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Pestañeo con dificultad y un desconocido aroma floral me abre los sentidos

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Pestañeo con dificultad y un desconocido aroma floral me abre los sentidos.

Una melena castaña se esparce en la almohada junto a mí; piel cremosa apenas cubierta por una sábana se derrama sobre la cama y labios entreabiertos que permiten la liberación de una respiración apacible completan la escena.

Muero por tocarla, por volver a sentir mi boca sobre la suya, pero me detengo. Reprimo mis instintos y salgo de la cama con el sigilo de mis años de profesión; me debato si dejarle una nota o marcharme sin anuncios, porque ahora mismo soy una montaña de pensamientos contradictorios.

Me visto con velocidad, lavo mi rostro en la cocina como el cobarde que soy y me escapo de su remolque como un burdo ladrón.

Pateo la tierra con la punta de mis botas, odiando la sensación de comodidad que mi cuerpo experimentó, la conexión mientras nos miramos, la química explosiva que nos hizo volar a otro nivel.

Me coloco el casco con furia y me aferro a mi Harley, aparcada junto a la enorme caravana donde acabo de dejar a un estupenda mujer saciada...y probablemente decepcionada.

Arranco, esperando aquietar mis emociones.

No sé en qué dirección voy ni qué es lo que pretendo dilucidar con el trabajo que hace mi cabeza; mi velocidad es altísima y no me extrañaría si algún agente de tránsito me multa.

Necesitando parar, aparco en un mirador perdido de la carretera. Bajo y observo el espejo de agua que se extiende frente a mi vista. La mañana es otoñal, un tanto fresca, pero la brisa golpeando mi rostro es justo lo que necesito para determinar mis próximos pasos a seguir.

Toda mi vida esperé el momento exacto para vengarme; he estado tras la huella del asesino de mi madre desde que los ojos azules de Maria Knight se cerraron.

Los mismo ojos azules que veo en mi rostro cada puta mañana, recordándome que debo encontrar una condena justa para ella.

Jamás me he dejado derrotar, una mujer nunca ha sido mi debilidad.

¿Por qué ahora?¿Por qué Veronika causa este efecto en mí? ¿Por qué bajar mis defensas?

―No, no, ¡noooooooo! ―Grito con las manos convertidas en dos puños, estrellándolas en la baranda de madera que separa el predio del precipicio. Mi voz se pierde en la inmensidad del lugar, mi garganta raspa y mi sangre corre inquieta por mis venas.

Maldigo la hora en la que proyecté este plan creyéndome infalible, creyendo que Veronika sería como todas las demás: una mujer que rápidamente se rendiría a mis pies, accedería a mis condiciones y que me daría información casi sin dudar.

Ahora mismo, pretendo conocer cómo es la relación con su padre a nivel personal: qué recuerdos tiene de él, cuál fue el último obsequio que le dio, cuánto lo ama...

No se trata del tipo que conquistó y destruyó a mi madre. Se trata del padre de Veronika, de una mujer increíble, talentosa y generosa por donde se la mire.

"Soy tu venganza" CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora