Omega

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— No soy tan joven como crees. — Ana se recargó en la pared, quería hacer una de esas poses de chica mala.

— Un intento más mini Emma y regresarás a tu casa. — Julieta solo pensaba que era divertido, pero Tomás, él no estaba dispuesto a regresar a casa, quería saber que sucedía y no dejaría que su hermana lo arruinara, por eso la tomó del brazo y la jaló con todas sus fuerzas hasta acorralarla contra una pared fuera del cuarto donde estaban.

— No sé qué es lo que te pasa por la cabeza, niña estúpida pero no harás que nos regresen a casa sin que yo me enteré de que está pasando con Denise y Aranza.

Es que ese omega era bastante más intimidante de lo que la gente pudiera creer por como actuaba con las demás personas, pero haber sido criado con tres alfas le había enseñado a defenderse más que bien.

— Bien, bien, ya paro, solo lo quería intentar.

— Tú y tus hormonas de adolescente se pueden ir a intentar hacer cualquier otra cosa, pero lejos de donde me metas en problemas, eso o le diré a Denise que volviste a usar su tarjeta para comprar cosas por internet. — Ana tragó pesado, Tomás era mucho más aterrador que toda su familia junta.

— Lo siento.

— Entonces te quiero tranquila lo que quede del día, yo estaré esperando a que Denise salga de ahí.

— Bueno, no creo que puedas hacer eso tampoco. —Ana temió por su vida al decir eso, pero creía que era necesario. — Quiero decir, si se van a reconciliar seguro que están teniendo sexo.

— No lo sabes, tonta.

— Lo sé, soy alfa.

Y Tomás supo que su hermana tuvo razón.

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Denise salió del cuarto con tantas marcas en su cuello que, ni sus hermanos, ni Julieta pudieron aguantar la risa. Aranza no se quedaba atrás, estaba igual o más marcada, que seguro se habían acostado hasta no poder más, bien por ellas.

— Una sola risa de ustedes dos y le diré a mamá donde estamos ahora mismo y como llegamos aquí. — Rezongó Denise.

— ¿Segura que quieres decirle a mamá que viniste con tu novia a un hotel a las afueras para poder coger? Y más importante aún ¿Qué nos trajiste? — La personalidad burlona de Ana era un verdadero fastidio.

— Ustedes dos básicamente me secuestraron, malditos locos, tampoco me olvido de Alexa, ella me las pagará después.

— Denise, calma, solucionaremos todo esto después. — De pronto la voz de Aranza era tan dulce que no pudo siquiera intentar ignorarla, ese terrón de azúcar que intentaba calmarla acababa con su razón.

— Ya, ya, tienes razón, luego me las arreglaré con esos dos. — Correspondió al abrazo tomando los brazos de Aranza y apretándolos contra su cuerpo, no quería que se separara ni siquiera un poco. —¿Ahora qué? ¿Nos quedaremos aquí?

— Bueno, pagamos una noche así que si, nos quedaremos aquí. — Respondió Tomás. —Acordé con Alexa que mañana vendría por nosotros en su camioneta a cambio de unos consejos para su novio.

— Alexa es más idiota de lo que nos cuenta Omar. —Se burló Julieta. — Pero parece tener un buen corazón.

— Oye, eso me pone celosa. — El palabrerío de Ana ya se había convertido el lo que sería una burla el resto de su vida.

El lugar era tan pacifico que a duras penas se podían creer el precio al que lo habían conseguido, era como un sueño. Como buenas alfas Ana, Denise y Aranza salieron corriendo a la parte más boscosa, decían que ahí había un pequeño lago artificial en el que podían nadar así que no dudaron en ir a comprobarlo. Tomás y Julieta se quedaron atrás, también les agradaba la idea de nadar y divertirse, pero no tenían la urgencia de correr.

— ¿Tú eres hija única? — Preguntó Tomás.

— No, tengo un hermano mayor, un alfa. —Julieta era reservada la mayor parte del tiempo, pero ese chico que tenía a su lado desprendía un aura relajante, que incluso siendo ella una omega, podía sentir esas feromonas llenando su cuerpo. — ¿No sientes que es mucho tener tres hermanas? Yo con el mío ya he tenido un par de intentos de homicidio.

Tomás se rio, también estaba sorprendida de no haber cometido ningún crimen contra sus hermanas hasta ahora.

— Creo que estoy bien con ello, al menos ahora lo estoy, antes me afectaba mucho más.

— ¿Tener tantas hermanas?

— El que fueran alfas. — ¿Y cómo no tener problemas con eso? Con el padre que les había tocado. —Cuando nací mi padre no pudo estar más contento, por fin tenía un hijo varón, ahora podría tener todo lo que deseaba, su familia llena de lideres, todos alfas, claro que yo no entraba en ese regla.

— No creí que su padre fuera así. — Es que Cristina jamás había hablado de ello y tampoco ella preguntaba, era intimidad de Emma y así se quedaría.

— Bueno, ni siquiera sé que es de él así que no me interesa, pero, cuando era más pequeño siempre me pregunté porque no había nacido como alfa, es que se supone que los hombres alfa son hasta más comunes ¿Por qué mis hermanas habían tenido esa suerte y yo no? Incluso hubiera preferido ser beta.

— Oye niño, lo siento en serio, no quería reabrir una herida, si no quieres contarme lo entiendo. — El lado más protector de Julieta la controló, sentía como todo su cuerpo le demandaba abrazar a Tomás hasta que se sintiera mejor.

— Ya no importa, ahora la verdad es que no me afecta más, me di cuenta que soy el rey de la casa y siempre me salgo con la mía, también un poco Emma pero apenas y empiezo a molestarla siempre sede. —Era un niño para muchas cosas, entre ellas molestar a sus hermanas, ahora se jactaba orgulloso que tenía el control, y en verdad se sentía así, pero lo más importante, se sentía bien consigo mismo. — La genética es la genética, yo no tengo la culpa de eso y no voy a vivir toda mi vida amargándome por algo que a mi ni siquiera me molesta, por algo que en realidad solo le molesta a un troglodita que se acostó con mi madre.

Solo contigo. (Omegaverse GL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora