Capitulo 22.

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La aparente rigidez entre sus piernas empezaba a considerarse la nueva normalidad para Kxolo.
Como siempre, tenía que agradecerle a su obstinado omega por eso.

Reflexionó y admiró la determinación del niño durante los últimos tres días mientras continuaba encontrando nuevas formas de excitarlo y frustrarlo. Sin embargo, Kxolo mentiría si dijera que las payasadas de Neteyam no le parecían divertidas e incluso casi adorables. Al chico le resultaba difícil enmascarar su inocencia e inexperiencia bajo la fachada seductora. La vacilación en ciertos movimientos o comentarios no tardaban en despejar la ilusión. El Olo'eyktan disfrutaba esos momentos.

Desafortunadamente para Kxolo, el propio Neteyam era una tentación andante. No hizo falta ningún baile de seducción o ningún roce burlón para desplegar el furioso deseo de Kxolo.

— Necesito bañarme. — Neteyam se limitó a decir. En su tono se percibía un timbre casual, pero los ojos que lo miraban de vez en cuando mientras empezaba a quitarse las joyas revelaban la verdadera historia.

Kxolo lo observaba desde una posición relajada, extendido sobre la gran roca junto al lago centelleante. Sus ojos dorados recorrieron felizmente cada curva del cuerpo del macho más pequeño mientras éste buscaba a tientas deshacerse de las cubiertas y las joyas. Ahogó la risita creciente que se le formó en la garganta al ver la vacilación de Neteyam cuando llegó el momento de quitarse el taparrabos.
El presagio de equivocación fue rápidamente cubierto por su pequeña sonrisa, un esfuerzo por parecer desenvuelto.

Los dedos que luchaban finalmente lograron deshacer los nudos y dejar que la tela se desprendiera y cayera. Como era de esperar, sin la última pieza de la armadura figurativa, los ojos de Neteyam se desviaron de la mirada del alfa.

Kxolo, sin embargo, quedó impresionado con el autocontrol del niño al no encogerse bajo su mirada. La diversión goteó mientras admiraba la determinación del omega en parecer imperturbable por su forma desnuda expuesta. Después de bañarse con Neteyam durante más de un mes, el omega aún se sonrojaba y se encogía constantemente por su mirada cada vez que se veía obligado a desnudarse. Se preguntó ociosamente por qué esperaría que Kxolo creyera que algo de eso cambiaría mágicamente de la noche a la mañana.

Aun así, sus ingenuas suposiciones asentaron un fuerte cariño en el corazón del Olo'eyktan.

Su omega nunca fue de los que caían sin pelear. Tenía que reconocerlo.

La luz del sol iluminaba la espalda rayada de Neteyam mientras se adentraba en el agua. Naturalmente, Kxolo volvió a centrar su atención en el tentador trasero del chico, que aún lucía un brillo rojo por el castigo. Su cerebro posterior alfa ronroneó al verlo, satisfecho de haberle aprendido una lección. Rezó a Eywa para que el recordatorio ardiente cumpliera su propósito. Sin embargo, aún quedaba mucho trabajo por hacer. La actitud obstinada de Neteyam estaba alcanzando un punto álgido, uno que lentamente estaba conduciendo a Kxolo hacia el borde.

Ma Neteyam - Alfa Na'vi  x Omega Neteyam. - OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora