3#Condena

146 10 1
                                    

En parte sentía culpa, pero por otro lado sintió que fue lo mejor que hizo, por fin sintió lo que esperaba desde hace ya tantos años: Paz.

Pero, sólo fue por un rato, aun iba a tener que seguir aguantando con todo el estrés.

Sentía mucha culpa por el hecho de que... quería volver a sentir todo eso. Se estaba condenando y lo sabía.

Lo único que pasaba por su mente eran justificaciones de porqué ir al lugar que le indicaron y justificaciones de por qué seguir con eso; "sólo una vez más" se repetía una y otra y otra vez.

El problema de estar pensando sólo en eso fue que estuvo distraído en clases y en las prácticas, como consecuencia logró que ese maldito se enojara a niveles ya anormales con él.

En un momento del entrenamiento, un balón le golpeó bastante fuerte en la cara, específicamente en su ojo derecho, y también el golpe hizo que le empezara a sangrar la nariz. 

- ¡Oh, lo siento sempai! - con énfasis en la última palabra -Se me fue la mano- declaró con un tono más elevado para que todos los que habían visto lo sucedido creyeran en sus falacias.

Lo llevaron a la enfermería mientras él se agarraba la nariz y se tapaba el ojo. Realmente no le importaba nada de todo eso ya que, de manera preocupante, ya se estaba acostumbrando...

Fue un golpe bastante fuerte, le pusieron una crema, y le dijeron que mejor vaya a su casa, ya que, si le daban otro golpe, podía ser peligroso. 

Él se fue sin problema, realmente no le importaba irse un poco antes, pero no iba hacia su casa, sino que iba hacia la universidad, con un objetivo en claro.

Al estar entrando al campus, se puso una sudadera y se tapó la cabeza.

Fue hasta el lugar que había memorizado involuntariamente, pero él lo agradecía, sólo por ese momento...
Tocó el timbre y esperó, escuchando cómo alguien adentro se movía continuamente y haciendo mucho ruido. 

La puerta se abrió dejando ver a un tipo que ocupaba lo que apenas había abierto la puerta, se le veía tenso, sus ojos estaban un poco rojos y estaba un poco despeinado. Su tensión se deshizo en el momento en el que se dio cuenta de quien había tocado la puerta. 

-Pero miren quien al final si vino- dijo mostrando una sonrisa de costado y socarrona, mostrando un poco los dientes, que sorprendentemente eran rectos y blancos - ¿No dijiste antes que 'eso' no era lo tuyo?- dijo burlonamente.

-Bueno... que te importa- se sentía ya bastante culpable como para que alguien le recuerde lo que dijo y no cumplió.

- ¡Hey! tranquilo, estaba bromeando, no te exaltes tanto- pero antes de que Kenma vuelva a decir algo abrió la puerta y con un gesto le dijo que entrara y cerró la puerta después de que el pequeño pasara.

Al pasar, Kenma percibió un olor bastante fuerte en toda la habitación, vio que en una esquina del escritorio estaba oculto (no parecía tan oculto) algunas cosas que seguramente eran diversos tipos de drogas. 

- ¿Quieres?- preguntó, pasándole algo que parecía un cigarrillo pero se notaba que era más fuerte -Puede que te sane ese golpe- y luego rio por su burla, nuevamente -No sabía que eras de los que peleaban- al ver que Kenma no aceptaba se lo llevó a la boca y se sentó frente a su escritorio pero sin darle la espalda a su visita.

-Fue en el entrenamiento- dijo un poco cortante, pero no quería exagerar. 

-Vale... pero bueno, sé que no viniste a hablar exactamente. ¿Qué quieres? tengo todo lo que quieras y si no lo tengo, lo puedo conseguir. Tengo pastillas, para fumar, inhalar, para inyectarse...-.

-No, no quier- quiero la misma pastilla que me diste en la fiesta- soltó por fin. 

Rio un poco luego de relamerse los labios y acomodarse su cabello. 

-La tengo, pero si quieres tengo otras que te pueden atraer, también son pastillas- aclaró.

-No me quiero volver un maldito adicto; sólo el otro, y ya no vuelvo más aquí- miraba con desconfianza, después de todo, era alguien que ni siquiera conocía y que vendía sustancias de ese tipo. 

-Okey... discúlpame- se volteó, rebuscó entre las pastillas y sacó una que estaba en una pequeña bolsita- toma, te aviso que esta vez no va a ser gratis-.

-Si, ya lo suponía- preguntó el precio y pagó tal cantidad, agarró las pastillas y las guardó en una zona de su mochila bastante oculta, sólo por si acaso -vale... adiós- y se dispuso a ir, pero el otro lo agarró antes de que se vaya.

- ¿A dónde tan rápido?- lo había volteado de tal forma que quedaban bastante cerca cara a cara. 

Kenma sólo lo miró fijo con indiferencia causando un poco de escalofríos en la espalda del pelinegro. 

-No te importa, y suéltame- dijo firmemente. 

No pudo evitar reír un poco ante tal actitud. Desde ya antes él pudo percibir que había agarrado a un muy interesante cliente, y que sin duda le iba a traer mucha diversión. 

-... ¿No quieres que te de mi número? sólo por si pasa una emergencia- su voz era melosa; se relamió los labios y volvió a hacer esa sonrisa coqueta que hace a cada rato. 

-Se nota que no me escuchaste- soltó un pequeño suspiro -esta va a ser la última vez. 

No le creía, puso los ojos en blanco y se fue un poco hacia atrás para darle su espacio. 

-Soy insistente, después de todo yo gano de eso- soltó una risa un poco forzada -Adiós-. 

Lo miró con los ojos entre cerrados, de reojo y se fue, sin decir nada, el aire afuera de su habitación era más relajante, así que tomó un gran bocado de ese aire para por fin encaminarse, ahora sí, hacia su casa.
Para su suerte, o talvez mala suerte, no se encontró con Kuroo.

Llegó a su casa, para su sorpresa estaba su mamá, tenía miedo por alguna razón, pero igual la saludó. 

Y como siempre vino lo que cada día desde su niñez llevaba aguantando tormentosamente. Kenma ya estaba acostumbrado, pero eso no significaba que le dejara de doler... 


No sé muy bien cómo continuar o sea si peroo lo quiero hacer bien así que vamoh a ir viendo :3
Disfruten y voten si les gusta plis byeee 

Alone again... [Kenma Kozume]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora