Por ella.

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El celular de Emma vibró en su bolsillo "Estoy aquí ¿Puedes venir por mí? Sus pies comenzaron a bailar al leer eso, quería correr hasta Cristina y abrazarla.

— Emma no se emocionaba así desde que era una niña. — La mujer beta que estaba junto a su madre rió, tenían razón, después del incidente con Linda no se emocionaba con casi nada, al menos no de esa manera. Exceptuando quizá la última vez que fue al café de animales, ese donde puedes acariciar a todos los cachorritos que se acerquen, ese día fue especial para Emma.

— ¿Ya llegó? — Preguntó su madre con una notable mueca en el rostro que por supuesto Emma no comprendió.

— Iré por ella a la entrada.

— Emma, necesito que la traigas aquí, quiero hablar con ella.

Para la alfa no hubo ninguna señal de que algo malo, para ella las palabras de su madre eran normales, como cualquiera otras pero la mujer que estaba con ellos notó algo malo de inmediato.

— Corre, ve por tu novia, no la hagas esperar. — Su voz era delicada, la voz de otra madre.

— No es mi novia. —Gritó Emma antes de irse como una pequeña liebre.

La mujer beta tenía que aprovechar ese momento porque sabía bien que su amiga podía llegar a ser una mamá un tanto especial.

— Perla, no hagas lo que estoy pensando que quieres hacer.

— No quiero hacer nada. —Pero sabía que no era verdad. — Solo hablaré con esa omega.

— Sé que te preocupas, es tu hija, sientes que tienes que cuidarle pero recuerda que es una adulta y sobre todo, esa omega. — Dijo recalcando omega porque la madre de Emma parecía desagradarle. — No es solo una omega, es su mate y no puedes quitarle eso.

— No es un mate, es una amenaza.

— Wow, ahora transformaste esto en una película de acción.

Probablemente estaba exagerando pero no se atrevería a volver a permitir que nadie lastimara a su hija. La beta no solo era una amiga cualquiera, era la mujer que había ayudado a Emma más que nadie, solo por eso se sentía en el derecho de inmiscuirse en los asuntos de la familia.

— Amenaza, no me equivoco si eso significa que puede lastimar a Emma.

— ¿Lastimarla? Al menos conócela primero, no empieces atacándola o vas a hacer enojar a muchas personas.

— Emma no se enojará.

— Puede que no, que ni siquiera se dé cuanta pero Denise si lo hará, sabes que ella sobreprotege a su hermana y ella ya aceptó a la omega, si tu hija cree que es una buena persona entonces deberías escucharla.

— No me importa que piensen los demás. —La actitud infantil de la mujer solo empeoraba la situación.

— No son los demás, no es una persona cualquiera, es Denise, sabes que Denise siempre estará para su hermana.

— Pero Denise no es su mamá.

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El mito de que TODOS los autistas rechazan el contacto físico está ampliamente extendido en el mundo, en realidad muchos disfrutan el contacto físico, claro, siempre existen las excepciones, todas las personas son diferentes, imposible ponerlos a todos en una misma bolsa. Emma era especial, si era su familia no tenía muchos problemas, en realidad algunos días ella pedía los abrazos, por el contrario con los desconocidos solía aterrarle que la tocaran, le desagradaba tanto, por eso casi huyó el día que Cristina se recostó en sus piernas. Lo desconocido, cualquier cosa que la sacara de su rutina solía asustarla de esa manera a decir verdad.

Bueno, todo lo contrario a ese momento en el que la alfa corrió de inmediato a los brazos de Cristina, la abrazó con fuerza y olfateó el cuello de su mate. Por el amor de la luna, ese olor era adictivo, era su vida entera.

— Te extrañé. — Los alfas no solían decir esas cosas, tampoco "mostraban esa clase de debilidad" Emma era tan diferente, eso derretía a Cristina, no había cabida a dudas.

— Yo también te extrañé.

— Gracias por venir, a otras personas no les gusta venir.

— ¿Otras personas? ¿A quién has invitado? — Otra vez no hubo respuesta.

Cristina levantó el rostro de Emma para apreciarlo, ni siquiera ella podía decir cómo se resistió para no besarla en ese momento, se veía tan hermosa, esos ojos de cachorro que la analizaban.

— ¿Estás feliz? —Y en realidad quería una respuesta porque no podía descifrarla por su cuenta.

— Estoy muy feliz, estoy contigo. — Cristina acarició la mano de su mate, esa electricidad pura. — ¿Qué haremos aquí?

— Yo no quería que vinieras. —Confesó. — No me gusta que vean aquí pero mi mamá insistió.

El ignorar la pregunta de Cristina no fue por nada, era solo que le daba un poco de vergüenza admitir que esa era una reunión para gente "Como ella", eso era lo que le había dicho Ana antes de subir al auto, "Como te atreves a llevar a una omega a un lugar de raros como tú, solo la vas a asustar" Y en verdad no quería que eso pasara.

— Está bien ¿Te da miedo que no me guste lo que veo? ¿Qué pasa? Puedes decirme lo que sientas Emma. — Le daba miedo que se alejara como todos los demás, no le gustaba estar sola, no le gustaba recordar cuanto la habían molestado cuando era pequeña porque era diferente y nadie podía decirle que era lo que tenía ni porque no podía ser normal.

— Solo no me gusta, por ahora deberías hablar con ella.

— Oh, claro, hablaré con tú madre. — Podía ser algo raro hablar con la mamá de su alfa pero vamos, toda era raro ahora Emma era rara.

Pero raro jamás significó algo malo para Cristina, ser raro era un título que se llevaba a mucha honra.

— Anda, vamos, después puedes mostrarme lo que hacen aquí.

— Después podemos sentarnos en una manta a descansar. —Solo eso necesitaba, descansar y quizá también comer pero eso era teme de otro momento.

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Emma estaba nerviosa, se notaba por lo mucho que jugueteaba con esas esferas de metal, las que siempre cargaba, quería saber que era exactamente lo que estaba diciéndole su mamá a su mate pero nada más presentarlas la mujer la había mandado ayuda a sus hermanos que eran voluntarios (Voluntarios obligados en realidad) En la cocina, los encargados de servir todos los platos.

— Deja de observarlas o las vas a perforar, estarán bien, mamá solo quiere hablar con ella. — Tomás palmeó la espalda de su hermana intentando traerla a la realidad, lo único que logró fue que Emma bajara la mirada rápidamente porque, si bien sabía era una frase que tenía todos los elementos para ser solo un decir, y que bien sabía eso era imposible. Pensó en responderle, corregirlo claro, no quería que su hermano dijera una tontería como esa pero pensó que quizá esa era una de esas frases con las que se burlarían de ella si la corregía.

— Mamá es muy mala algunas veces.

— Ella solo te quiere proteger. — Denise llegó atropellando a sus hermanos, quitándolos del camino, la caja que cargaba era más pesada de lo que pensó pero su orgullo no le permitiría pedir ayuda si aún quedaba una mínima pizca de seguridad de que lograría hacerlo. —No es mala.

— Bueno, en realidad si puede llegar a ser muy hiriente. — Tomás prefería no estar de ningún bando, era lo mejor pero si tenía que posicionarse en alguno en ese momento, o en cualquier otro momento, siempre sería en el de Emma. —No puedes defenderla de eso.

Su hermano era tonto, lo tenía claro, tontísimo del culo, que lo que no quería era asustar a Emma pero al parecer no le importaba eso, o solo no lo notaba, quizá aún era muy joven, o quizá no, ¡Solo era idiota! Claro que sabía que su mamá solía rebasar los límites si se trataba de Emma, sin embrago decírselo a la cara solo empeoraría los nervios de la mayor. Por eso, esa mirada asesina a Tomás fue una de las más merecidas en meses.

Solo contigo. (Omegaverse GL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora