— Angelo, hijo, ¿me buscabas, cariño? — La vi acercarse a aquel pequeño rubio que era la viva estampa de ella, eran idénticos. Él estaba vestido casi igual a su madre, sólo que ya su traje estaba sucio y empolvado.— Ellos quieren volver a las caballerizas a jugar pero no quería ir sin pedirte permiso.
— Ve, sólo no jueguen dentro de dónde están los caballos.
— Está bien. — Angelo se iba a ir a jugar de nuevo hasta que su mirada se fijó en mí.
— Te presento una amiga, Angelo, su nombre es Victoria. — Dijo Adele.
— Hola pequeño, es un gusto conocerte. — Él, algo tímido, me saludó con su mano y se fue de nuevo con sus amigos. — Es igual a ti. — Le dije a Adele.
— Sí, eso me han dicho. — Dijo con una sonrisa mirando como su crío se alejaba. — Oye, Victora, ¿tú naciste aquí?
— Sí pero toda mi familia es italiana de nacimiento. ¿Por qué? — Indagué con curiosidad.
— Tu acento y bueno, en tu hoja de vida tu nombre se escribe diferente.
— Vittoria. — Dije en italiano. — Es el mismo nombre sólo que en italiano, mi abuela lo eligió porque no le gustaba con la grafía anglosajona.
— Vittoria. — Me imitó y yo sonreí. — Es lindo, me gusta tu nombre.
— Gracias, con el nombre de mi hermana sucede lo mismo, en inglés la llamamos Alexandra y en italiano, Alessandra.
— ¿Él mío crees que también suene mejor en italiano?
— El tuyo ya es único sólo por ser tú quien lo lleva.
La rubia bajó la mirada y noté que sus mejillas se pusieron rojas.
— Tutte le strade conducono a Roma. — Dijo Adele de la nada y la miré de inmediato.
— ¿Hablas italiano?
Ella soltó una carcajada.
— Ojalá, Victoria, ojalá, eso lo escuché en una serie y por ende es lo único que sé decir en italiano. — Ahora sabiendo que la cantidad de veces que me llama por el nombre es porque le gusta, se le escucha diferente, me agrada.
— ¿Sabes lo que significa? — Ella negó riéndose de sí misma. Camina con las manos en sus bolsillos y en mi mente, íbamos sin rumbo alguno entre los pasillos del club. — Es la misma expresión en el castellano, "Todos los caminos conducen a Roma".
— ¿La consideras cierta? — Preguntó.
— Depende, para unos Roma es un lugar y para otros no, para mí puede una persona por ejemplo.
— Oh. — A un buen entendedor pocas palabras, dicen.
Subimos a un elevador que se veía particularmente antiguo, ella subió sin ningún reparo así que yo hice lo mismo, la puerta no se cerraba, era idéntico al elevador del Titanic. Este lugar es escandaloso.
Adele le hizo una seña con la mano a uno de los trabajadores del lugar, y él abrió una puerta bastante pesada. Salimos a la terraza que tenía una vista privilegiada de los campos verdes. La decoración allí tampoco era sencilla, las mesas tenían candelabros forjados en hierro, los muebles eran finamente tallados con detalles ornamentales y las paredes tenían tapizado victoriano. Desde allí podíamos ver a Angelo jugar con los demás niños.
— Este es mi lugar favorito aquí. — Un mesero entró y nos trajo dos cafés y dos postres.
En este punto, estaba segura que estaba evitando hablar a toda costa de lo que fuera que me quisiera decir anoche.
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Only A Girl.
FanfictionUn día alguien decidió que nuestra historia merecía la hoguera, merecía el infierno, merecíamos el infierno. Pero aún con las llamas consumiendo mi alma desde siglos atrás, te busqué, nos busqué y nos encontré, encontré las cenizas, las mismas que...