Neteyam es secuestrado por el Alfa Olo'eyktan de un clan cercano que afirma que Eywa los ha destinado a ser almas gemelas.
A solo unas semanas de presentarse por completo como Omega, Neteyam se encuentra atrapado entre tratar de encontrar el camino...
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— ¿Qué demonios crees que estás haciendo? — El estruendo de los tonos era irreconocible, completamente ajeno a la suave miel habitual de la voz de Kxolo.
Un escalofrío recorrió a la multitud.
El baile y la música cesaron en un efecto dominó. Los únicos Na'vi que continuaban sus celebraciones eran niños pequeños que intentaban entender la situación. Incontables pares de ojos dorados se clavaron en su furioso Olo'eyktan y en el insensato varón. El joven se retorcía bajo el agarre, balbuceando frases fragmentadas destinadas a enfriar la llama ardiente de Kxolo.
Por un momento a Neteyam se le ocurrió que debía saltar para salvar al desconocido.
Unas pisadas borrachas y torpes le acercaron ligeramente a la interacción.
Kxolo echó la cabeza hacia atrás para mirarlo, las largas trenzas se balancearon con el movimiento brusco. La advertencia en aquellos ojos fue todo lo que necesitó Neteyam para mantenerse en su sitio. Su salvaje atención volvió al macho encogido atrapado en el árbol.
— Él es. Mío.
Los mortíferos zarcillos del tono envolvieron al omega, provocando temblores incontrolados que sacudieron su cuerpo. Una punzada de compasión le recorrió por el alfa al que se dirigían.
— O-Olo'eyktan lo siento... yo estaba-
Un gruñido reverberante de Kxolo detuvo abruptamente el pobre intento de excusa, su agarre debió empeorar a juzgar por la mueca dolorosa que reflejo nuevamente el Alfa mas joven. Neteyam sintió una pequeña punzada.
— No te atraparé ni siquiera respirando en su dirección otra vez. ¿Está claro? — Las amenazas tácitas se escuchaban entre líneas reflejadas en aquel profundo tono.
El crepitar de las llamas era el único sonido que reverberaba en el claro.
— Como el cristal. _ Su respuesta inmediata llegó.
Una pausa prolongada se instaló en el momento.
Kxolo no se apartó al instante. Dejó que el macho se sentara en el momento, ahogándose en la oscura tensión. Una cantidad de tiempo suficiente para dejar un recuerdo claramente impreso de su ira en la mente del chico.
Fue liberado por descuido, lo que provocó que tropezara, pero Neteyam no tuvo tiempo de ver dónde aterrizó el macho, ya que la intensidad ardiente se desplazó hacia él. Su estómago se hundió cuando fue subido fácilmente al hombro de Kxolo. Las plumas ornamentadas le rozaban la piel con cada pisada fuerte del alfa. Neteyam tensó el cuello para echar un vistazo a Vamai. Cuando sus miradas se encontraron, el sugerente guiño de la chica no sirvió para calmar sus nervios.
La algarabía y el resplandor de la fiesta se desvanecieron lentamente mientras Kxolo seguía adentrándolo en el bosque. La cabeza aún le daba vueltas por el alcohol, pero la adrenalina le devolvía rápidamente la cordura. Neteyam no se resistió a la dura abrazadera que le sujetaba los muslos. A decir verdad, no quería hacerlo. El miedo se mezcló con la excitación hasta que se deleitó con el calor que irradiaba su compañero.
