Indeseada

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— No me gusta que estés con mi hija.

Cristina no pudo siquiera saludar, mucho menos presentarse antes de que la mujer frente a ella le soltara esa bonita frase de bienvenida.

— Bueno, no sé cómo responder a eso. —Rió tímidamente esperando que quizá eso solo fuera una broma un poco extraña.

— ¿Responder a qué? No pedí tu opinión niña, quiero que te alejes de mi hija, no creo que seas una buena compañía para ella.

— Creo que quizá debería conocerme para siquiera atreverse a decirme si soy una buena o mala compañía.

— No necesito conocerte para saber que no eres buena para mi hija, ella es débil y no sabe defenderse, no puede salir con una omega cualquiera, no puedo permitir que la lastimen.

— Discúlpeme pero esto está subiendo de tono, me está ofendiendo y no pienso tolerar esto, su hija no es nada de lo que usted está diciendo y aunque lo fuera, usted no tiene derecho de hablarme de esa manera, tampoco puede decidir por ella. — Respondió tan tranquila, como si la mujer frente a ella no fuera un dolor de cabeza, se notaban sus buenos dotes de psicóloga pero eso no quitaba el hecho de que en verdad le parecía desagradable que la mujer la tratara de esa manera, no a ella, a su hija. Al parecer se había metido con la familia más sobreprotectora del planeta tierra.

— ¿¡Tú que conocerás a mi hija!?

— Lo suficiente señora, es una ventaja que tenemos los mates.

— Ya claro, mates, esa estupidez, mi hija es torpe, no podría distinguir a su mate de una omega cualquiera.

— Sabe algo, creo que no me está ofendiendo a mí, está ofendiendo a Emma.

La mujer ardía en rabia incluso antes de que Cristina llegara y esa conversación solo hacía que empeorarlo, seguro que en cualquier otro lugar hubiera golpeado a Cristina pero estaba frente a muchas familias, sabía que cualquier acto de violencia podría traer crisis en más de uno de los jóvenes que estaban ahí, incluida su hija.

— No te atrevas a decir que insulto a mi hija.

— Entonces no lo haga, sus palabras no van a separarme de Emma, somos mates y no pienso perder eso tan fácilmente. — Y vaya que no perdería esa sensación que viajaba en ella acomodándose en cada pequeño recoveco de su ser. — Sé que quiere cuidarla, eso es algo muy lindo y le aseguro que no pienso lastimarla pero, le repito, si interfiere entonces no tendré problema con hacerla a un lado.

Cristina era más amenazante de lo que podría parecer, no quería serlo, al menos no fue su intención, lo que en realidad pasaba eran todos sus instintos gritándole, suplicándole, que no la alejara de su alfa, era como un gatito asustado, tan asustado que ataca para defenderse.

No tuvieron la hermosa oportunidad de seguir discutiendo porque escucharon pasos yendo rápidamente con ellas.

— Cristina, aquí estás, ya terminé. —El entusiasmo en el rostro de Emma era tan genuino que su madre y por supuesto su omega le sonrieron de vuelta. — Ven, ven, ven, vamos. —Dijo tomándola de la mano y arrastrándola con ella.

— Tranquila. —Dijo entre risas. —Estoy caminando, voy detrás de ti.

— Quiero presentarte a alguien genial, genial, genial.

Ecolalia, repetición de palabras o frases, no, no se trata de alguien tartamudo. Es la forma más común de alteraciones en el habla en personas con trastorno autista. En el caso de Emma solo le sucedía algunas veces cuando estaba muy emocionada, esas veces que le costaba regular sus emociones.

— No iré a ninguna parte.

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— Así que son cuatro hermanos, pensé que solo eras tú. — Comentó muy tranquilamente, como si no hubiera recién peleado con la madre de los tres de cuatro hermanos presentes.

— Ya lo ves, una vida llena de sorpresas. — La burla del hermano menor le resultó divertida a Cristina, por lo visto sus personalidades eran parecidas, seguro se convertirían en una bomba juntos.

— ¿Cuántos años tienes, niño?

— Diecisiete, pronto entraré a la universidad.

— Llámame si necesitas ayuda. — En definitiva Tomás era el miembro más agradable de la familia hasta ese momento, por supuesto sin tener en cuenta a Emma. — Con lo que sea niño, seguro que vivir en una familia siendo el único omega debe ser difícil.

— Niño, tú no eres tan mayor. —Reclamó.

— Así fueras solo un día más pequeño que yo serías un niño para mí.

— Es muy molesto algunas veces. — Comentó Emma sin saber muy bien si estaba interrumpiendo la conversación o no, pero si lo hacía no importaba, se sentía celosa de que Cristina pusiera tanta atención en su hermano cuando ella misma se lo había presentado. — Hace muchas preguntas.

Denise aún tenía muchas dudas, quería proteger a Emma tanto como su madre, quizá incluso un poco más, quería, deseaba que Emma fuera feliz y aún le aterraba la posibilidad de sucediera otro caso como el de Linda pero, al menos por el momento todo parecía perfecto, Cristina en realidad quería a Emma y parecía que eso de ser mates no era solo un engaño o una mala jugada.

— ¿Preguntas? ¿Qué preguntas hago? ¿A caso te molesta? ¿Por qué? ¿No crees que exageras?

— Déjala en paz tonto. —Bufó Denise con su muy mal logrado intento de no reírse. —No tienes por qué contestar nada de eso Emma, no te preocupes.

— Oigan, si solo están aquí tres ¿Dónde está el hermano faltante?

— Ana debe estar atrás, seguro se escondió cerca de un árbol, ella, ella es bastante rebelde y no le gustan estas cosas.

Eso seguía poniendo triste a Emma, ella quería presentarle a sus hermanos, con ellos pasaba todo su día y eran quienes la ayudaban siempre, estaba feliz de tenerlos, saber que para Ana ella era una molestia, bueno, eso la lastimaba. La expresión de Emma no cambió, Denise que estaba muy adaptada a su hermana tenía una noción de lo que podría estar pensando Emma, seguro eso le molestaba pero no tuvo la oportunidad de preguntárselo, Cristina ya había dado el primer paso al acariciar su mejilla.

— Solo es una niña, obviamente comete errores pero verás como no es nada importante.

Solo contigo. (Omegaverse GL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora