Qui totum vult totum perdit
Habían pasado dos meses enteros desde el accidente, cada día era más doloroso que el otro, no soportaba estar en el departamento en el que tantas ilusiones había construido con ella, era un lugar lleno de felicidad y risas, adoraba ese lugar, aunque ahora se sentía como una verdadera cárcel.
Le puso su comida a Zibby, sin Wanda ella se tenía que hacerse cargo, al principio le daba tanto asco tocar bichos para dárselo a uno más grande, pero sabía que la castaña la culparía por descuidar a su araña, así que lo haría, ahora ya no le daba tanto desagrado como antes, veía a Zibby, se movía más lento y se pegaba al vidrio, Natasha no quería tomarla en el terrario pequeño, porque no se sentía en confianza de tocar a la araña, así que sólo la alimentaba.
– También la extrañas ¿No? – Dijo la rubia tocando a la araña por encima del vidrio – Yo igual, amiguita – Suspiró
Se fijó que la araña termine de comer, Zibby tenía muchos cuidados y la verdad era lo más vivo y cercano a Wanda, así que entendía realmente que le faltaba en gran medida la compañía de la castaña, esperaba en algún momento sacarla de su hábitat y tenerla afuera un rato, no estaba acostumbrada a estar encerrada o no pasearse entre las manos de Wanda, de algún modo se sentía en la responsabilidad de hacerlo.
Natasha desayunó, era sólo un café con unas tostadas, no sentía objetivo alguno a su vida, había pedido vacaciones en tanto superaba el accidente y lo que le sucedió a su novia, pero creía que lo mejor sería volver a trabajar y mantener la mente ahí, no hacía nada estando en ese vacío lugar, no sabía tampoco si mudarse era lo correcto, necesitaba a Wanda, no había más respuesta que esa.
Ese día iría a visitar el lugar en el que reposaba su novia, pero antes tendría una breve parada, tenía tanto enojo y rabia contenida, manejaba con el ceño fruncido ni siquiera sabía exactamente que iba a decir, pero estaba clara que necesitaba mucho desahogarse.
Llegó al lúgubre sitio, estaba sentada en una de esas mesas de metal, viendo como más personas conversaban tranquilamente alrededor, veía a las mujeres uniformadas en el lado opuesto al suyo de todas las mesas, la estaba poniendo nerviosa haber ido, ahora no parecía una buena idea, pero se encontraba en ese lugar y enfrentaría los hechos, vio a la rubia que tenía cicatrices notables en sus extremidades aproximarse a ella, se sentó enfrente suyo, cruzó los brazos en la mesa y la vio a los ojos.
– Que lindo es verte, Romanoff – Emitió con descaro, como si no estuviera en una cárcel, si no como si el lugar de visitas fuera un bar
– No puedo decir lo mismo... – Fue sincera
– Creí que esta conversación la tendríamos en el hospital, como llegué al mismo que tu noviecita...
– Jamás molestaría a alguien cerca de la muerte, ni siquiera a una acosadora, psicópata como tú – Determinó
– Al final las dos somos lo mismo, Natasha, deja de fingir que no
– Que te quede muy en claro que no, Sharon, tú y yo no nos asemejamos ni en lo más mínimo, yo intenté alejarme de Wanda desde el minuto cero, jamás me quise aprovechar de ella, tampoco lo hice, la respeté y la amé – La veía a los ojos tanto enojo – Jamás quise herirla como tú, lo único que haces es daño, no puedo creer que te hayas recuperado tan rápido de ese accidente, es increíble como sigues viva, tú no te mereces el regalo de poder respirar tranquila, tener tus extremidades, tus órganos, te odio, jamás creí que hubiera alguien que en serio repudie y odie tanto como a ti, me enfermas, me das asco, así que ni por un segundo me compares contigo, porque claramente no somos ni un poco similares, yo me enamoré, tú te aprovechaste de la inocencia de Wanda cuando tenía sólo diecisiete años, ni siquiera era mayor de edad, estás muy mal de la cabeza, Sharon
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Dead Language | Wandanat
Fiksi PenggemarCursaba su último semestre de universidad, debía llevar un curso de idiomas, el latín no fue su primera opción, pero ya estaba en ese salón de clases y el ver a su maestra la sorprendió de una mala manera. Portada por la maravillosa: @mjohanssonols...