Dead Language | Wandanat

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Non desistas, non exieris

Volteó decidida de ir en busca de Natasha, sintió que topó con una persona, pero no le importó, solo quería alcanzarla.

– Wanda

– Ahora no, Sharon – Emitió suprimiendo importancia alguna a ella, necesitaba alcanzar a su maestra rápido

La rubia la tomó de la muñeca con enojo y la jaló hacia ella revisando que el pasillo esté vacío con los ojos – ¿Así tratas a la persona que va a ayudar que no te expulsen por una estúpida broma?

– ¿Qué? ¿Cómo sabes? – Emitió confundida

– Yo sé todo lo que pasa en esta universidad, conejita – Sonrió de lado acercándose a su rostro – No te expulsarán de la carrera porque yo quiero, pero igual trata de hablar con Natasha

– Justo a eso iba – Emitió desesperada por ir tras ella

– Bien, arréglalo – Le dejó un beso rápido, Wanda se hizo para atrás, no entendía porque rechazaba a Sharon – Vete – La soltó y le dio una palmada en el trasero dándose vuelta hacia su oficina

La castaña no entendió realmente porque había actuado así, nunca se había resistido a un acercamiento de parte de la directora, le restó importancia apresurándose al baño en el que pudo ver a lo lejos que entró.

– ¿Qué pasó? ¿Qué haces fuera de clase? – Preguntó Thor que obviamente presenció toda la escena con Sharon

– Cuida esta puerta con tu vida, que nadie se atreva a entrar ¿Entendiste? – Emitió con seriedad con la mano en la perilla

– Por supuesto – Su amigo le dirigió un saludo militar – Nadie entra

Wanda rodó los ojos hacia un lado y abrió la puerta, vio a Natasha enfrente del espejo desesperada por no poder quitar la pintura de su ropa, la castaña se acercó a ella con real arrepentimiento, vio a su maestra con lágrimas en los ojos, se sentía terrible.

– Natasha, yo lo siento tanto – Dijo queriendo ayudarla de algún modo, pero la rubia solo se apartó

– Deja de mentir, Maximoff – Emitió tratándola con distancia – Y desde ahora si te vas a dirigir hacia mí que sea de usted, sobretodo ahora que iremos a tratar tu caso de rebeldía con el consejo directivo

– Maestra Romanoff, yo lo siento demasiado, le juro que olvidé esta broma, yo ni siquiera la hice, le pedí a un amigo el favor hace días, le juro por lo que más quiera – Intentó ponerse enfrente suyo para que la vea a los ojos – Que yo jamás querría hacerle daño de esta manera, ni siquiera lo dije en serio, estaba bromeando, porque nadie creía que quería la expulsión de su clase y les dije que si tenía que herirla de algún modo explícito para que se den cuenta de que sí, claro que todo cambió con lo que sucedió entre nosotras, no los besos, las horas que pasamos juntas y...

– Señorita, Maximoff, tiene cinco segundos para que se vaya porque esto se agravará si sigue aquí – Soltó determinante ni siquiera queriendo recordar el momento en el que según ella se había dado cuenta de que Wanda era mucho más que una niña engreída

– Maestra Romanoff, por favor créame, yo jamás le haría algo así a nadie, no me importa ni siquiera que me expulsen de la carrera o lo que sea... yo solo quiero tu perdón Natasha, por favor – Pidió tomándola de los brazos

– Wanda, suéltame y no...

– Llévame con el consejo ahora, admitiré todo, pero no creas que soy así, porque realmente que no, yo te prometí que estaría tranquila en tu clase y lo hice de corazón, jamás diría algo así si yo no fuera a cumplirlo – Sentía tanta desesperación de arreglar todo con ella que en verdad su carrera y sus sueños habían quedado en un plano inexistente