Doy una larga calada a mi cigarro mientras pierdo la mirada en el perfil urbano de Chicago. El peso de mi cuerpo se reclina sobre la baranda del paseo costero mientras mi cerebro está hiperactivo trabajando a destajo para entender toda la información que poseo.
He aceptado la invitación a casa del padre de Veronika y no tengo una maldita idea de cómo controlaré tantos años de odio reprimido.
La vida me ha arrojado una bola perfecta, lista para hacer un jonrón.
No puedo desperdiciar el tiro.
Sin embargo, Veronika estará allí. Y su corazón, también.
Respondo el mensaje que me envió por la mañana con una fotografía artística poco común en mí; me esfuerzo por hacer una perspectiva de mi mano con un vaso de café y los edificios de la ciudad de fondo, algo difuminados.
Odio los emoticones pero hoy me apetece agregarle a mi imagen un avión, un corazón y uno del viento.
Ella no responde de inmediato: su última conexión ha sido hace dos horas.
En estos días lejos de ella he descubierto varias cosas, como que echo de menos sus ojos somnolientos por la mañana, su ronquido a mitad de la noche y su cántico animado mientras toma una ducha.
Siempre canta la misma canción: Kokomo, de Los Beach Boys.
Me ha hablado de Cocktail, su película favorita de todos los tiempos.
Me he resistido a verla a su lado, sin dar el brazo a torcer. Jamás confesaré que una de las últimas noches la encontré en una plataforma y ante mi insomnio, la miré.
Quisiera admitir que su lejanía no me afecta, que los kilómetros de distancia han hecho un buen trabajo al enfriar mis sentimientos por ella y que me he enfocado solo en mi afán de revancha.
Nada de esto sucedió y, por el contrario, la distancia incrementó mi sed de ella y ablandó mi temperamento.
Frunzo el ceño más de lo posible y mis molares crujen en un fuerte apriete.
Guardo mi móvil en mi chaqueta cuando noto que me impacienta no tener respuesta a cambio. Camino de regreso a la estación de policía para limpiar mi cabeza y mis pulmones.
Podría decirse que trabajar con el detective Branson es estimulante: nunca da nada por sentado e investiga hasta el detalle más minúsculo; es minucioso, aunque impuntual hasta la médula. ¿Qué se le puede decir a un tipo que ha resuelto más del 90% de los casos policiales de Chicago?
Dentro de ese 10% no resuelto, está el de mi padre.
Su caso nunca fue esclarecido.
¿Tres disparos en el pecho y una cartera con dinero sin tocar?
La investigación duró poco; se cerró su expediente más pronto que tarde y su nombre quedó en el olvido.
No para mí.
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"Soy tu venganza" Completa
RomanceCon una venganza que lleva años en su mente, el sargento Fabien Venturi emprende un largo viaje hasta la ciudad de San Luis, Misuri, dispuesto a terminar con esa promesa que hizo a su madre. Veronika es una doctora que decide alejarse de la ciudad...