19: La reunión (Alastor)

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El día había llegado finalmente, mentiría si dijera que no estaba nervioso, iba a ver por primera vez en tanto tiempo a uno de los últimos seres que había visto en vida...peor, ¡Al rey del infierno!.

En la radio se habían presentado algunos viejos compañeros que pudieron sustituir exitosamente a Alastor ese día, con lo cual este está a más tranquilo.

-Bien- dijo mirando su reflejo en el gran espejo de pared frente a su cama, comprobando si le faltaba algo -monóculo listo, pajarita recta...- se la reacomodó por décima vez en ese rato de espera -Pelo mínimamente dominado, traje limpio, zapatos impolutos...- revisó que no tuviera nada entre los dientes, y esa escena se encontró un diablillo cuando fue a avisarle.

-Señor Alastor, el Lord lo espera abajo-

Con esas palabras el casi castaño se apresuró en salir de la habitación y bajar las escaleras apresuradamente, casi se salta un escalón por las prisas y el desliz, además de casi hacelo caer, desacomodó un poco su pajarita. Maldeciría aquello todo el viaje, pero en ese momento la prioridad era salir de la mansión.

Cruzó a prisa el vestíbulo y pasó recepción antes de llegar al inmenso jardín.

Algunos diablillos trabajaban en la tierra cuando Alastor pasó por los adoquines de piedra que la irrumpía haciendo un estrecho camino hacia la puerta, allí esperaba él, cerca de un coche.

-Lamento la tardanza señor- se disculpó.

-No tiene importancia, vamos bien de tiempo- Alastor fue a subir al coche cuando el ave le advirtió -Tienes la pajarita torcida-

Durante el viaje en coche, el locutor estuvo maldiciendo mentalmente esa endemoniada pajarita, que no había quien la dejase recta, mientras veía el paisaje por la ventana.

Las vistas no estaban nada mal, la ciudad estaba llena de muerte y angustia. Desde su asiento, Alastor suspiró de satisfacción viendo el brutal panorama qué tanta a paz le otorgaba. En un momento dado tuvieron que detenerse por unos instantes, el locutor divisó entonces un demonio siendo perseguido, se acercaba corriendo al coche con una mirada de angustia.

-Señor, me da la impresión de que ese demonio hará lo que sea para subirse...¿me permite frenarlo?-

-Alastor, el coche tardará menos en arrancar que tú en matar a ese desgraciado-

-En ese caso estaré puntual como un reloj a la puerta del castillo, le abriré la puerta del coche de hecho- añadió con una idea en mente -y si no, puede decir todas las barbaridades de mí que le traiga en gana frente a los demás overlords, yo no negaré nada-

Esa oferta definitivamente tentó al ave, quien accedió con un movimiento de cabeza. El Overlord vio con fijeza a Alastor cuando bajó y cerró la puerta.

-Arranca- dijo sonriendo con malicia.

Al de ojos rojos no pareció importarle mucho, estuvo unos minutos matando y devorando hasta que se sintió satisfecho y dejó los restos para que los recogiesen.

-Souk, creo que ya va siendo hora de probar eso de las sombras- comentó viendo el coche a lo lejos. Souk aplaudió y se irguió del suelo, poniéndose a la altura de su contratista.

-Bien, visualiza el punto exacto en que quieres aparecer y cierra los ojos-

Alastor hizo caso, visualizó la sombra que proyectaba el coche en movimiento, y al poco de cerrar los ojos, sintió su cuerpo mucho más liviano. La sombra le susurró al oído.

-No abras los ojos hasta que te diga, con un poco de práctica no tendré que avisarte-

Por alguna razón, el pecador sintió que no debía responder, así que se mantuvo en silencio. Escuchaba el sonido ahogado del motor del transporte y de las ruedas pasando sobre piedras, carne y huesos.

Jazz and apples (appleradio) (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora