Neteyam es secuestrado por el Alfa Olo'eyktan de un clan cercano que afirma que Eywa los ha destinado a ser almas gemelas.
A solo unas semanas de presentarse por completo como Omega, Neteyam se encuentra atrapado entre tratar de encontrar el camino...
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Kxolo se despertó sobresaltado por el ruido de la lona de la tienda que volaba erráticamente con el viento. Hiba a atarlo de nuevo en su lugar, pero rápidamente se quedo inmóvil cuando el peso encima de él dejó escapar un gemido. Una sonrisa apareció en su rostro al recordar al omega acurrucado contra él. Sintió que el corazón le iba a estallar al admirar el hermoso rostro dormido de Neteyam acurrucado contra su pecho.
El Olo'eyktan sintió una inmensa satisfacción y felicidad al ver que el chico por fin le dejaba entrar. El macho apenas podía contar la cantidad de veces que había deseado estar abrazando dulcemente a Neteyam así.
La solapa de la tienda seguía haciendo una escena, lo que provocó que el alfa soltara un suspiro y empezara a pensar en cómo escabullirse de debajo del chico dormido. Sus grandes manos levantaron lentamente la cabeza de Neteyam de su pecho mientras empezaba a deslizarse. No llegó muy lejos antes de que el omega comenzara a lloriquear y gemir.
— ¡No te vayas! — Fueron las sílabas apenas formadas seguidas de pequeñas manos aferrándose a su cintura.
— No me voy, bebe, sólo voy a arreglar la tienda rápidamente. Vuelve a dormir. — Silenció, tratando de salir de debajo de él una vez más.
Neteyam, sin embargo, no volvió a dormirse y en su lugar se sentó lentamente y se frotó los ojos cansados. El alfa trató de no dejar escapar un arrullo audible ante la linda carita arrugada del chico.
Sus músculos gimieron cuando se puso en pie y se estiró mucho antes de volver a arreglar la solapa de la tienda. Cuando se dio la vuelta, encontró a Neteyam en la otra esquina de la tienda mirando a través del pequeño cuenco de frutas. Con ojos soñolientos, Kxolo se apoyó contra un tronco y miró al niño con cariño.
El alfa no podía negar su preocupación por la crisis de Neteyam, pero también sabía que había pasado mucho tiempo. Toda la situación tuvo que haber sido aterradora, especialmente para un primogénito al que se le había enseñado a ser siempre el ejemplo. Su mirada viajó hacia abajo hasta que se posó en el trasero rojo brillante que se mostraba. Neteyam no iba a estar feliz cuando descubriera lo notable que era. Por otra parte, tal vez dejaría que el alfa lo frotara mejor, pensó con una sonrisa burlona.
Su atención fue rápidamente atraída por los labios del omega mientras mordía la jugosa fruta. El néctar corrió por el labio inferior de Neteyam y le tomó todo al otro hombre no tener una erección al imaginar cómo se verían sus labios envueltos alrededor de su polla. Cómo se sentiría el tener la cálida boca húmeda envolviéndolo mientras aquellos inocentes ojos dorados le devolvían la mirada. Los pequeños gemidos que emitiría cuando empujara dentro y fuera. Podría ser un buen maestro. Enseñar a su omega cómo complacer a un hombre, llenarlo de elogios mientras Neteyam aprendía a ser su buen chico.
— ¿Dónde descansa Vamai?
La pregunta sacó al alfa de sus sucias fantasías, recordándole al omega que le devolvía la mirada inocentemente. El cerebro de Kxolo tardó unos segundos en volver a funcionar y procesar la pregunta.
