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Hace largo rato que estoy despierta, aunque siendo completamente honesta, no he dormido más que algunos minutos

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Hace largo rato que estoy despierta, aunque siendo completamente honesta, no he dormido más que algunos minutos.

Eso no se debe al increíble sexo que tuvimos durante buena parte de la noche sino porque los secretos que oculta Fabien son difíciles de ignorar.

Enmascarar con besos y orgasmos el motivo por el cual enloqueció con respecto al perfume que me obsequió Alice no fue suficiente. Sus vagas explicaciones, tampoco.

Sé que es policía y probablemente esté en mitad de una investigación o solo averiguó los antecedentes de la mujer que sale con mi padre como una deformación de su profesión, pero sus sospechas son un poco exageradas.

Sin embargo, qué ha sido de mi herencia no fue una pregunta hecha al azar. La vagueza en las respuestas de mi padre no ayudaron a que mis dudas cedieran con el paso del tiempo: la casa sobre la avenida, en la cual nací, fue vendida por menos de lo que indicaba el mercado y buena parte de ese dinero sirvió para adquirir la nueva propiedad que ocupé hasta mi mayoría de edad. ¿El resto según mi padre? Financió mi carrera universitaria.

Fin del asunto.

No había más dinero según él y mis abuelos nunca fueron abiertos con respecto al tema.

Dejé que la confianza en mi padre me cegara y no buscar problemas donde, aparentemente, no los había. No cuestioné, no pregunté.

―¿Sabes? Es bastante aterrador que me mires dormir―la voz gruesa de mi compañero de cama me asusta y le doy una bofetadita en el duro bíceps. Su risa ronca es motivo de derretimiento de glaciares.

Y bragas.

―¿Hace cuánto que sospechas que estoy mirándote?

―No llevo la cuenta, pero no me molesta. ¿Qué hora es? ―pregunta en un bostezo.

Tomo mi móvil sobre la mesa de noche y verifico.

―Las diez. ―refunfuño. Su vuelo sale en cuatro horas.

―Tendría que tomar una ducha ―expeditivo, corre las sábanas de lado y con toda su desnudez a la vista camina hacia mi baño. Se detiene junto a la puerta y voltea la cabeza, mirándome con esos ojos de ensueño ―. ¿Te vienes conmigo? ―ese doble sentido en sus palabras basta para encenderme por completo.

Debería ver por qué mi padre dejó un mensaje de audio en algún momento de la mañana, pero lo postergo.

Yo también necesito una ducha y una buena despedida.

***

El silencio es bueno para pensar.

Algunas veces.

Ahora mismo, no quiero pensar en nada.

Estoy conduciendo rumbo al aeropuerto y la angustia trepa por mi cuerpo como una hiedra venenosa. Le he dicho que lo amaba. He expuesto mis sentimientos más crudos y no tuve más que un "lo siento" de su parte.

"Soy tu venganza" CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora