Ana

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— ¡Vete al carajo!

— ¿¡Qué no te escuchas Denise!? Solo estás diciéndome estupideces, si dejaras de gritar.

— ¿Estupideces? ¿Crees que son estupideces? ¿Entonces porque no te vas bien a la mierda de aquí? Que la puerta de mi casa es muy grande.

— ¡Date cuenta de lo que dices mujer! Solo te pregunté si en verdad querías tener algo conmigo.

— ¡Me acusaste de usarte!

— ¡Pero si esa fuiste tú misma! Maldita loca, nadie te dijo nada.

Emma entró a su casa, había estado un buen rato esperando en la puerta, no quería meterse en la discusión de ninguna manera, ella odiaba los gritos, y si desde fuera de su casa se podían escuchar sin problemas, no quería imaginarse lo que era estar dentro. Al final solo cedió porque estar sentada afuera solo la estaba retrasando, tenía que darse una ducha rápida antes de regresar a la facultad, el nuevo proyecto que estaba haciendo la tenía encadenada a un laboratorio más de 12 horas al día. Como un pequeño incentivo extra Cristina le había dicho que si tenía tiempo iría a verla y comería con ella y eso la emocionaba.

Casi de puntitas caminó hasta su habitación, intentando que las alfas no se dieran cuenta de que estaba en casa, si pasaba desapercibida mejor, eso era lo que había aprendido toda su vida.

Buscó la ropa que le correspondía para ese día, o al menos lo intentó porque cuando abrió su armario se encontró con Ana sentada en lo que alguna vez fue su lugar secreto, estaba llorando igual como lo hacía cuando era una niña pequeña.

— Me lleva. —Murmuró Ana, esa voz rota escapando de su fachada.

— ¿Qué haces en mi habitación?

— Bailar, es de lo más divertido.

— Pero estás llorando. — Respondió con total simpleza. —No pareces divertida.

— Eres muy estúpida. — Bufó pero tampoco es como que hiciera demasiado esfuerzo en levantarse e irse a su propia habitación.

— Entonces estás triste. —Concluyó Emma. — ¿Por qué estás triste?

— No estoy triste.

— Está bien ¿Entonces te duele algo?

— ¡Vete de aquí!

— Pero es mi habitación. — Emma solo quería ayudar, tal vez podía ser como antes, como cuando solo eran niñas o por lo menos que no parecían dos desconocidas la mayor parte del tiempo.

Ana se abrazó a sí misma, apretaba sus rodillas contra su pecho hasta quedarse sin aire, si desaparecía mejor, así tal vez podría haber evitado la pelea entre su hermana y esa alfa que estaba detrás de ella, tal vez habría podido evitar que sus papás se separaran, evitar que todo el mundo la hubiera olvidado.

— Solo déjame tranquila, me iré pronto. — Además de todo le pegaba bien en el orgullo llorar, no importaba que fuera Emma, en realidad, ese era el motivo principal de que lo odiara, no quería volver a ser esa niña que tenía que ir a llorar con su hermana mayor para no derrumbarse.

— Sé que no te caigo muy bien. —Confesó, de inmediato Ana intentó buscar la mirada de Emma lo que normalmente hubiera sido respondido con un contacto visual de unos segundos, pero esta vez la mayor directamente apartó la mirada, sabía que si veía los ojos de Ana podría ver su alma y no quería tanta información en ese momento. — Y la verdad es que no sé qué hice para eso, puede que sea eso lo que me convierta en una tonta.

No llegó a nada, solo escupió esas palabras sin ninguna conclusión, sin un "Pero quiero ayudarte hermanita" "Aun así estoy para ti" o cualquier otra chorrada que diría una persona neurotípica, pero Emma lo que en realidad estaba intentando hacer era reunir los datos que ya conocía, lo que le habían recalcado toda su vida, para, de alguna manera, y con suerte, poder atar todo y descubrir de una vez por todas porque su hermana había dejado de quererla.

— En verdad que si eres muy idiota.

— Siempre lo han dicho. — Confirmó. — Pero eso no me hace entender, solo quiero saber que pasó.

— Tú ¡Tú fuiste la culpable de que papá se fuera! ¡Por tu culpa hemos vivido como secundarios! Todo siempre es Emma, Emma quiere eso, Emma quiere aquello, Emma necesita ir aquí, No molesten a Emma, estoy harta.

Emma, Emma, Emma, solo escuchó su nombre, escuchó ser el mayor problema de su hermana y no supo que responder porque no podía decir que eso era mentira.

— Nunca quise ser así, me gustaría ser normal pero por más que lo intento no funciona.

— Tú no quieres ser normal.

— Quiero serlo. —Sus puños se apretaron con fuerza, llegó ese ligero balanceo, eso no lo podía actuar, solo sucedía si algo estaba mal y Ana lo sabía más que bien. —Solo quiero ser normal, quiero entender, mamá decía que no debía importarme pero sí importa, sí importa.

— ¿Y eso a mí qué? ¿Por qué debería importarme?

— Solo quiero entenderte, solo quiero, quiero. — Guardó silencio, debía acomodar todas esas palabras antes de hablar. — Cuando papá se fue lloraste toda la noche.

— ¡Cállate!

— Querías que fuera contigo pero él dijo "Esta familia fue la decepción más grande que he tenido" —Emma nunca podría olvidar algo como eso. — "Una alfa que no sirve, otra que prefiere a su hermana que el éxito, un inservible omega y una carga que aún no sé qué será ¿Qué no pudiste darme un hijo, un varón alfa que fuera mi legado?"

— No dijo eso, papá no diría eso.

— ¿No lo recuerdas? Estábamos los cuatro ahí

— ¡No es verdad!

— Él lo dijo "Esta familia fue una decepción...

— ¡Que no lo repitas! — Ana dio un salto para quedar a la altura de su hermana, la agitó con fuerza, quería que se fuera, que dejara de hablar.

— Esa noche no viniste aquí conmigo, nunca más regresaste, Denise me dijo que no era para tanto, que lo olvidarías.

— No regresé porque no quiero tener que ver nada contigo.

— Sé que soy una molestia, me gustaría que no lo vieras así.

— Eso no va a pasar.

— Lo entiendo, lo siento Ana, en verdad lo siento.

Tomó su ropa sin decir nada más, si Ana no la quería entonces no molestar sería la mejor opción.

Ana por su parte se quedó ahí, encerrada en esearmario esperando a que todas sus ideas pasaran y la dejaran de molestar parapoder regresar a su habitación, si dejaban de doler las podía ignorar.

Solo contigo. (Omegaverse GL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora