Cogito, ergo sum
Ese día podían llegar un poco tarde, porque de todas formas la universidad aplazó todos los horarios por la situación, despertaron como cualquier mañana, desayunaron entre muchos abrazos y besos, se repetían lo mucho que se amaban y lo bien que se sentían de estar a salvo con la otra al lado.
Optaron por estar en la bañera un rato, antes de alistarse para seguir con sus labores diarias, Natasha estaba dentro, tenía al cabello atado en un moño y le sonreía, Wanda sólo podía observarla, se quitó la camiseta larga que la cubría junto a su ropa interior mientras la veía a los ojos, entró al jacuzzi con su novia, se abrazó a ella acariciando sus mejillas y empezando a besarla.
– Te amo – Susurró la castaña – Te amo como a nadie – Sonrió
– Te amo, bella – Juntó su frente a la de ella – Esta es tu semana ¿Sí? No dejes que...
– Haremos esto una vez, Nat, hablaremos de este tema y después jamás volveremos a mencionar lo que sucedió, nunca más ¿De acuerdo?
– Okay – Asintió abrazándola a ella, odiaba verla nerviosa, en la mañana cuando Wanda se levantó y no la encontró en la cama al lado suyo se asustó, estuvieron en cama hasta que la castaña notó y se convenció de que todo estaba bien
– Sé que Sharon venía por mí, era claro lo que Sharon venía tras mío y no sé lo que hubiera pasado si llegaba al piso en el que estábamos – Tomó aire profundamente – No quiero desearle mal a nadie o tener rencor en el alma, pero de verdad espero que esté en la cárcel para siempre, por dispararle a esas personas y por emborrachar a la chica que encontraron, ella estaba en un coma etílico, así llegó al hospital, tiene sólo diecisiete años y te confieso que no paro de pensar que podría haber sido yo si no cedía ante sus coqueteos cuando entré a la universidad, tengo miedo de caminar, de comer, de salir de casa, de ir por los pasillos, entrar a los salones, sé que no está ahí, la policía la tiene en custodia, pero no te niego que igual me da pánico, no quiero hablar de ella, sé que mi deber es ir a declarar, pero no quiero hacerlo hoy, ni mañana, tal vez ni siquiera esta semana, te pediré que por favor respetes eso y yo hablaré en el momento en el que me sienta lista – Alzó la mirada hacia ella, sentía los besos de Natasha en su sien y mejilla mientras le prestaba total atención, debía admitir que su novia era lo mejor para ella, se sentía totalmente bien de estar a su lado y sólo verla le daba calma y paz
– Será a tu modo, Wanda – Asintió abrazándola a ella – No te forzaré a nada ni algo parecido, tú eres libre de lo que sea que quieras hacer o no, quiero que estés bien y salgamos de este horrible momento
– Gracias por comprenderme y sostenerme – Sonrió agachando la mirada y notando que la tinta de lo que se escribió en las piernas seguía aún borrosa en sus muslos, empezó a tallarse suavemente sin darse cuenta de que lo hacía
– No es nada – Se acercó a dejarle un suave beso – ¿Quieres que te ayude con eso? – Preguntó tomando sus manos con delicadeza, notaba su comportamiento algo errático, se centraba en una situación y sólo hacía lo posible para realizarla
– Sí, gracias – Sonrió dejándose cuidar por Natasha, no creía que haya otra persona en la que pueda confiar tanto como en ella
Wanda se puso de lado, apoyando su espalda en la bañera con sus piernas encima de su novia quien con jabón y una esponja borraba las difusas líneas de tinta que tenía en su piel, la castaña no quería relacionar nada de lo que hacía con su novia a ese fatídico día, así que si lo borraba, seguro los recuerdos se irían de su mente, ella sólo quería recordar los minutos llenos de promesas después de su última clase.
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Dead Language | Wandanat
Hayran KurguCursaba su último semestre de universidad, debía llevar un curso de idiomas, el latín no fue su primera opción, pero ya estaba en ese salón de clases y el ver a su maestra la sorprendió de una mala manera. Portada por la maravillosa: @mjohanssonols...