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Faltan dos días para terminar el año

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Faltan dos días para terminar el año.

Dos días para que Martin Harris y Alice Pearce suban al crucero de la muerte.

He dormido un puñado de horas pensando en una estrategia. No he recibido ningún mensaje de Mitchell ni del detective Branson.

Bebo el tercer café de la mañana y reviso mi teléfono. Veronika tampoco ha escrito, como es de esperar.

Me siento en el sofá de mi apartamento y tomo el pequeño anotador que siempre me acompaña. No seré un detective a toda regla como mi padre, pero me sirve para volcar datos aleatorios que se mueven en mi cabeza sin dirección y necesitan salir de allí.

Escribo el nombre de Harris en primer lugar, como el peligroso hombre que es. Subrayo su apellido y dirijo unas cuantas flechas: una señala a su hija Veronika y la otra a Alice, una tercera a mis padres y una cuarta a la madre de Roni, su única y legal esposa según los registros oficiales.

Pongo al dinero como móvil principal de su accionar. Sin embargo, y según datos proporcionados por Mitch, no hay un solo documento a nombre de Martin Harris, lo cual me deja un pensamiento: ¿hay un testaferro?¿Existe alguien o algún tipo de sociedad que se ha quedado con todos los bienes que ha acumulado con sus estafas?

La nómina de mujeres estafadas por este hombre es de diez de acuerdo con los registros secretos a los que ha accedido Branson. De esas decena, solo dos hicieron una denuncia formal ante la policía de sus estados, denuncias que jamás llegaron a nada por falta de información convincente.

Sus palabras, no las mías.

De las ocho restantes, dos fallecieron: una fue mi mamá, otra, su propia esposa y madre de su hija. Las otras seis, accedieron a entrevistas vagas que Branson les hizo en primera persona; esas coincidían con el patrón establecido por mi compañero y el nombre que proporcionaron, sin embargo, no era el mismo.

Sigo sin creer cómo es que mi madre se enredó con un sujeto tan despreciable cómo él. ¿Qué le prometió?¿Cómo es que lo dejó acercarse tanto?

¿Tan necesitada de afecto se encontraba para caer en brazos de ese tipo?

Una pregunta que se ha repetido a lo largo del tiempo vuelve a mí: ¿en manos de quién quedó mi casa familiar? La justicia fue bastante resolutiva al respecto: se expidió diciendo que no se hallaron los papeles originales que acreditasen que mis padres eran los dueños. No hay nada que yo pudiera hacer al respecto.

Despojado de la única posesión material que mis padres tenían, no fueron sino un puñado de fotos y algo de ropa lo que la gente de servicios sociales recogió para mí antes de comenzar a vagar por distintos hogares.

La casa se mantenía bastante bien por haber sido una propiedad que había estado en poder de la familia de mi padre por tanto tiempo. Mis abuelos no eran ricos, pero el padre de mi padre había sido un militar con un cargo considerable.

"Soy tu venganza" CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora