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Meto mis piernas en mis vaqueros ante la atenta mirada de Tessa, quien cubre sus pechos con las sábanas y adopta una postura rígida contra el respaldo de la cama

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Meto mis piernas en mis vaqueros ante la atenta mirada de Tessa, quien cubre sus pechos con las sábanas y adopta una postura rígida contra el respaldo de la cama. Ruedo los ojos imaginariamente, sabiendo con exactitud en qué decantará esta situación.

―¿Cuándo será el día en que no salgas corriendo? ―acusa con una sonrisita nerviosa. No es la primera vez que protesta por esto y me irrita.

―¿Cuándo será la hora en que te convenzas de que nunca dejaré de hacerlo? ―Giro mi cuello y elevo una ceja. Nuestro trato no parece complacerla como en un comienzo; alimentar alguna expectativa sigue sin estar en mis planes.

―Bu...bueno...yo...―Balbucea e inmediatamente sé que debajo de esa fachada de policía dura se esconde un lagrimeo que me dejará con un estúpido malestar. La quiero, pero solo para un polvo rápido y siempre que puedo se lo dejo en claro. Tal vez sea el momento de acabar con todo esto y no complicar las cosas, ya que involucrar a los corazones es sinónimo de pesadilla.

No, gracias. No me interesa.

―Creí que después de un año finalmente llegaría ese día. ―¿Lleva contabilizado el tiempo que llevamos acostándonos? Ese reproche confirma mis sospechas y asienta la idea de salir volando de aquí cuanto antes. Presiono el puente de mi nariz y volvemos al punto de partida.

Me acerco hacia su lado de la cama y tomo asiento por un momento, abandonando a ese patán sin sentimientos que se acuesta con mujeres solo para satisfacer sus necesidades carnales. Mi compañera de estación es una muchacha hermosa, complaciente en la intimidad y demasiado agradable para mí. Recorro su boca de labios gruesos, su piel morena y sus ojos acuosos con la vista. Le doy un beso en la frente y apoyo la mía sobre la suya.

―Tessa, no quiero romper tu corazón, aunque algo me dice que ya es tarde ―se queda muda, haciéndome leer su desconsuelo ―. Te he advertido sobre mis intenciones y estuviste de acuerdo. ¿Por qué debería cambiar eso ahora?

―Lamento no poder ser una máquina sin sentimientos...

Auch.

―Por algo los muchachos me apodan Robocop ―sonrío de lado, pero ella ni siquiera se inmuta ―. Perdona. No fue un buen momento para recordarlo. ―Mierda, esto no tendría que ser tan difícil.

Sexo sin compromiso emocional, eso es lo que pactamos y ella está rompiendo el trato.

―Vete, Fabien. Este es mi problema. Es cierto, tú siempre has sido claro y yo lo arruino constantemente con mis tontas solicitudes de "más"―su voz se hace pequeña.

Alejo mis manos de su piel café, dispuesto a poner un punto final a esta historia.

―Tessa. Eres una buena mujer. ―Lo sabe, pero soy un idiota que necesita recordárselo para expiar sus propias culpas.

―Vete ahora mismo, no lo hagamos peor de lo que ya es. ―Conozco ese tono que danza entre lo malherido y autoritario.

Sabía que no debía haber jugado con ninguna de mis compañeras de trabajo, consciente de los problemas que esto acarrearía.

"Soy tu venganza" CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora