— Nana, Victoria y yo vamos a recoger a Angelo y luego iremos a almorzar a su casa.— ¿Llegas temprano? Hay algo que me parece importante hablar contigo. — Dijo Teresa mirándola con seriedad.
— Uhm, sí. — Respondió con sospecha. Ambas salieron de la casa directo al colegio de Angelo.
Los niños comienzan a salir apurados corriendo por todos lados y Victoria los mira a todos en contrarreloj intentando identificar a Angelo.
— Dios, son demasiados. — Adele rió con el comentario de Victoria y con su cara de preocupación.
Cuando Adele divisó a Angelo entre la multitud de niños, corrió hacia él, abriendo los brazos y envolviéndolo en un cálido abrazo. Sin embargo, Angelo parecía distante y serio, incluso un poco preocupado. Tampoco saludó a Victoria con efusividad, lo cual se le hizo raro a la rubia.
Preocupada, Adele se agachó para ponerse a la altura de Angelo. Le acarició suavemente la mejilla y le preguntó con ternura:
— ¿Todo está bien, cariño? Te ves un poco preocupado— Angelo desvió la mirada y finalmente respondió,— Mamá, mi maestra quiere hablar contigo. — El tono de su voz denotaba una mezcla de temor y seriedad.
Adele notó que la mano de Angelo estaba enrojecida y la tomó suavemente, preocupada por lo que pudo haber causado esa marca.
— ¿Qué te pasó en la mano, Angelo? — El niño miró a su madre con cierto temor en sus ojos y ella comprendió al instante lo que había ocurrido.— Joder, lo que me faltaba. — Resopló Adele mientras se ponía de pie. Tomó la mano de Angelo con suavidad y lo condujo, junto con Victoria, al salón donde se encontraba la profesora esperando por ambos. Victoria se quedó a una distancia prudente, respetando el espacio de Adele y Angelo, pero atenta a la situación.
— ¿Quieres contarnos que pasó en el recreo, Angelo? — Preguntó la maestra. Angelo hizo silencio evadiendo la mirada de su madre y la de su maestra. — Vale entonces lo haré yo. Adele, tu hijo golpeó a un niño en el recreo. — Adele levantó sus cejas de inmediato y lo vio con sorpresa. — Estaban jugando y de repente se acerca el otro chico con su nariz llena de sangre. No sabemos la razón...
— Usted sí la sabe, maestra, ya se lo dije, mamá yo... — Angelo intentaba justificarse a toda costa.
— Angelo, no interrumpas. — Angelo suspiró y se cruzó de brazos molesto. Adele lo miraba intentando comprender su actitud.
La maestra continuaba hablando y el rostro de Angelo sólo se ponía más y más rojo.
— Yo sólo quise defender a mi amigo... — Dijo en voz baja con sus cejas arrugadas. — El otro día él le dijo a usted que ese niño lo molestaba y usted no lo ayudó, maestra. Si usted no lo ayudó, yo sí tenía que hacerlo.
Adele escuchó atentamente, con una mezcla de preocupación y determinación en su rostro. Su instinto maternal se activó y, aunque no aprobaba la violencia, entendía la necesidad de Angelo de proteger a su amigo. La rubia firmó el llamado de atención que le hicieron a Angelo y salió con él y junto con Victoria del aula de clase.
Adele se acercó a Angelo, acariciando su cabello con ternura, se sentaron en una de las bancas de recreo y le habló con voz suave pero firme,
— Hijo, la violencia nunca es la forma de ayudar.
— Mamá... pero es que lo estaba molestando y yo me molesté y...
— Hay otras formas de resolver los problemas, Angelo, no tiene que ser específicamente a golpes, eso sólo va a generar más violencia.
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Only A Girl.
FanfictionUn día alguien decidió que nuestra historia merecía la hoguera, merecía el infierno, merecíamos el infierno. Pero aún con las llamas consumiendo mi alma desde siglos atrás, te busqué, nos busqué y nos encontré, encontré las cenizas, las mismas que...