Pasaron años y las cosas cambiaron, aunque no mucho.
No es considerado de relevancia relatar los acontecimientos sucedidos a lo previamente narrado porque pueden resumirse en: peleas, guerrillas, aumento territorial y ascensión de la cadena de radio.
Precisamente el poder ser resumido en poco más de una linea o dos resalta la monotonía de los sucesos y, espero, evidencia el aburrimiento que despertó en Alastor tras un tiempo.
¿Qué le quedaba por hacer?
Ya casi se había rendido en sus búsquedas nocturnas, había empezado y aborrecido tantos hobbys como uno podría imaginar, había conquistado, infundido terror, ganado fama y respeto. ¿Pero donde quedaba la diversión? Si bien amaba su trabajo de locutor y el papeleo matutino le resultaba mínimamente entretenido, la diversión que antes encontraba en la matanza o la persuasión había ido desvaneciéndose poco a poco. Ahora la única diversión que le quedaba estaba condicionada por si Vox pasaría o no más de la cuenta en algún lugar, haciendo o diciendo algo, solo para poder tener más guerrilla.
¡Y joder si cansaba!
En su desesperación de escapar de la monotonía, empezó diversas rutinas que se alternaban a lo largo de la semana:
Los lunes por la mañana daba un paseo por la ciudad, caminaba por el parque y buscaba algún sitio con carne decente.
Los martes compraba un periódico de cada editorial y jugaba a adivinar cuál era el suceso verdadero entre la prensa rosa y los exagerados comentarios de los redactores más interesados en llamar la atención, también recibía correspondencia de palacio que contestaba los jueves.
Los miércoles, con la poca esperanza que le quedaba, salía a buscar a ciegas un rastro que no sabía si existía siquiera.
Los jueves escribía con una religiosa puntualidad a palacio tal como habían acordado en silencio el monarca y él en la última noche de Halloween.
Los viernes preparaba los guiones de toda la siguiente semana aprovechando lo aprendido los martes y lo que él mismo veía en sus paseos de los lunes y miércoles.
Los sábados acordaba quedar en un lugar con Rosie y charlaban hasta que esta tenía que irse, una vez esto sucedía, hacía alguna pequeña maldad por aquí y por allá.
Y los domingos, oh los domingos.
Algunas veces los usaba para salir a buscar a más gente con la que hacer tratos, pero muchas veces, agotado de toda la semana, se quedaba todo su tiempo libre encerrado en su habitación, prosiguiendo la actividad del miércoles sin salir de la comodidad de aquellas cuatro paredes.
En lo más profundo del armario tenía una corchetera llena de hilos, titulares e imágenes, como si se tratase de una investigación policial.
Cuando acabó por fijar las actividades esos días, la monotonía volvió, y no encontró alivio hasta que, en uno de sus paseos de los lunes, encontró algo útil en las pantallas que tanto aborrecía: una salida de su aburrimiento.
Vio con interés la, según él, ridícula actuación de la princesa del infierno. Eso fue más que suficiente para que le dieran ganas de participar con dudosas intenciones.
-¿Pero tú estás bien de la cabeza?- le preguntaba a modo de reproche su sombra -Estas a punto de dejar tu vida de lujo por irte a un hotelucho perdido de la mano de Lucifer casi al lado opuesto del anillo-
-Lo sé, ¿No es emocionante?-
-...Alastor, no sé qué tienes en la cabeza...pero ya me lo puedes ir contando o estoy fuera- advirtió cruzándose de brazos.
-Mi querida sombra, ¿Acaso no es evidente?- dio una sirve risilla -es muy sencillo: todo el mundo se lo tomará a broma, y por lo tanto todos los que realmente quieran ir se echarán para atrás a la mínima, peeeeero los que consigan llegar al hotel, tal vez con la paciencia y el esfuerzo suficientes puedan conseguir algo...¿No sería fantástico estar ahí para hacerlos caer sin que se den cuenta? ¡Romper sus sueños e ilusiones de ascender!-
Souk sonrió y aplaudió, mucho más convencido por la idea.
-¡Alastor, estás mal de la cabeza y me encanta!- rió -vamos, vamos- apuró intentando tirar del pelirrojo.
El locutor emprendió la marcha tranquilamente y llegó al rato frente a las puertas del hotel.
¡Eso sería divertido!
[...]
Tras un día agitado en el hotel y una Jambalaya para cenar (plato que llevaba queriendo comer por unos días), Charlie le asignó una habitación para que no tuviera que ir y venir de su casa al hotel continuamente.
La habitación era amplia y lujosa, no fue difícil notar lo poco que le gustaba. Tras un par de intentos en encontrar una habitación que le gustase, la rubia al final optó por darle la llave maestra y le dijo que se la devolviese al día siguiente.
Una vez todos se fueron a sus correspondientes habitaciones, Alastor estuvo un rato buscando un cuarto que fuera de su agrado. Tardó un rato largo, pero le gustó tanto que valió la pena cada segundo invertido en la búsqueda.
La habitación no era muy grande, pero tampoco era pequeña. Nada era muy lujoso, la cama no era grande, ni excesivamente blanda, de hecho era bastante dura. No había mucho espacio, y eso le gustaba, así no tenía espacio que llenar.
Se tumbó en la cama y suspiró con una expresión satisfecha.
-¿Primer día y ya molestando a la propietaria?- bromeó Souk.
-Solo fue media hora, no es mi culpa que estuviera cansada de golpearse con esa reportera- se excusó con un tono divertido en la voz -...¿Qué tal si me reprochas menos cosas y me ayudas?-
-¿El gran y temido Alastor pidiendo ayuda? Vaya, eso es nuevo-
-Hablo en serio- su tono de seriedad llamó la atención de la sombra.
-...bien, te escucho-
Discutieron el tema un rato y Souk salió a buscar. ¿A quién? A ella, obviamente, ¿A quién si no? Alastor tendría ahora menos tiempo que nunca para buscar, y Souk podía ir por libre sin llamar la atención, sería mucho más efectivo.
Suspiró y se permitió dormir toda la noche por primera vez en muchos años.
El sueño no fue reparador. Tuvo una pesadilla de las peores que se le podían venir a la cabeza, despertó en la madrugada y le costó conciliar el sueño de nuevo. Para colmo, al despertar a la hora adecuada, tenía un fuerte dolor de cabeza.
Menudo día le esperaba.
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Jazz and apples (appleradio) (Editando)
Hayran Kurgu-Yo, el demonio de la radio, el temido Alastor.....¿sintiendo de nuevo?....No, jamás, así me extirpe el corazón y me arranquen las entrañas, nunca más te volveré a ver esos ojos esmeralda que tanto me hipnotizan, ni esos labios pálidos que tantas ga...