Ya era sábado, Kenma sabe qué es lo que quiere; comenzó a vestirse simplemente con unos jeanes holgados y una sudadera negra con capucha. Y se llevó unas dos pastillas, por si acaso, ya que no quería gastar más dinero si él ya tenía unas cuantas pastillas.
Estaba ansioso por ir de una vez a esa fiesta. Kenma era bueno mintiendo, así que sólo repasó unas cuantas veces sobre lo que le diría a Kuroo en la fiesta para...
El timbre sonó en el piso de abajo, ya había llegado. En esta ocasión el rubio no le dijo nada a su madre sobre que iba a salir, que se joda.
-Hola, ¿listo?- Preguntó el alto apenas verlo.
-Si, vámonos-.
-¿Tu mamá esta aquí?- Preguntó.
-Nah, ella está en su trabajo, ¿nos vamos?- Sonó desesperado, pero la verdad si lo estaba.
-Jaja yaya, nos vamos-.
Y se fueron de camino a la universidad, directo a una fiesta donde uno de ellos no sabe absolutamente nada de lo que le va a pasar al otro. Tiene que abrir lo ojos y hay alguien que va a ayudar a que él por fin de el paso que nunca se atrevió a dar.
No hablaron mucho en el camino, Kenma realmente no estaba con ganas de hablar. Sabía que algo estába cambiando en él, pero no se estaba dando cuenta de que su perspectiva iba a cambiar mucho sobre el pelinegro. Ahora cada vez que le hablaba, se sentía agobiado, como si estar con él le estuviera fastidiando.
Ya no quería la presencia del otro en su vida, porque sabía que si se enterara, no habría forma de hacer que no se metiera en esto. Y tenía miedo de que eso pasase.
Llegaron a la fiesta y Kenma se ubicó hacia dónde debía ir y cual era la zona donde él pertenecía. Aun así siguió a Kuroo por un largo rato, se la pasó sólo con él, intentando no parecer ansioso, pero aun así no podía evitar mirar todo el rato a esa zona o incluso de vez en cuando mirar a cierta persona que también le devolvía la mirada.
-¿Kuro, puedes traerme algo de tomar?- Pidió Kenma después de mucho rato de estar con él.
-Vamos juntos- propuso.
-Es que me estoy agobiando un poco, así que prefiero quedarme un rato sólo en una esquina- mintió. Igualmente el otro sólo le acarició la cabeza y le dijo que ya volvía.
Ahí es cuando él apovechó y se escabulló entre la multitud. Llegó a esa zona e inmediatamente sintió el aroma que había sentido en la habitación de Shuji. Comenzó a buscarlo.
No le tomó mucho, estaba en un sillón con otros tipos a su alrededor, todos estaban fumando o drogandose en la mesa que estaba frente al sillón.
-Ey- dijo al ponerse detrás de este.
-¡Ey, amigo! ¿no que estabas con el conservador ese?- preguntó.
-Me escapé-.
-Bueno mi revelde, ven y sientate en el paraíso- Le hizo un espacio al lado suyo.
Kenma se sentó y sacó sus dos pastillas que llevaba agarrando desde hace rato y se las enseñó al pelinegro.
-Mejor prueba esto- Le mostró una cosa rara de cristal. Evidentemente era una pipa para fumar, era delgada.
Le mostró que sólo debía encender un mechero y comenzar a quemar el cristal.
-Sólo debes chupar de aquí y vas a ver, que la sensación es increible- Para Kenma, cualquier cosa que tenga que ver con drogarse era una experiencia increible.
Lo hizo y efectivamente sí fue una sensación increible. Desde ese momento, se la pasó drogándose o tomando, hasta que perdió la conciencia y de ahí ya no recuerda absolutamente nada. Pero cada senzación que tuvo fue absoluta y completamente increible, le encantaba esto.
No debía preocuparse por regresar a su casa, o porque Kuroo lo fuese a encontrar, ya que estaba completamente seguro de que no iba a pensar ni por un momento que se encontraba allí. Sí, sintió su celular sonar, pero ni se tomó las molestias de ver quien era. Si era su madre o Kuroo, no le importaba.
. . .
Comenzó a despertarse, sentía una sábana cubrir su cuerpo y un colchón soportar su peso. ¿Donde estaba? se lo estaba cuestionando, y se encontró sin su sudadera, estaba desnudo, sólo de la parte de su torax.
Vio a su alrededor y supo dónde estaba, cómo logró Shuji meterlo ahí sin que los guardias se dieran cuenta no tenía ni idea. Estaba en su habitación, en la de Shuji Arato.
-Por fin despiertas. Sí que eres un mala copa- comenzó a burlarse.
Kenma recién volteó a verlo, y él tambien estaba sin ropa de caderas para arriba. Era sexy, no para Kenma, él no era ese tipo de chico.
-¿Cómo me trajiste hasta aquí?- fue lo primero que preguntó.
-El guardia de este pabellón es mi hermano mayor, él sábe que yo vendo este tipo de cosas así que cuando se enteró que yo entraba a esta univerisdad, rogó por estar en este pabellón y así me avisa si viene algún supervisor o por el estilo- hablaba desde la silla de su escitorio.
-¿Dormiste allí?- preguntó, no creia que fuese así.
-Nah, esta es mi habitación, dormimos en la misma cama- le sonrió -Perdón por no consultarte, pero estabas muy ebrio como para eso-.
-...¿Tu me desvestiste?- se alteró un poco, eso le daba mucha verguenza la verdad.
-Tú solo lo hiciste, yo no tuve que hacer nada- rió.
Kenma sólo suspiró. Se levantó y vio que su sudadera a un rincón de la cama, se la puso y vio que su celular estaba allí, ya no sus pastillas. Tenía muchas llamadas perdidas de Kuroo, al igual que mensajes. Sorprendentemente, sólo tenía tres llamadas perdidas de su madre.
No quería ir a su casa, pero sabía que no podía qudarse allí, confiaba en él, pero no tanto como para pedirle quedarse allí.
-Supongo que vas a irte, yo debo bañarme, a no ser que quieras entrar conmigo-.
-Ja ja, que gracioso que eres-.
-Entonces nos vemos rubiesito- y se cerró en su baño.
Y Kenma se fue, para su tristeza, hacia su casa. Pero sin fijarse que tenía otro mensaje que capaz iba a ser el colapso de todo.
Holes mis niñes, sigan disfrutando de esta historia, porque se viene lo mejor... :)
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Alone again... [Kenma Kozume]
FanfictionKenma comienza a experimentar con drogas para escapar de sus problemas familiares y académicos. Al principio, solo consume ocasionalmente, pero rápidamente se encuentra atrapado en un ciclo destructivo de adicción. Su vida comienza a desmoronarse: d...