Only A Girl.

Capítulo 36.

El aeropuerto estaba lleno de emociones y despedidas, lágrimas y alegrías, y Victoria se encontraba en medio de esa agitación, esperando su vuelo para irse de nuevo. Estaba ansiosa y temerosa de lo que enfrentaría, y su amiga Chiara estaba a su lado, brindándole apoyo.

Chiara miró a Victoria  y le agarró la mano.
— Vittoria, no tengas miedo. Ve y cuéntale todo, dile que la amas. No te retengas más, es estúpido esto que hiciste. Sólo viniste aquí a malgastar euros porque tú ya no perteneces ni a este lugar ni a esta gente, tú perteneces a ese lugar donde está ella. Cielo, nunca antes te había visto así, tan entregada a alguien, tan enamorada de alguien, arriésgalo todo por tu historia con ella, de nada sirve la cobardía cuando adentro de tu pecho se alberga un sentimiento así.

Victoria miró a Chiara con los ojos llenos de dudas y lágrimas.
— ¿Y si es demasiado tarde? ¿Y si ella no quiere escuchar?

Chiara le sonrió con confianza. — Nada de eso importa, Victoria, ella te va a tener que escuchar. Debes ser sincera contigo misma y con ella. No hay tiempo que perder. Anda que el tiempo sí que apremia y ya están abordando.

Victoria hizo silencio y sujetó sus maletas.

— Si no te arriesgas ahora, luego vendrá el olvido y entonces ahí vas a tener que mentirte a ti de por vida para volver a sonreír y sentir. Ve y dile todo eso que me dijiste a mí, y cuando llegues, envíame un paquete de tabacos, o varios, me los debes.

Justo en ese momento, el teléfono de Victoria comenzó a sonar, y en la pantalla apareció el nombre de Dalia. Victoria contestó la llamada, con el corazón latiendo con fuerza.

"¿Hola?", dijo Victoria, con la voz temblorosa.

"Espero hayas disfrutado de tus vacaciones en Italia pero es hora de volver, guapa, Adele me ha dicho que te necesita, que si no te presentas pronto pues finalizará el contrato". Por su tono, dedujo que Adele estaba demasiado molesta y era algo que iba a tener que enfrentar.

Pero de una u otra forma. las palabras de Dalia también la llenaron de esperanza, y sus ojos se llenaron de lágrimas. Miró a Chiara, quien asintió con una sonrisa alentadora.

Con una determinación casi renovada, Victoria colgó el teléfono y se volvió hacia Chiara.
— Creo que es hora de irme. Chiara, no tengo cómo agradecer lo que has hecho por mí, te quiero y ve a visitarnos, a mi abuela le hará bien verte.

— A tu abuela, porque tu madre muy seguramente me sigue odiando.

Ambas rieron.

"Pasajeros con destino a la ciudad de Londres, último llamado para abordar el vuelo".

Se escuchó por los altavoces del aeropuerto.

— Anda.

Chiara la abrazó y le deseó suerte en su viaje. Victoria se dirigió hacia la puerta de embarque, y subió al avión. Desde su asiento, vio la cantidad de llamadas de Alexandra y también vio una llamada de Adele de la cual no se percató. Sonrió al ver su nombre en la pantalla, luego le escribió un mensaje a Alexandra dejándole saber que iba rumbo a Londres.

El avión surcó los cielos a las 6am. Duraría 3 horas y media si todo estaba a su favor

*

— Alexa. — Dijo la rubia en un tono bajo para no asustarla.

— Voy a ir a la empresa un rato, a eso de las dos de la tarde voy a pasar por ti, separé una cita con mi médico para que te atienda y nos aseguremos que todo está bien contigo y con tu embarazo.

— No tenías que molestarte.

— Claro que sí, estás en mi casa, es mi responsabilidad que estés bien.