Ella es linda

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— Gracias Alexa, hablaré con ella. — Denise cortó la llamada y suspiró cansada. Tomó el volante de su auto con fuerza, no quería que su hermana resultara lastimada, le preocupaba mucho, ya la había visto triste, no permitiría que le volviera a suceder.

— Emma ¿Qué piensas de la chica que encontraste en biblioteca?

Emma no prestó ni un poco de atención, tenía su mirada en sus zapatos los cuales movía sin mucho ritmo, intentaba seguir la música, aunque más bien parecía una marcha descoordinada.

— Emma. —Repitió intentando que esta vez le hiciera caso.

— ¿Si?

— ¿Escuchaste lo que te pregunté?

— Sí. — Afirmó, como si fuera esa pregunta de su hermana fuera tonta.

— ¿Puedes responderme?

— Ella es bonita, me gusta. — Aseguró

Se lo temía, no, no permitiría que Emma se enamorar de alguien que luego la lastimaría, no quería volver a oír un "No estoy preparada para tener una relación con alguien como ella" No quería volver a oír esas horribles palabras de gente idiota por los pasillos de su preparatoria.

— Emma, recuerdas bien lo que pasó con Linda ¿Verdad?

— No me hables de Linda, Denise, eso quedó atrás.

— Lo sé, no quiero que te vuelva a pasar lo mismo.

— Solo creo que la omega era bonita, me agrada.

— ¿Quieres una amiga?

— Quiero conocerla.

No podía hacer nada más, si su hermana quería algo ella no podría negárselo, no tenía ningún tipo de autoridad.

— Ten cuidado, por favor Emma.

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El autobús estaba especialmente lleno, Cristina odiaba eso, después de un día cansado de clases solo quería llegar y sentarse pero en cambio estaba de pie con una mochila de un desconocido empujándola contra otra persona que no había usado desodorante o siquiera pensado en su higiene.

— ¿Crees que en verdad puedas hablar mañana con esa alfa? — Preguntó Julieta que estaba en la misma situación.

— Espero que sí.

— ¿Por qué te interesa tanto?

— No tengo idea, es algo especial, diferente, nunca me había sentido así con una alfa.

— ¿No creerás que pueden ser destinadas o sí?

— ¿Quieres que te diga la verdad o solo esperas que ignore tu pregunta? — Bromeó. — Solo te diré que ni siquiera pude oler sus feromonas pero aun así siento que debo hablar con ella.

— Vaya que le vida te lo puso difícil, tu tan ridículamente social que eres y mírate ahora, siendo mate de una chica autista.

— No tienes porqué burlarte, además, se supone que tu mate siempre será alguien que te complemente, supongo que ella será mi complemento ¿No?

— Bueno, tienes razón, seguro que si la conoces se llevarán muy bien.

No podía esperar más, quería llegar cuanto antes a su casa, dormir y seguir esperando hasta el siguiente día, sería fabuloso, debía serlo, nada podría ser más fabuloso que encontrar a su mate a los 21 años.

Tendría una vida maravillosa.

Y así fue, Cristina llegó a su casa solo para tender la cama y recostarse a esperar el nuevo día, ignoró todas sus responsabilidades, ignoró sus propias necesidades pues solo pudo pensar en esa alfa de cabello rizado.

En la casa de Emma las cosas no eran muy diferentes, la chica intentaba concentrarse en su tarea pero su mente viajaba a la biblioteca cada pocos minutos, eso la molestaba mucho, jamás se había distraído de esa manera, jamás se había sentido tan extraña como en ese momento. Solo quería correr y abrazar a aquella desconocida, a pesar de que en verdad odiaría tener que abrazar a alguien que no conocía.

— Emma, la cena está hecha. —Su hermano menor entró a la habitación ignorando las mil y una peticiones de Emma por no entrar de golpe pues eso la molestaba.

— Cierra.

— No, mamá dijo que no te dejara hasta que salieras.

— Déjame. — Repitió pero un tanto más molesta.

— No, no, no, baja, no quiero rabietas Emma, no ahora. — Dijo para molestarla.

— Tonto, no hago rabietas, vete de aquí.

Denise notó lo que estaba pasando, caminó hasta el marco de la puerta y dio un golpe a palma abierta en la nuca de su hermano.

— Déjala sola, bajará cuando tenga que bajar.

Su hermano rio, no era malo, solo un tonto hermanos menor que buscaba un momento para reír con su hermana, sabía hasta qué punto era bueno molestar y cuando debía callar pero algunas veces Denise actuaba primero golpeándolo para hacerlo callar.

— Gracias.

— Por cierto, me iré cuanto antes pero... Alexa me pidió que mañana te reunieras con una amiga suya, dijo que la conoces, que no habría problemas con desconocidos, lo prometo.

— ¿Por qué quiere que conozca a alguien?

— Emma, Alexa está hablando de la chica de la biblioteca.

Sí, sí, sí, eso era todo lo que quería, si la vería mañana ya no había porque preocuparse por correr a abrazarla, por fin podía concentrarse en su tarea.

— No bajaré a cenar.

— Vamos Emma, mamá se enojará con nosotros.

— Ya somos grandes, no molestes. — Dijo con una voz monótona, más de lo normal. — Eso dijiste la última vez. — La arremedó en su intento de hacer una broma.

Denise no pudo evitar echarse a reír también.

— Eso es cruel, pero tú no eres yo, baja de una vez.

— No, soy mayor, yo mando. — Miró el reloj de su pared y frunció el ceño. — No son las 9:15, no bajaré hasta las 9:15, ahora déjame sola.

— Está bien, te dejaré en paz ahora.

Cuatro hermanos y Emma era la más grande, aun así Denise era quien "tomaba el mando" entre ellos, la que tenía ese rol pues a Emma no le gustaba levantar la voz y tampoco sabía dar indicaciones.

— Denise ¿Dónde está Emma?

— Dijo que bajaría a las 9:15, sabes que no la haría bajar antes.

Su madre suspiró con una sonrisa en labios.

— Mamá ¿Crees que esté bien que vaya con la chica que conoció en biblioteca? —Preguntó Denise, la omega se quedó considerándolo un momento, era difícil dar una respuesta, tomó su tiempo, se sentó en una mesa del comedor, bajó la cabeza y guardó silencio.

— ¡Emma tiene una omega! —Gritó su hermano menor, Tomás.

— Cállate niño, no digas una palabra más. — Regañó Denise.

— Le diré a...

— Ninguno le dirá a nadie y esto se queda aquí. — Una vez su madre habló Tomás se quedó callado. — Y sobre Emma, no lo sé, creo que esté bien que hable con más gente pero me da miedo que le pase algo, no quiero que justamente hable con una omega.

— No se preocupen tanto por ella, está en la universidad y todos hemos comprobado que es capaz de arreglársela por su cuenta.

— No lo entiendes Tomás. —Denise en realidad estaba preocupada. — No es tan sencillo.

— Sería más sencillo si dejaran de preocuparse tanto por ella pensando que es débil.

Solo contigo. (Omegaverse GL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora