Parejas

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No hubo una pelea ahí mismo porque Aranza era más fuerte que Denise y pudo detenerla. Tuvo que llevársela, primero cargando y cuando no pudo más a rastras hasta el estacionamiento donde por fin pudieron tomar un poco de aire.

— Lo siento. — Lloriqueó la mayor. —Lo siento muchísimo, no pensé que fuera a decir nada como eso, pensé, pensé que quizá las cosas eran diferentes, que ella se arrepentía.

Al verla tan desprotegida, Denise sintió que debía hacer algo, no quería verla llorar.

— Emma intentó suicidarse cuando tenía 15, papá se acababa de ir de la casa y como una cereza de pastel, cuando se atrevió a confrontar a Linda para pedirle que la dejara de molestar ella se burló en medio del pasillo, la verdad es que Emma jamás nos quiso decir que fue exactamente lo que le dijo pero creo que podemos imaginarlo. — Aranza observó a la chica que tenía enfrente, con ese cabello de borrego y la sonrisa más triste que había visto, pero sonrisa al fin porque hacía un esfuerzo enorme por no ponerse a llorar y no empeorar la situación aún más. — Al día siguiente de eso fue cuando lo intentó, creo que en el fondo Linda seguía siendo su única esperanza, y cuando ella lo rompió sintió que no tenía nada más que hacer.

La mayor acarició la pierna de Denise, movimientos suaves y repetitivos que intentaban que esa sonrisa triste se volviera en una honesta, una de esas que brillaba como el día que se conocieron por esa tonta cita.

— Cuando "eso" pasó Emma fue internada en un psiquiátrico, yo no quería entender que sucedía, esos días ni siquiera los recuerdo muy bien pero si recuerdo a mi mamá llorando. —Continuó, ahora con un poco más de seguridad por esa mano apoyándola incondicionalmente. — Ella y yo no éramos muy cercanas, yo no la entendía y Emma prefería estar sola así que para mí era solo alguien más en mi casa pero para mi hermanita, para Ana, Emma era el mundo entero, su gran aspiración, por eso cuando me di cuenta lo enojada que estaba por no poder entender a Emma, por no poder ayudarla, al enterarse que ni siquiera porque estaba todo el tiempo con ella Emma se atrevía a decirle las cosas, cuando vi a una niña de 9 años estaba tan enojada todo el tiempo me di cuenta que mi familia estaba rota.

— No creo que estuviera rota. —Intentó consolar Aranza, hasta ese momento había preferido no intervenir pero sentía que si no lo hacía Denise se alejaría.

— Así era, mamá casi no estaba, tuvo que tomar dos trabajos para sobrevivir, Emma tampoco estaba, entonces yo tuve que hacerme cargo, solo era una niña pequeña, me enojaba no poder salir con mis amigos a jugar porque tenía que cuidar a mis hermanos y después de mucho pensarlo cero que solo me enojé aún más, alguien tenía que tener la culpa de todo lo malo que me pasaba. No podía culpar a mi padre porque ni siquiera estaba ahí, además, ya lo odiaba lo suficiente. Fue por eso que un día fui a la preparatoria de Emma a encontrarme con Linda. — Denise hubiera preferido tener esa conversación en otro lado, un poco más de confianza ¿Podía ser en otra cita? Un momento más íntimo, pero ahora el interior del auto de Aranza era el espacio seguro. — Le grité mil cosas en uno de los pasillos, era mi venganza, quería que se sintiera mal pero ella solo se rió de mí, a carcajadas en realidad, "si tu hermana está en un psiquiátrico es porque está loca ¿Por qué habría de interesarme que es lo que le pasa a una rara como ella? Y antes de venir a decirme algo al menos asegúrate de no ser una niña idiota" — La arremedó, lo hizo tan bien que a las dos se les escapó una risilla, un escape de lo que en realidad estaban sintiendo. —En ese momento la vi como un monstruo frente a mí, solo son dos años mayor pero es que la vi como un adulto enorme, salí llorando ¿Por qué no le importaba lo que le pasaba a mi hermana? Estaba en el hospital, ya todos sabían lo que había hecho ¿No tenía empatía?

— No tenía idea de que Linda fuera tan, tan hija de puta, ella siempre nos llamaba diciendo que todo era genial, que sus nuevos amigos eran divertidos, nunca, ni siquiera una vez mencionó a Emma. — Aranza estampó su cabeza contra el volante, se sentía como una idiota, quería recordar si alguna vez Linda dijo algo, lo que fuera, una pista para averiguar que era esa clase de persona.

Denise la miró un segundo, era lindo que la escucharan tan atenta, nada de hermanos ruidosos o responsabilidades, tampoco debía mantener la compostura, solo eran ellas dos.

— En fin, nos mudamos aquí porque mamá encontró un buen empleo, bueno, y que mi abuela nos había heredado una casa aquí, supongo que en ese momento me gustó la responsabilidad de mi familia, era la alfa de la casa y quien se encargaría de que todos estuvieran bien y cuando Emma salió del psiquiátrico a los 16 me volví cercana a ella, no permitiría que la volvieran a lastimar. ¿Ahora entiendes porque estoy tan molesta? ¿Entiendes porque no quería siquiera escucharla?

— Te llevaré a tu casa, así podré disculparme.

— No, tengo mi auto, no lo dejaré aquí.

— Entonces déjame acompañarte, te seguiré con el coche y pasaremos la tarde juntas.

— Eso sería bueno.

Sus sonrisas eran las de dos niñas, es que era diferente, para Denise todo eso era nuevo y si bien no se podía decir lo mismo de Aranza, también era verdad que era la primera vez que podía admitir estaba enamorándose.

Entonces la mayor no quiso frenarse mucho más, era una necesidad intrínseca cuando pensaba en ella, o cuando la veía, por eso la besó con necesidad, con fuerza, mordió el labio de Denise para no dejarla escapar. Se apresuró, mucho, arrancó la camisa que llevaba su cita, es que sus instintos, los de ambas en realidad, las tenían descontroladas.

— E-espera. —El miedo trajo la cordura de vuelta cuando sintió las manos de Aranza desabrochando sus pantalones. — Aranza, basta.

Estando un tanto aturdida se detuvo, no iba a obligar a nada por muy excitada que estuviera.

— ¿Qué pasa?

— Aranza, nunca he hecho esto, no quiero... no quiero que tan solo sea así.

— ¿En mi auto?—Y es que era raro que un alfa se fijara en esos detalles cuando estaban medio desnudas en el auto, el instinto debía de haber sido tan fuerte que no habrían podido parar.

— En tu auto, en un estacionamiento, después de un día de mierda.

— Si eso es lo que quieres ¿Al menos puedo seguir besándote?

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La nariz de Aranza comenzó a trabajar en cuanto entraron a las casa de su "algo" las feromonas de la propia Denise se mezclaban con las de toda su familia, era obvio que así sería. Era un olor agradable, pero también extraño porque rápidamente sintió el aroma de Cristina, hay, bien escondidito en el segundo piso, liberándose suavemente tal vez intentando tranquilizar a Emma.

— Están aquí. — Murmuró Denise. —Mamá no tardará mucho en llegar, seguro que se enojará si esas dos están solas y encerradas en la habitación de Emma.

— ¿Aún odia a Cristina? —Preguntó, eso solo sorprendió a Denise, no recordaba haber mencionado algo así. — Hablé con Cristina, era algo difícil para ella.

— Pues, parece estar aceptándolo pero creo que algunas cosas le siguen constando mucho trabajo.

La menor tomó con fuerza la mano de su ahora "casi algo" (Porque llamarla novia sería extraño) Y la llevó al segundo piso para poder charlar a solas pues aunque compartía habitación con Ana sabía que su hermana no estaría en casa así que aprovecharía el momento.

Antes de lo que fuera que pudiera pasar en esa habitación, Denise entró a la de Emma para recordarle a su hermana la hora, que sabía que si estaba con Cristina seguro olvidaría todo lo demás, incluida a su madre que no estaría muy contenta de tener dos parejitas en casa, a solas, encerradas en sus habitaciones.

Aranza se quedó en el marco de la puerta con una sonrisa hermosa en el rostro cuando vio a su amiga abrazar a Emma, la alfa estaba dormida sobre las piernas de la omega y claro, Cristina no desperdiciaba la oportunidad de admirar a su alfa.

— Ups, no quería interrumpir. — Se disculpó Denise.


Solo contigo. (Omegaverse GL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora