Lo siento.

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Era momento de irse, ese estúpido armario solo la hacía pensar de más y estaba harta de eso, de tener que depender de Emma, de solo pensar en ella cuando tenía un problema.

Al levantarse escuchó algo crujir, había roto algo seguro, su hermana estaría insoportable con eso, que sus cosas no estuvieran como ella las había dejado la estresaba. Se agachó para rebuscar entre las cobijas y cojines que ahí estaban, no tardó mucho en encontrarlo.

Se puso a llorar como una bebé, no podía contenerse, no podía pensar. Emma aún tenía esa estúpida caja que le había regalado, esa que prometía atrapar todos sus miedos, esa caja solo la usaban cuando sus padres peleaban, y en realidad solo la usaba ella misma porque Emma pensaba que era una tontería, así no funcionaban las cosas, de cualquier manera no decía nada, nunca le decía nada pese a que odiaba que la molestaran. Se quedó llorando un rato, no pensó en el tiempo, en realidad rebuscó en las muchas cajas que tenía su hermana por si había guardado algo más que ella le hubiera regalado.

Tres cajas de zapatos en perfecto estado estaban apiladas debajo de muchas almohadas, solo se diferenciaban por la etiqueta de color en la parte superior; Azul, Amarillo y Rojo.

La azul era la primera, estaba llena de papeles, a rebosar de tickets en realidad, todos eran compras tontas, dulces, algunos de sus libros, gasolina para el auto, al fondo había un sobre con muchas fotografías, todas fotos tontas que Denise le tomaba a Emma para hacerla enojar.

La amarilla tenía flores conservadas en acetatos de plástico, estaban al vacío para que no se pudrieran, una gorra algo rota, tenía el escudo de un equipo de béisbol y al igual que la anterior tenía un sobre al fondo, este era más pequeño, lleno de selfies de Tomás, todas selfies con Emma por supuesto, no eran demasiadas, la mayoría cuando esos dos salían a jugar algún deporte.

Por último la roja, la roja era la más pesada, también la más desgastada, nada más abrirla volvió a llorar, había de todo ahí, muchísimos dibujos, manualidades como llaveros y pulseras, cosas que ella le había regalado a su hermana, entonces buscó el sobre que debería estar al fondo, el de las fotos pero no había sobre, no, era una sola foto rota, una de navidad, ni siquiera recordaba cuando la tomaron, Emma debía tener unos 9 años, era una pequeña y ahí estaba, era solo una bebita sosteniendo su peluche frente a la cámara, tan orgullosa, tan feliz abrazando a su hermana. No era posible que esa fuera la única foto que tenía con Emma.

Corrió a buscar a su hermana, tenía que hablar con ella, preguntarle porque guardaba esas cosas, es que Emma jamás guardaba "basura" pero Emma no estaba en casa, se asomó por la ventana y el carro tampoco estaba, Denise debía de haberla llevado a la universidad, seguro ya había dejado de pelear con su noviecita, o había escapado de la pelea, como fuera, Aranza tampoco estaba.

El autobús tardaría más del tiempo que su ansiedad contener, claro que tampoco tenía dinero, pero si la tarjeta de Denise, pediría perdón después, por ahora le era más importante pedir un uber.

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— ¡Es que en verdad es una idiota! ¡Que se vaya al carajo! ¡En verdad, no quiero nada con ella!

— No grites por favor. —Chilló Emma, tenía que taparse los oídos, no lo soportaba.

— Ya, ya, lo siento, lo siento, pero, carajo, pensé que era diferente.

— ¿Y si la escuchas? Cristina me dijo que era lo mejor, si no la entendía debía escuchar.

— Tú y Cristina son diferentes.

— ¿Por qué?

Denise no supo que contestar a eso, en realidad no tenía un motivo para decirlo, claro, su hermana y bla, bla, bla, pero el consejo era tan genérico que claro que le funcionaría.

Solo contigo. (Omegaverse GL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora