— ¿Cómo te llamas? — La actitud coqueta de Ana solo logró un par de carcajadas en todos.
— Soy muy mayor para ti niña, ni lo intentes. —Julieta la apartó con una mano, estaba mucho más interesada en hablar con Aranza para tranquilizarla un poco.
— Pero voy a crecer. — Dijo muy confiada.
— Ana, déjalo ya. — Cristina cortó el rollo, era la única que se sentía con la autoridad de decirle eso a Ana, que gracias a Emma habían pasado mucho tiempo juntas. — Nosotros nos iremos junto con Alexa, los llevaremos a su casa.
— ¿Llevarnos?
— Claro, Tomás regresará también. — Tomás giró la mirada cuasi asustado, no se lo esperaba, él rezaba que lo dejaran porque según sus palabras era ya lo suficientemente mayor.
— Anda, que se queden, yo los cuidaré, además, solo nos quedaremos un fin de semana. — Animó Julieta.
— Yo me quedo con ella. — Se apresuró Ana.
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Denise se quedó sentada en la cama, se había rendido de la idea de escapar, se le ocurrió romper la ventana, era tentador pero no, no sería tan bruta que luego debía pagarlo.
La puerta se abrió un rato después, pensó que serían sus hermanos, pero no, no tuvo tal suerte, quien atravesó la puerta fue esa cabeza dura de Aranza. De inmediato sintió un rechazo, quería mandarla lo más lejos, pero cerró la puerta detrás de ella.
— Me obligaron a entrar. —Fue lo primero que dijo. — Dijeron que al menos me quedara dentro un rato.
— No te quiero aquí.
— Entonces vete tú, no me pienso ir, por mis amigas. — Claro que la puerta ya estaba cerrada desde fuera.
— Tus amigas. — Reclamó Denise.
— Si, por ellas, al menos ellas no son unas intolerantes y me dejan hablar.
— Buenos claro, ellas no cogieron contigo, antes de eso creo que eras un poco más tolerable.
— Sigues siendo una idiota.
— Idiota serás tú, solo te dije que no quería ir a cenar contigo y desataste el infierno.
— Solo quería estar contigo. — Confesó Aranza. — Quería que saliéramos oficialmente, en verdad me gustaba esa idea de estar contigo, claro, hasta que vi quien eras.
— ¿Quién soy yo? Yo no intento pagarle a las personas con quienes me acuesto.
— ¿¡Pagar!? ¿De qué carajo me hablas?
— Me estabas llevando a un restaurante caro, cuando pasó lo de Linda hiciste lo mismo, me compensas todas las cosas malas con dinero. — Denise se levantó para encarar a Aranza, para estar a su nivel, su estatura, algo meramente biológico.
— Solo quería ser romántica, el dinero me importa una mierda, no sé de dónde sacaste esa idea estúpida. — Idea generada por malas relaciones volvió a pensar Denise.
— Te dije que no quería, pero no escuchaste.
— Porque empezaste a gritar ¿Cómo quieres que actúe si solo gritas?
— Tu también solo gritaste. — Se justificó Denise. —Y no pensaba perder.
Aranza quería golpearla, en verdad que sí, la excusa de Denise era estúpida pero la entendía mejor que nadie porque ella tampoco quería dejar de gritar, perder se sentía como un golpe en el orgullo. Por eso rio, rio a carcajadas porque no sabía que más hacer, rio hasta hacer sentir incómoda a Denise que no entendía nada, rio porque incluso en ese momento se sentía cómoda con la alfa, esa alfa, Dios, Denise era tan hermosa.
— ¿Eso significa que vamos a hablar ahora?
— Sabes, Emma me dijo que debíamos hablar, creo que solo no quería escucharla.
— Nadie quiere escuchar a sus hermanos, pero Emma parece ser muy sabia.
— No lo sé. — Se rindió Denise. —Pero no me importa, solo no quiero seguir peleando, no me importa si seguimos juntas o no pero... no quiero pelear.
— ¿No quieres que sigamos juntas? —Aranza sintió que su corazón se partió un poco.
— Dije que no lo sé. — Denise se sentó, pero esta vez en el suelo. — Somos muy tontas, además es la primera vez que estoy con otro alfa, creo que... que tengo miedo.
— ¿Miedo de qué?
— Miedo de todo Aranza. —Las dos dejaron de gritar, dejaron de odiarse, dejaron todo para poder escucharse. — ¿Qué pasa con los demás? ¿Con mi mamá?
— ¿Esos que importan? Tú mamá te ama Denise, eres una gran hija.
Su padre no decía eso. Sabía que no debía de importarle la opinión de un idiota como ese, pero era difícil olvidar lo que te habían gritado cuando eres solo una niña, eres una decepción.
— Pero a mí me importa. — Y con todo y el corazón roto Aranza sabía que no estaba dispuesta a soportar todo eso.
— Denise, creo que tienes que crecer mucho, y te quiero, pero no estoy dispuesta a seguirte en esto.
— Cállate y déjame hablar. — Interrumpió Denise, ella bien sabía a donde iba la conversación, pero no quería, no podía dejar que terminara así. — Y sé que tampoco te corresponde tener que acompañarme en esto, pero ¿Por qué? ¿Por qué no lo intentamos?
— Porque no quiero seguir huyendo Denise, no quiero seguir ocultándome en ser una amiga, ya me cansé de eso.
— ¿Quién dijo que tendríamos que escondernos?
— Denise, basta, pasamos la mayor parte de nuestro tiempo juntas peleando, no puede ser bueno.
— Eso no es verdad. — Defendió Denise, y era verdad, no peleaban casi nunca, lo que en realidad sucedía era muy diferente. — Nosotras peleamos por poder, ambas hacemos esas tonterías y levantamos la voz pero ¿Alguna vez en verdad sentiste que peleamos? ¿Alguna vez sentiste esa rabia de las peleas? Solo piénsalo.
— No. —Era verdad, en realidad esas "peleas" las pequeñas donde solo se encaraban le parecían divertidas.
— Somos diferentes Aranza, no podemos tener una relación como la que existe en las novelas, pero tampoco quiero eso, solo me gustaría que pudieras seguir aquí.
— ¿Entonces porque no dejabas de gritar? — Bromeó, que una pizca de rebeldía le caería bien.
— Eres más tonta de lo que recordaba. — Soltó antes de besarla.
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Solo contigo. (Omegaverse GL)
RomanceLa vida te puede cambiar, darte un giro de 360°, en especial cuando una peculiar joven de cabello rizado se queda grabada en tu mente porque sabes que es especial, tan especial que estás dispuesta a pasar por todos esos cambios con una sonrisa, disp...