Capítulo 25.

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— ¿Y Angelo? ¿Debemos ir a recogerlo?

— No, me pidió permiso para quedarse donde Simón. ¿Quieres un helado? — Me preguntó Adele frenando un poco su paso. Asentí sin más. Estaba vestida de colores claros, algo que es completamente raro en ella, tenía un pantalón beige y una camisa manga larga blanca, se veía hermosa.

— ¿Qué ibas a contarme? — Pregunté.

— Fui a ver a Penny. — Abrí mis ojos de inmediato y volteé a verla sorprendida. Ella pagó los helados y seguimos caminando por el parque.

— ¿Y... qué tal estuvo? ¿Por qué lo hiciste? ¿Qué te impulsó?

— No lo sé, o bueno, lo que no sé realmente es si fue lo correcto o no, — Hizo una pequeña pausa y continuó — Fue bastante caótico, fueron muchos recuerdos llegando de golpe, fueron muchos los intentos suyos por acercarse a mí tanto física como emocionalmente, yo... rechacé todo eso, no fue con intención sólo no me nació...

— Linda, no tienes que excusarte por ello.

— De algún modo siento que su energía es diferente, o por lo menos no como yo la recordaba.

— ¿No te molestó entonces? — Adele me miró a los ojos un par de segundos.

— Eso no lo sé, lo único que sé es que quiero respuestas, quiero sanar y cerrar ese capítulo de una vez por todas. También me entregó una caja con...muchas cosas, no sé qué tiene adentro, no me he atrevido a abrirla.

— No quieres hacerlo sola. ¿Es eso? — Afirmó con un murmullo. Iba a hablar cuando de repente sentí que algo jalaba mi pantalón, miré hacia el suelo y fue casi inmediato que Adele se puso de cuclillas.

— Hola pequeñita. — Le dijo Adele con un tono demasiado tierno. La bebé le sonrió y se acercó a ella. — ¿Con quién estás aquí? — Dijo mirando a su alrededor.

Up, Up, Up. — Dijo la niña. Y la rubia no quiso cargarla por respeto.

— ¿Crees que esté perdida? — Preguntó Adele mientras la bebé jugaba con las manos suyas.

— ¡Santo Dios! Isabella, ahí estás. — Justo detrás de mí apareció un hombre musculoso cargando un bolso de bebé en su hombro.

— ¡Papá! — Dijo la pequeña emocionada y este la levantó del suelo cargándola en sus brazos.

— Señoritas, de verdad lo lamento, me descuidé un segundo y mi hija desapareció de mi campo visual.

— ¿Es su hija? — Preguntó Adele con especial curiosidad y yo la miré confundida.

— Sí, soy su padre y su madre también. — Dijo el extraño con un sonrisa que se replicó en el rostro de Adele. — Soy padre soltero y esta niña no me la ha hecho fácil, es muy traviesa y muy amable con desconocidos.

— Debe tener cuidado, es una niña adorable, hoy fuimos nosotras quienes chocamos con ella pero mañana quien sabe.

— Fui afortunado. Además no siempre tiene uno la fortuna de conocer una mujer tan hermosa de forma tan espontánea. — Por inercia mi ceño se arrugó.

— Oh bueno, gracias... — Adele me miró y estoy segura que notó el disgusto en mi gesto. — Ehh... nosotras... nos vamos. Un gusto. — Respondió y yo ya me había alejado unos cuantos pasos. — ¡Oye! ¿A dónde tan apurada?

— Bueno, yo estaba siendo un estorbo para su ligue contigo. — Adele se rió y a mí me hirvió la sangre.

— No seas celosa.

— ¿Quién te dijo que estoy celosa?

— Estás roja de la ira y vas a una velocidad anormal en ti. — Me frenó en seco.

Only A Girl.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora