Creo que estoy soñando o que el humo de los explosivos me ha drogado lo suficiente cuando veo a Veronika.
Sin embargo, su menudo cuerpo impacta contra el mío con tanta fuerza, aun en desmedro de la médica que está constatando mis signos vitales, que permite darme cuenta de que es real y está aquí.
―¡Fabien! ―sus brazos se aferran a los míos. La doctora que está junto a mí la mira con cara de pocos amigos y le susurra un "por favor, déjeme trabajar" que Roni fulmina con odiosa mirada. No obstante, se ubica del lado opuesto al que me están controlando la tensión arterial ―. ¡Oh, mi Dios! Estás herido. ¡Está herido en la cabeza! ¿Cómo se le ocurre ver su presión sanguínea si tiene una herida sangrante allí arriba? ―Expeditiva, ingresa a la ambulancia y consigue algodón, gasas y una botella de alcohol ―. Necesitaré guantes desechables y cinta.
―¡Yo soy la doctora aquí, señora! ―le dice la rubia con aspecto de modelo que está a cargo de la seguridad médica.
―Yo también soy doctora y él...¡él es mío! ―Abro los ojos tan grandes como puedo. La doctora – cuyo apellido es Poppling – me mira, perpleja, alejándose de la escena.
Sonrío y elevo mis hombros.
―Yo no me metería con ella...¡auch! ―digo y me quejo cuando Veronika apoya una bola de algodón embebido en alcohol sobre mi corte.
―Mierda, creo que habrá que suturar. ―gruñe y aprovechando que estamos solos, le rodeo la muñeca con la mía.
Esquiva mis ojos, enfocándolos en cualquier lado.
―Veronika, ¿Qué estás haciendo aquí? No se supone que vendrías. Ni a Chicago ni a este sitio.
―Estoy ayudando. De nada. ―No se me escapa que luce un chaleco antibalas. Ha estado cerca todo este tiempo y mi pecho se infla.
El bullicio en torno a nosotros no es opcional, pero todo se paraliza cuando la tos de su padre logra romper el ruido existente. Sus ojos viajan a los de Martin Harris, quien está siendo escoltado en dirección a un coche patrulla.
―¡Oh, Dios! ¡Oh, Dios! ¡Mi papá! ―Roni se lleva las manos a la boca, sin importar el algodón sucio que sostiene en una.
―Él está bien, te lo aseguro. No tiene ni un rasguño ―Veo el debate que se establece en su cabeza; duda si correr detrás del patrullero que acaba de salir a toda velocidad como si llevara al mismísimo demonio dentro.
Bueno, casi.
―Entonces, ¿él te hizo esto? ―Veronika vuelve su mirada a mí.
―Solo buscó amedrentarme. No tenía intenciones de matarme. ―Aun debo dar muchas explicaciones y reservar información, pero quiero ganarme su confianza nuevamente.
Regresa a trabajar en mi cabeza, para cuando el detective Branson y Rijkard, el jefe de la división de investigaciones -su superior inmediato- se acercan.
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"Soy tu venganza" Completa
RomansaCon una venganza que lleva años en su mente, el sargento Fabien Venturi emprende un largo viaje hasta la ciudad de San Luis, Misuri, dispuesto a terminar con esa promesa que hizo a su madre. Veronika es una doctora que decide alejarse de la ciudad...