Ella es diferente.

Capitulo 4.

Antes de que Mercedes me vaya a preguntar algo por mi actitud, doy vuelta y sigo caminando por el pasillo algo desorientada. ¿Qué me pasa? ¿Porque me pasa esto? Siento lagrimas cayendo por mis mejillas, antes de que alguien me pregunte algo, me entro al baño, me quedo ahí un rato llorando en silencio..

No. espera. Yo soy Barbara Slim. El centro del universo, a la que todas envidian, no puedo llorar. Me levanto rápidamente del piso, ni me había dado cuenta que me había sentado en el mientras lloraba, me miro en el tocador y me retoco el maquillaje.

Salgo del baño, con la cabeza en alto y llevándome el mundo bajo mis pies.

Llego a clases de matemáticas.

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Salgo de la hora de matemática y no entendí ni mierda, soy mala en todas las materias, creo que la que mejor se me da, que soy súper buena es la salida, en esa soy excelente.

Voy caminando y veo a Ian en una esquina con un grupo de chicos hablando.

Paso por allí y me digo mentalmente "no te derrumbes tu puede con esto, el solo es un imbecil."

Y antes de poder pasar la esquina, Ian ya ha dicho estas palabras.

—¿Barbara...? ¿Barbara Slim..? ¿Eres tú? -dice brillándole un poco los ojos

—Em, si, dime. -digo dudosa.

—¿No te acuerdas de mi? Soy Ian Levinson. El amor de tu vida -dice bromista. Y todo los chicos que estaban con el, se ríen.

—Oh! El amor de mi vida, cual de todos? Son muchos. O si no, será que yo soy el tuyo. Oh si, lo soy, porque nadie es el amor de mi vida.

Me voy caminando dejándolo algo impactado por mi atrevimiento de hablarle así, nunca le había hablado mal a el, siempre me hacia la débil y dejaba que me pisoteara. Pero no, él está en mi terreno y aquí se me respeta.

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Ya la hora del colegio ha pasado y Marcos me invito a macdonalds, es raro, pero le acepte, me siento súper bien, y ando de humor.

Quedamos a las 6, y son las 5, así que me iré a preparar.

Me pongo una ropa sencilla, unos shorts jeans, una camisa rosa con cuadros blancos, de manga larga y mis vans grises.

Tomo mi auto y me dirijo a macdonalds. Entro y miro a los lados a ver si encuentro a Marcos, y lo visualizo en una de las mesas de la esquina. Voy hacia allá.

—Hey -digo y me siento en la silla que esta la frente de la suya.

—Hola, -dice algo nervioso.

—¿Querías verme aquí para algo?

—Si, quiero confesarte, decirte algo.

—Si, pues dime, te escucho.

—Era que... -Se levanta de su asiento y me hala del brazo para que me pare.

—Hm? Si..

—Me gustas.

Me quedo impactada, me hala hacia y el y nuestros labios chocan, algo mágico, distinto, me besa con delicadeza, ternura. Nadie me había besado así en tanto tiempo. Yo le correspondo de la misma manera, cosa extraña. Supongo que también me gusta.

—Hm, disculpa? -escucho que dice algo.

Y antes de que pueda alejarme de Marcos, conozco esa voz... Es el, oh no. Levinson.