No había tantas texturas que la molestaran, tampoco le parecían especialmente molestos las bacterias (Aunque prefería no tocar nada en el bus así eso significara caerse) Pero tener a un bebé llorando a su lado, eso sí era un problema, Escuchara tanta gente hablando era molesto, sus audífonos la libraran de tener que escuchar cada plática pero los gritos del bebé pasaban la defensa de los audífonos.
Pensó que pelear con su hermana no había sido la mejor de las ideas, pudo haber tenido un viaje gratis y completamente libre de gritos, no le gustaba estar ahí, preferiría no haber tenido que salir de casa, ella nunca salía ¿Por qué había salido? Ella nunca rompía su rutina ¿Por qué estaba haciendo eso? Buscó en su mochila las esferas de metal, siempre lograba calmarla el jugar con ellas pero primero debía encontrarlas para eso. No quería tener un ataque, en verdad no quería, le estaría dando la razón a toda su familia de que no podía valerse por sí misma. Por Cristina, lo estaba haciendo por ella, tenía que soportarlo si quería verla.
No podía priorizas ningún estímulo, todo sonaba igual, todo tan fuerte, no podía más. Se controló lo más que pudo hasta llegar a la cafetería donde la habían citado, con lo sobrestimada que estaba sabía que era una mala idea, en la cafetería habría aún más gente hablando, habría música y mucho movimiento pero también estaba ella. Nada más entrar al lugar notó que no había tantas personas como había pensado, tres mesas en la entrada, dos vacías y una con un par de omegas que hablaban de trabajo, un poco más adentro había gabinetes, cuatro para ser exactos, de eso solo dos estaba ocupados, una familia, solo jugaban con el niño y hablaban de su día y el otro gabinete ocupado era Cristina, estaba sola y veía su teléfono.
Cuando la vio, las cosas cambiaron, corrió a ella, se sentó a su lado y la observó a detalle, como si esa fuera su primera cita.
— Hola ¿Estás bien?
— Hola. — Contestó y tímidamente la abrazó sin pedirle permiso, sintió que en verdad era necesario.
Solo por eso pudo distraerse, los reflejos de las luces ya no parecían lastimarla, y todo el sonido desapareció, Cristina era su lugar seguro, abrazarla fue su salvación.
— ¿Qué pasa Emma? — Cristina apretó con más fuerza a la alfa, acercándola a su cuerpo. — ¿Quieres decírmelo?
Emma no respondió pero aprovechó la cercanía para pegas su nariz al cuello de su omega, olía tan dulce, tantísimo que sus dientes comenzaron a doler, quería marcarla en ese instante pese a saber que no era correcto.
— Muchas cosas, había un bebé que no dejaba de llorar y luego la luz.
— Te sobre-estimulaste. — Emma se sintió muy alegre de saber que Cristina la entendía, que no la juzgaba como lo habían hecho siempre.
— Fue más de lo que podía soportar. — Su voz se escuchaba triste, cansada, se sentía débil y si era débil no podía proteger a su omega.
— ¿Más de lo que podías soportar? Pero Emma, estás aquí, estás bien, tu puedes con todo esto y más, lo sé. —La consoló con una voz que era amor puro en su máxima expresión. — Perdón por hacerte venir y salir de tu zona de confort todo el tiempo.
— Quería venir a verte, es mí culpa.
— Claro que no. — ¿Qué tan mal habían tenido que tratar a Emma para que pensara que ella tenía la culpa por sentirse mal?
La presencia de otro alfa molestó a Emma, como por arte de magia dejó de sentirse mal, ya no necesitaba ese abrazo, ahora solo podía pensar en cuidar a Cristina, parecía ser que sus instintos estaban un poco desatados.
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Solo contigo. (Omegaverse GL)
RomanceLa vida te puede cambiar, darte un giro de 360°, en especial cuando una peculiar joven de cabello rizado se queda grabada en tu mente porque sabes que es especial, tan especial que estás dispuesta a pasar por todos esos cambios con una sonrisa, disp...