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Semper fortis

Estaba muy tarde para ir a clases, había faltado la semana pasada y ahora directamente no creía que llegaría al menos a la primera que tenía, pero no le importaba porque estaba a horcajadas de la mujer que la traía loca, Sharon había solicitado su presencia ese día temprano en su oficina por la mañana, ya llevaban unos minutos y aún no la dejaba irse, era cierto que sus clases la preocupaban, pero se había propuesto ser a quien Sharon elija y tenía que cumplirlo.

La puerta sonó por unos leves toquidos, la directora se enojó creyendo que lo mejor era ignorarlo, había logrado quitarle la camiseta a Wanda y le había subido la falda, necesitaba relajarse y esa persona lo estaba interrumpiendo, la puerta volvió a sonar.

– ¡¿Quien?! – Preguntó Sharon con enojo sintiendo los labios de la castaña bajar por su cuello

– Es la maestra Romanoff ¿No es buen momento? – Escucharon ambas de afuera

– Estoy acomodando unos archivadores, dame un minuto, por favor – Emitió Sharon casi que botando a Wanda de sus piernas cambiando su tono de voz a uno más suave

– ¿Qué hace la maestra Romanoff aquí? – Cuestionó la castaña tomando su camiseta y mochila de las manos de la directora que se veía desesperada por deshacerse de ella

– Escóndete en el baño – Ordenó con la voz baja

– Pero qué...

– Toma tus cosas y escóndete en el estúpido baño – Gritó en un susurro – Ni se te ocurra salir – Advirtió cerrando la puerta fijándose que no haya alguna otra cosa de Wanda, tomó su celular arreglándose el cabello, aplicándose labial y revisando que la castaña no le haya dejado ninguna marca, ya lista procedió a abrir

– Disculpe por molestar, directora Carter – Emitió viéndola a los ojos – No quería interrumpirla

– Claro que no molestas, Natasha – Le restó importancia invitándola a pasar con la mano – No hacía nada importante solo tenía las manos ocupadas, ponte cómoda – Ofreció jalando una silla para ella – ¿Gustas agua?

– Así estoy bien, gracias – Sonrió genuinamente, Sharon había sido realmente amable desde el principio, no entendió porque le habló así cuando tocó la puerta, pero ahora tenía sentido

– Hoy te ves preciosa, igual que todos los días, déjame decirlo – Dijo observándola al completo y sentándose en su silla

– Gracias, directora Carter, es usted muy amable – Emitió acomodándose

– No me hables de usted, quisiera que me tengas cierto tipo de confianza, trabajas aquí igual que yo...

– Usted es una figura de autoridad sin mencionar que me lleva algunos años... – Emitió bajando la mirada sintiéndose algo avergonzada

– Tú sí que sabes como darle en el ego a una mujer, Romanoff – Dijo de broma

– Lo siento, yo no quería... – Habló claramente nerviosa y con las mejillas rojas, pero la risa de Sharon la interrumpió

– Te la dejaré pasar – Decía risueña – Pero me la cobraré después – Advirtió

– ¿Ah, sí? – Emitió inclinándose sobre el escritorio con el rostro apoyado en una de sus manos – ¿Cómo hará eso exactamente, directora Carter?

– Si te digo, vas a cumplirlo

– Depende – Respondió sincera encogiéndose de hombros, a Sharon la volvía loca esa actitud, Natasha sabía exactamente que estaba coqueteando con ella y tal vez podría considerar algo con la directora, era cierto que le duplicaba la edad, pero Sharon no estaba de mal ver, no era su alumna y sobretodo no era Wanda Maximoff

Dead Language | WandanatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora