Planes.

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— ¿Crees que haya funcionado? —Preguntó Emma.

— Pues, no lo sé pero lo que suceda al menos lo harán hablado como adultas.

— Pero, ellas se quieren, no pueden separarse.

— La gente que se quiere a veces se separa. —La simpleza a la hora de responder hubiera pasado desapercibida para cualquiera, en especial para Emma que no entendía pero, pero, carajo, que es que eso la aterró.

— ¿Nos vamos a separar?

— ¿Qué? No, ¿Por qué dices eso?

— La gente que se quiere a veces se separa, así lo dijiste.

— Pero no toda la gente que se quiere. —Cristina dejó su teléfono a un lado para darle el cien por ciento de su atención a Emma, que su alfa la necesitaba en ese momento, estaba realmente alterada y lo podía sentir.

— ¿Por qué no?

— Porque eso lo decidimos nosotras. —Cristina se inclinó sobre su alfa, quería darle esa seguridad que nadie más podría darle, quería esa calidez. — Y yo decido seguir amándote hasta que se me acabe la vida.

— Así son los mates. — Murmuró. —A mí me gusta estar contigo, no te quiero dejar.

Emma la tomó por la cintura, tan posesiva, llena de instinto, ese mismo que la mataba por darle una mordida a Cristina y hacerla suya para siempre, no podía, tan solo no podía, tenían que darle permiso.

— No nos vamos a separar te lo aseguro.

Las cosas comenzaban a pasar al siguiente nivel, poco a poco las manos de Emma subían por la cintura de Cristina, se aseguraba de repasar cada detalle, de juguetear sus dedos por las hermosa espalda de la omega, de enredarse en el sostén del amor de su vida, preguntarle con la mirada si podía seguir, si le daba permiso de hacerlo, esa comunicación que solo dos mates podían llegar a entender, esa conversación que estaban teniendo solo con tenerse frente a frente. Cristina también lo notaba, bailaba sus manos por los hombros de Emma, la aproximaba cada vez más, queriendo fundirse con ella, que a la suficiente distancia dejarían de saber dónde empezaba la alfa y dónde terminaba ella, y es que no solo eso, no solo era que Emma le pareciera irresistible, que la validara cuestionándole en todo momento si podía seguir, cualquier otro alfa habría hecho lo que se le antojara, la hubiera tomado pensando solo en satisfacerse, o tal vez no cualquier otro, que no quería pintar a Emma como un ángel incapaz de errar o asumir que no había ningún otro alfa capaz de no ser un animal, pero, al menos en sus experiencias con otros alfas así había sido.

— Cristina. —Emma paró de la nada, como pulsando el botón de un robot. — No.

— ¿Por qué no? — Y es que lo deseaba, mucho, demasiado. — Emma, por favor, quiero estar contigo.

— No. —Repitió. —No.

— Oye ¿Pasa algo? ¿Hice algo que te molestara?

— No. — Volvió a repetir. —No.

— Emma ¿Qué pasa? ¿Puedes decírmelo?

Emma parecía estar a punto de tener un ataque, uno pequeño porque tampoco estaba tan nerviosa pero, lo suficiente. Sus manos no temblaban porque estaban aferradas a la cintura de la omega, pero se balanceaba, o comenzaba a hacerlo y eso preocupó a Cristina.

— No.

— Oye, escúchame, por favor, Emma, ¿Qué te sucede? — Se quedó un momento observándola, tal vez su cuerpo respondería, como respondieron sus colmillos, es que la alfa estaba tan preparada para marcar a la omega. — ¿Es esto? Dijo con una risilla.

Levantó el labio de Emma para observar mejor los dientes, esos colmillos tan blancos esperando para marcarla.

— No quiero.

— ¿Marcarme?

— No.

— ¿Entonces Emma? ¿Qué es lo que no quieres? — Cristina suavizó su voz, liberó más feromonas, todo con tal de que la alfa se tranquilizara.

— Obligarte. — Emma levantó la cabeza por primera vez pero de cualquier manera no se atrevió a verla a los ojos, no podía permitírselo, verla en ese momento. — No quiero obligarte, tiene que ser lindo, tiene que ser.

— Eres una romántica. — La interrumpió. —Me encantas.

— No quiero lastimarte.

— ¿Lastimarme? — No era verdad, Emma sería incapaz. — Tú jamás podrías hacer eso, pero si te preocupa la marca, bueno, esperemos para eso, no tenemos que apresurarnos.

— Pero no lo puedo evitar. —Sollozó. — Quiero hacerlo.

— ¿Qué te parece si acordamos un momento para hacerlo? ¿Es sería más fácil para ti? Si lo programamos podría ser más fácil para ti contenerte ¿Qué te parece?

En definitiva le funcionaría, si sabía que esperar entonces sus instintos no se volverían locos todo el tiempo.

— ¿Cuándo?

— Bueno ¿Qué piensas? No quiero que sea solo mi decisión, me interesas.

— Quiero terminar la universidad, no me quiero preocupar, no te quiero causar ningún problema.

— Entonces terminemos la universidad, luego podremos viajar por todo el mundo y divertirnos.

Emma frunció el ceño, frustrada, esa idea de viajar por todo el mundo no le agradaba en lo absoluto, Cristina solo atinó a reírse, que Emma ocultara tan mal lo que sentía le parecía de lo más cómico.

— Viajar no me gusta, no estoy en mi casa.

— Pero viajar es hermoso, podríamos conocer tantas cosas, es mi sueño desde que soy una niña, que mejor ir a todos lados contigo.

— Eso no me gusta. — No podía seguir una rutina si no tenía una casa.

— Encontraremos una manera. —Su sonrisa era tan hermosa que solo hizo que Emma quisiera seguir con lo que estaban haciendo.

Solo contigo. (Omegaverse GL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora