Capítulo 10.

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Victoria después de una larga jornada de trabajo, se deja caer en el pequeño sofá de su sala, en completa soledad, todavía pensando en la conversación que tuvo con Adele esa tarde. No pudo evitar sentirse inquieta, de alguna forma se sintió expuesta ante ella. Sintió vergüenza nuevamente al recordar el piropo que le había dicho a Adele aquella noche, piropo que ella juró que se le había pasado por alto y que había sido algo sin importancia para la rubia, pero no fue así, Adele era más detallista de lo que pensaba y claramente nada se le pasaba por alto, comenzó a jugar con sus manos y sintió el afamado anillo que Adele reconoció como símbolo.

Recordó la leve conversación que tuvo con Anne en la empresa luego de llegar del hospital.

— Anne, ¿tú sabes lo que es este anillo? — Preguntó con curiosidad y Anne la miró confundida.

— ¿Cómo que qué es? Es una joya, supongo. — Dijo riendo restándole importancia y Victoria se quedó pensativa.

Victoria se mordía el labio inferior mientras pensaba.

Las dudas y las preguntas se agolpan en su mente. ¿Por qué ella sabría y afirmaría con tanta severidad el significado del anillo? Pero también tiene miedo de lo que podría descubrir, pues nunca han sido fácil para ella las situaciones de discriminación que le ha tocado afrontar solo por su sexualidad.

Victoria cierra los ojos y respira profundamente, tratando de tranquilizarse pero entonces una frase se cruza por su mente por enésima vez.

— Espero que Gabriella sepa que te gustan mis ojos. — Todo se reprodujo de nuevo en su mente, la voz de Adele, su acento, su mirada tan retadora, su lenguaje corporal, todo.

Tapó su cara con un cojín y allí ahogó un grito, Alexa, quien apenas llegaba de la universidad, pasó por la sala y la miró reprimiendo la risa, el rostro de Victoria estaba rojo.

Sei stupida, Vittoria. Se dijo a sí misma casi muriendo de la vergüenza.

¿Con quién hablas, Victoria? Preguntó Alexa riéndose de su hermana.

Con nadie.

Se sentó en su cama jugando con el móvil pasándolo de una mano a otra. Comenzaba a desesperarle el hecho de no poder dejar de pensar en Adele, fuera por una razón o por la otra, últimamente era su pensamiento más constante, todo el tiempo, en todo momento.

Sintió un impulso algo osado, se dejó llevar por completo. Su corazón comenzaba a latir con fuerza cada que pensaba en ella, algo particularmente extraño en ella.

Borraba y escribía y reescribía lo que quería expresar, una y otra vez.

— Es demasiado. — Dijo en voz alta negando con su cabeza.

Justo cuando iba a borrar el mensaje y no enviarlo, Alexa entró sin aviso a su habitación pegándole un susto a Victoria que la hizo saltar en su cama, por accidente, terminó enviando el mensaje.

¡Va' a cagare, Alessandra! No puede ser, hiciste que enviara un mensaje por accidente. — Pronunció Victoria con ira, con el acento sureño italiano más marcado que alguien pueda imaginar y por supuesto, juntando las puntas de sus dedos de la mano derecha formando el más popular gesto italiano del mundo.

— ¿Qué es lo que te tiene tan nerviosa, Victoria? — Preguntó Alexa con un tono burlón. — ¿Para quién era el mensaje?

No pasaron ni dos minutos y recibió una respuesta.
Una sonrisa de alivio se posó en el rostro de Victoria.

— Okay, no respondas, es más que evidente que no es un qué lo que te tiene así, es un quién.

— No digas barbaridades, estoy hablando con mi jefa.

Only A Girl.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora