11; verdad.

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Ya llegando al café, Ashton sonrió viendo el lugar nostálgico, esto le traía muchos recuerdos desde que se fue de Sydney pero ya estaba de vuelta y todo era mejor.

-Es muy lindo, Ashton. -la chica dijo viendo el lugar que era clásico y vintage.

-Pero no más que tú, princesa... -dijo él y la tomó por la cintura, dándole un beso en la mejilla.

Calissa sonrió y besó la mejilla de Ashton, sintió sus labios picar por la barba poca que tenía. Decidieron sentarse después de los besos en la mejilla y esperaron que alguien los fuera a tomar la orden.

-Me hiciste levantarme temprano, Irwin. -bostezó para luego ver al chico que le sonreía.

-Lo sé, pero era necesario, princesa.- respondió Ashton mientras un chico se acercaba a pedir la orden.

Ambos pidieron un café y tostadas.

-Se nota que eres anticuado. -la pelirroja sacó su lengua en burla.

Ashton rió y tomó la mano de la pequeña para acariciarla, sintió las miradas de las personas y trató de ignorarlas.

-Es que mis veinticuatro años, ¡mira mis arrugas! -Ashton intentó hacer un chiste.

Pero Calissa solo se sonrojó y miró ambas manos. La del castaño considerablemente más grande que la de ella, sus dedos largos, ¡los largos dedos! Sintió como toda su cara era fuego al recordar la noche anterior y una puntada en su feminidad la hizo saltar.

-Tus manos son gigantes, Ashton. -jugó con los dedos largos del rizado.

Él rió y entrelazó sus dedos con los de ella para hacerla sonreír y suspirar, porque su Daddy la tenía en las nubes, no importaba nada, solo estar los dos juntos era lo importante.

-Tus manos son perfectas...

El chico le besó en la frente y ambos sonrieron. Después hablaron de la comida que aún no llegaba.

-De verdad que me muero de hambre, Ash. -hizo un puchero mirando los ojos de su amado.

-Tus deseos son órdenes, princesa. -al instante la comida llegaba hacia su mesa.

Calissa sonrió y Ashton al verla así también repitió la acción, porque la sonrisa de ella era lo más precioso que nunca habia visto.

-Todo se ve realmente rico. -dijo Calissa sin borrar la sonrisa de su cara.

-Come, princesa. -le dijo Ashton acariciándole la mejilla.

Y sin decir más la pelirroja comenzó a comer una de las tostadas, a igual que Ashton que comenzó a revolver su café mientras le echaba azúcar, observó a Calissa y por su cabeza pasó la inseguridad que ella era pequeña, que estaba mal.

-¿Ash? -la chica le llamó la atención.

Pero él seguía con la mirada perdida, ¿realmente era real? ¿Calissa estaba sentada a su lado? ¿Era ahora "su" chica? Se sentía raro y culpable de algo que no podía decir exactamente lo que era. ¿Por qué no se habían quedado en los sexts? Había corrompido a una pequeña. Podría ser su hermanita pequeña, probablemente tenía la edad de Lauren.

-¿Ha valida la pena esto, realmente? -preguntó de repente.

Eso tomo a Calissa desprevenida. No era fácil de responder aunque la respuesta fuera binaria: sí o no. Y es que a veces dos simples letras cambian tu vida.

-Claro que vale la pena... -habló ella.

No quería que todo se fuera a la mierda, no tan rápido.

Sext with daddy.《 Irwin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora