Ella es diferente.

24.

Cuando llego a casa mi familia me hacen un interrogatorio de estúpidas preguntas. Solo dije que salí con Fernando y no tengo que dar mas detalles. No tienen por que saber que tuve sexo con Ian, eso decepcionaría demasiado a mi familia.

Es miércoles y estoy en los vestidores ya que toca física. Me gusta correr y hacer ejercicio, ya que tener el cuerpo que tengo es con mucho sacrificio, y para mantenerme en forma tengo que ir al gym todos los días, aunque últimamente no estoy yendo. Cuando ya estoy lista, salgo al campo, y todos los chicos, me están mirando, claro que me miraran, nadie perderá la oportunidad de verme haciendo ejercicios. Excepto no me esta mirando un chico, que esta mirando hacia otro lado, ni siquiera se percata de que Barbara Slim esta en el campo.

Sigo mi camino, luego veré quien es ese chico.

*

La hora de física ha terminado, y todos nos dirigimos a los vestidores. Yo sin embargo me distraigo mirando al chico que no me miro ni un solo segundo.

-Hey tu... -le llamo ya que no se su nombre. El chico ni siquiera me mira. Voy corriendo hacia donde el y le toco el hombro, el gira, mirándome algo extraño. Y es quien menos pensaba. -¿Alec?

-Si, Barbara.

-Olvídalo... Solo... Mejor... Me voy.

Sé que parecí una completa idiota, pero no me interesa. Me dirijo a mi lugar, ya no tan mi lugar. Tomo asiento y observo todo, es tan pacifico, la tranquilidad. No se que ha pasado conmigo, no quiero volver a sufrir, pero no lo sé, nadie tiene que saber que siento, ni siquiera sé por que confío en las personas, debería alejarme. No, no, debo mantenerme así. No lo se.

Y me dañé tanto con mis pensamientos y llore, llore mucho. Y sigo llorando. Nadie tiene que saber que lloro. Pensé que el pasado siempre queda atrás pero no. El pasado siempre vuelve, las mentiras te hacen quien no querías ser. Siempre han dicho que nada es para siempre pero de algo estoy segura.. Este dolor y esta soledad es eterno y me es mas fiel que las personas.

Me limpio las lagrimas por que sé que alguien esta detrás de mi.

-¿Que haces aquí? -digo jodidamente cabreada.

-Salgamos de aquí, amiga.

-Ni siquiera te conozco para que me llames amiga y no necesito un amigo. -le digo con indiferencia.

-Querida, estamos solos, todos necesitamos un amigo.

Y me sonríe maliciosamente.