desde entonces para ella solo había sido Sebastián, un hombre con una profesión incierta pero que ella respetaba y agradaba, fue terriblemente fácil ignorar todo lo demás.
Pero cuando observó su casa, nada que sería nunca descrito como un hogar por un miembro de la aristocracia, con sus techos bajos, paredes desgastadas y tan pequeño como una habitación promedio de una de sus propiedades, sintió que regresaba a su realidad de la peor manera posible. Comparando. Encontrando las diferencias entre como vivía él y como vivían los demás, siendo mucho más consciente luego de haberla conocido y apreciado. Además, no era nada nuevo que los padres golpearan e insultaran a sus hijos, que los empleadores se comportaran arbitrariamente con sus empleados, que las mujeres no fueran respetadas por ser mujeres y aún menos por ser de la clase trabajadora.
¿Entonces por qué se sentían tan fuera de lugar que Brianna Smith pasará por todo eso? ¿Por qué lo afectó tanto? ¿Por qué tenía que ser ella?
Él reconoció casi inmediatamente el anillo de sello que había usado más de la mitad de su vida en la mano de esa desagradable mujer pero a pesar de que podría haber exigido su devolución lo primero que había pensado era en que ella se enteraría pero más rápido de lo que creyó ella lo hizo por su cuenta, siendo la que se lo entregara con una expresión herida que incluso su madre con su maltrato no había puesto en ella. Fue lo último que necesitaba para ser sacado de la extraña ensoñación que había vivido, para terminar de descifrar lo diferentes que eran.
Ella prácticamente lo había empujado fuera de su casa luego de eso y a pesar de querer preguntar si ella estaría bien, especialmente luego de que su madre la amenazara con echarla de su casa, no lo hizo. Ni miró hacia atrás cuando se alejaba de su casa.
Él era un vizconde.
Y como si la suerte lo reconociera por fin, mientras caminaba por el camino de regreso al pueblo un elegante carruaje tirado por tres caballos se detuvo a su lado.
- ¿Sutherland?
Al mirar Sebastián reconoció a Lord Walton, con su cabello castaño tornándose plateado y sus ojos verdes, siempre le había parecido una breve réplica de su padre si aún viviera y siempre lo había tratado como tal. Aunque su padre nunca habría asistido a una fiesta como la de la baronesa y presumiblemente era de dónde se dirigía él.
- Walton - aceptó el apretón de manos que él le ofrecía - ¿Cómo estás?
- Me temo que mejor que tú - el hombre impecablemente vestido chasqueó a su desaliñado aspecto - ¿Que te ocurrió?
Podría responder de mil maneras esa pregunta que lo haría merecedor de lastima y simpatía, especialmente del suave corazón de Walton. De hecho, él había sido objeto de burla en su grupo la noche anterior, había reído sobre lo increíblemente ingenuo que podía ser el hombre mayor con todos los demás, como participaba de las fiestas por años pero aún así parecía un monsalbete con los ojos muy abiertos a cada cosa descarada que ocurría. Sebastián apretó su mandíbula y miró a lo lejos un instante, rechazando furiosamente el desprecio por sí mismo y el impulso persistente de retroceder en el camino hacia esa vieja casucha.
ESTÁS LEYENDO
Amar al vizconde
RomanceÉl cayó en una trampa por una doncella en apuros... De camino a un importante negocio para solucionar su problema actual Sebastian Walsh, el taciturno y libertino vizconde de Sutherland se encuentra con no sólo un par de problemas de transporte en...