Sabía que había dicho que no lo volvería a hacer. Sabía que lo agotaba y lo dejaba mal tanto física como mentalmente.
¿Pero cómo no iba a seguir buscando si la mera idea de quedarse quieto por las noches le producía tal ansiedad que sentía que moría de nuevo?
Aún era de día, el hotel ya tenía a dos inquilinos junto al personal: Angel Dust y Sir Pentious. Fue un milagro que el reptil solo lo recordase más que de las batallas que tuvieron antes de que Alastor llegase al hotel, y definitivamente toda una suerte, su reputación estaría arruinada si quedaba alguien vivo (que no fuera Portnoyr) que lo recordase en la época en la que limpiaba baños y hacía tareas tontas para alguien superior a él en ese momento.
Como ya había acostumbrado a los miembros del hotel a sus recurrentes desapariciones por horas, días o a veces una semana, nadie se extrañó de que no apareciera en todo el día.
En ese momento estaba solucionando unos asuntos de gestión de su territorio, papeleo tedioso y aburrido dicho de otra forma.
No había hablado con Rosie desde que lo ayudó en la búsqueda, pero estaba seguro de que ya estaría informada de que no se encontró nada en la búsqueda.
La noche se acercaba cada vez más, provocando de nuevo la ansiedad del locutor. Esta vez salió antes de tiempo a las calles, inadvertido de los ojos que lo vigilaban, como cada vez que salía a buscar desde hacía ya meses.
[...]
Lucifer llevaba ya una temporada entreteniéndose en sus noches de insomnio viendo lo que hacía el locutor. Era sin duda un sujeto interesante, muy interesante.
Abrió un pequeño portal de visión y localizó a Alastor en cuestión de minutos. Suspiró con una sonrisa un poco atontada viéndolo recorrer las calles, aunque el gesto se deshizo al poco.
-...pero si había dejado la búsqueda-
Recordó, ahora pensativo. ¿Cuánto iba a seguir buscando? Ya lo había visto varias veces que salía en el día de exterminio a buscar a su madre.
-Va a acabar matándose por hacer el tonto- murmuró, empezando a preocuparse seriamente por el pelirrojo.
Hacía ya un tiempo que no se cuestionaba por qué se preocupaba por él, los comentarios de la gente a su alrededor y los viejos rumores le dieron el empujón necesario para aceptar la idea de que sentía algo por Alastor, y tenía sentido, no se quedaba hasta tarde observándolo por nada. Aunque ahora que lo pensaba, podía llegar a ser enfermizo por su parte hacer aquello. Se ruborizó por la vergüenza al reconocer sus acciones y suspiró.
Tras quitarse el bochorno de encima se planteó seriamente si debería interferir. Por una parte sabía que Alastor seguiría así si nadie hacía nada, y viendo el estado en el que se encontraba, no le extrañaría que acabase desmayado por la calle y muerto posteriormente, por otra parte, ¿Qué podía cambiar él? En el pasado había sido su benefactor, sí, y en el presente apenas lo veía en una o dos reuniones. Además, ayudarlo implicaba admitir que lo había estado vigilando.
Apretó los labios, tratando de solucionar el dilema en el que se encontraba. Pero le bastó ver por el portal para decidirse: Alastor de había detenido para recuperar el aire, y en ningún momento había hecho más esfuerzo que el de caminar.
-...a la mierda- sentenció levantándose y vistiéndose, no tenía que preocuparse por hacer ruido ni nada similar, hacía ya un tiempo que vivía solo en el palacio, con la única compañía del personal diurno.
Se estiró una vez listo y apareció en una zona cercana a donde estaba Alastor, al menos intentaría disimular para no parecer un acosador o algo por el estilo, aunque ciertamente no podia culparlo si pensaba que lo era.
ESTÁS LEYENDO
Jazz and apples (appleradio) (Editando)
Fiksi Penggemar-Yo, el demonio de la radio, el temido Alastor.....¿sintiendo de nuevo?....No, jamás, así me extirpe el corazón y me arranquen las entrañas, nunca más te volveré a ver esos ojos esmeralda que tanto me hipnotizan, ni esos labios pálidos que tantas ga...